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Salvando A Mi Hermano Ernesto

Salvando A Mi Hermano Ernesto

Status: Terminada
Genre:Posesivo / Mundo mágico / Época / Romance / Reencarnación / Mujer poderosa / Completas
Popularitas:344k
Nilai: 5
nombre de autor: LunaDeMandala

Elysia renace en un mundo mágico, su misión personal es salvar a su hermano...

NovelToon tiene autorización de LunaDeMandala para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Mark Klimber 2

Ernesto se acercó a Hans con el ceño fruncido, su voz tensa pero controlada:

—Hans… no olvides algo —dijo, mirando directamente a los ojos del conde—. no creas que eres dueño de mi hermana.

Hans arqueó una ceja, la calma y el peligro mezclándose en su mirada. Se inclinó apenas hacia Ernesto, su voz grave y firme:

—¿Dueño? —repitió, con un toque de burla y amenaza—. No lo soy… pero pregúntale a ella.

Elysia, quien regresaba con unas bebidas, se acercó con una sonrisa traviesa, cruzando los brazos y mirándolo con coquetería.

—¿Tú crees que Hans no puede ser… mío? —dijo, su tono suave y seductor—.

Hans la tomó suavemente de la mano y la atrajo un poco más cerca, sus ojos brillando con satisfacción.

—¿Verdad que sí, brujita? —murmuró, dejando que su cercanía y su voz cargada de promesa hablara por él.

Elysia asintió, con una sonrisa pícara, apoyando un dedo en su pecho mientras lo miraba de reojo...

—Sí… eres mío, Hans.

Ernesto dio un paso atrás, reconociendo la complicidad entre ellos, aunque con un dejo de impotencia y resignación. No podía negar que, aunque su hermana aún era su familia, nadie la cuidaba ni la protegía con la intensidad de Hans.

Hans la rodeó con un brazo, apretándola suavemente contra su costado y dejando escapar una sonrisa satisfecha:

—Entonces queda claro —dijo, mirando a Ernesto con firmeza—. Nadie toca a mi mujer. Nadie.

Elysia apoyó la cabeza en su hombro, disfrutando de la seguridad y la posesión que Hans transmitía, mientras ambos hombres comprendían, cada uno a su manera, que la joven ya había elegido su lugar junto al conde.

Una hora después, en el salón, mientras los sirvientes retiraban las copas vacías y la música aún se colaba por las ventanas abiertas, Mark Klimber se acercó a Ernesto con gesto serio, fingiendo preocupación.

—Ernesto… —empezó, bajando la voz como si compartiera un secreto—. Dime algo, ¿no te preocupa tu hermana?

Ernesto lo miró desconfiado, pero no respondió de inmediato.

—Ese conde Greenville… —continuó Mark, apretando los labios con falso desdén—. Todos sabemos lo que dicen de él. Es poderoso, sí, pero también intimidante y peligroso... Y ahora aparece en tu casa, reclamando a Elysia como si fuera suya. ¿No te preocupa que la esté obligando? ¿Que cuando se canse de ella la deje deshonrada y sin nombre?

Las palabras golpearon a Ernesto como piedras. Frunció el ceño, incómodo, porque, aunque confiaba en el cariño de su hermana, las dudas lo carcomían. Abrió la boca para responder, pero no tuvo tiempo.

Detrás de ellos, una voz grave, helada y peligrosa interrumpió:

—¿Obligarla… yo?

Mark se tensó de inmediato, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. Se giró lentamente y vio a Hans, de pie en el umbral, con los brazos cruzados, la sombra de una sonrisa oscura en los labios y los ojos brillando con furia contenida.

—Hans… —balbuceó Mark—, no era mi intención—

—Claro que lo era —lo interrumpió Hans, avanzando despacio, cada paso resonando como un golpe en el pecho de Mark—. Hablar a mis espaldas. Envenenar a Ernesto con tus inseguridades. Y ensuciar el nombre de mi mujer.

Ernesto tragó saliva, inseguro de qué decir. Hans detuvo su caminar justo frente a Mark, inclinándose lo suficiente para que el joven pudiera ver el destello frío de sus ojos.

—Escúchame bien, Klimber —murmuró, con voz baja pero tan firme que helaba la sangre—. Si vuelves a insinuar que Elysia no está conmigo por voluntad propia… si vuelves a pronunciar una sola palabra que manche su honor… no habrá lugar en este imperio donde puedas esconderte de mí.

Mark retrocedió, con el rostro pálido, intentando recomponerse.

Hans enderezó la espalda, giró apenas hacia Ernesto y, sin apartar la vista de Mark, dijo:

—Tu amigo no me preocupa. Lo que me preocupa es que tú, Ernesto, creas por un segundo que Elysia necesita ser obligada para estar conmigo.

Elysia apareció en la sala, confundida por el aire denso que se respiraba. Llevaba un libro en las manos, como si la hubiesen interrumpido en medio de su lectura, y frunció el ceño al ver la tensión en los rostros de Ernesto, Hans y Mark.

—¿Qué ocurre aquí? —preguntó, caminando hasta colocarse al lado de Hans.

El conde, sin apartar la mirada de los otros dos, dejó caer una sonrisa tranquila y juguetona. Con una mano tomó un mechón del cabello de Elysia y lo enredó entre sus dedos, acariciándolo como si fuera suyo, un gesto tan posesivo como despreocupado.

—Nada, brujita —murmuró, inclinándose apenas para acercar sus labios a su oído—. Solo estaban dudando de ti… y de mí.

Elysia alzó las cejas, mirando primero a su hermano y luego a Mark. Finalmente, fijó sus ojos en Ernesto, con un dejo de preocupación en la voz:

—Hermano… ¿qué pasa?

Ernesto apretó los puños, dudando, hasta que soltó un suspiro y la miró con seriedad.

—Solo… quería saber si eres feliz con Hans —dijo finalmente, como si esa fuera la única pregunta que le importaba.

El silencio se alargó apenas un instante. Luego, Elysia sonrió, suave y genuina, y sin apartarse de Hans, se acomodó contra él, dejando que su cuerpo hablara antes que sus palabras.

—Muy feliz —respondió con firmeza, mirándolo directamente a los ojos para que no quedara duda.

Hans la rodeó con el brazo, inclinándose para besarle la sien con lentitud. Después, alzó la vista hacia Ernesto y Mark, dejando que la sonrisa orgullosa y peligrosa se dibujara en sus labios.

—¿Escucharon? —dijo con calma, apretando suavemente a Elysia contra su pecho—. Mi mujer lo ha dejado claro.

Elysia rió con suavidad, divertida por la teatralidad de Hans, y añadió con coquetería:

—Y no pienso cambiar de opinión.

Mark apretó la mandíbula, sintiéndose derrotado, mientras Ernesto no pudo hacer más que bajar la cabeza, aceptando la respuesta de su hermana.

Hans, satisfecho, volvió a enredar los dedos en el cabello de Elysia, como si se deleitara en marcar territorio frente a cualquiera que se atreviera a dudar de lo que ella acababa de declarar.

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Massiel Martinez Rosales
pero pásenle las palomitas y las sodas a hanz
Massiel Martinez Rosales
lo amo hanz dale con la silla
Massiel Martinez Rosales
jajajaja el lo único en que se fijo es en el camison 🤣🤣
Neisa Velasco Mina
Está niña si es necia déjese ayudar que el tiene razón en lo que dice una cachetada no se debe perdonar así rápido y menos si es de la persona que es sangre
Maritza Carrillo
Bonita historia.
pero un amor muy tóxico para mi gusto.
Maritza Carrillo
protección, todos tenemos derecho a saber lo que sucede en nuestro cuerpo .... ayyy Dios que nivel de obsesión tan bárbara...
Amor... obsesión tóxica... .
Maritza Carrillo
huyyy que fastidio, que relación tan absurda, podía unir esfuerzos con el cuñado, eso haría más feliz a la tonta Elysia .
No había visto tanta opresión solapada bajo un embarazo. /Hammer/
Maritza Carrillo
Independencia?? si siempre y cuando no camine un metro más allá de la correa de oro que tiene puesta...
Que tonta!!
Maritza Carrillo
Cual independencia?? Ella hace lo que el quiere y como el quiere..
Demasiado tóxico, o ella tiene un problema y necesita ser absorbida de esa manera?? y si ella se revela que va a pasar??
Maritza Carrillo
Definitivamente amor toxico. lujuria?? pasión?? por encima del respeto y la independencia?? No. con todo respeto, para mi no tiene sentido. el amor verdadero debe tener pasión, lujuria, lealtad, confianza y muchoooo RESPETO .
Maritza Carrillo
Esa posición de macho alfa por más que sea amor es asfixiante. Es una posición ridícula y es lo que hace que una mujer pierda valía, se puede amar con intensidad sin perder independencia /Smug/
Neisa Velasco Mina
BIEN HECHO ESO LE PASA POR DESPRECIAR ALA HERMANA
amo la lectura
por qué sinto que el conde pertenece a un linaje en dónde se marca a la pareja
amo la lectura
me estoy empezando a preocupar por la manera de ser de Hans con Elysia será que es de naturaleza ser de esa manera o hay algo más /Shy//Shy/
amo la lectura
me parece que alguien ya se está adaptando a la forma de ser del conde Hans
amo la lectura
alguien más está pasando lo mismo que yo que este nuevo cuñado de Ernesto es parte demonio aparece de la nada y se va de la misma manera ☺️☺️
amo la lectura
por qué razón ese tal Mark de repente se interesó en la hermana de su amigo Ernesto
amo la lectura
ese Mark por poco y visita a san Pedro por susyo y el miedo ☺️🤭
amo la lectura
no entiendo Hans siempre está en la casa de Elysia que acaso no tiene casa propia /Doubt/
amo la lectura
no entiendo como entro esa mujer si Ernesto puso más seguridad en la casa
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