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Salvando A Mi Hermano Ernesto

Salvando A Mi Hermano Ernesto

Status: Terminada
Genre:Romance / Posesivo / Mujer poderosa / Época / Reencarnación / Mundo mágico / Completas
Popularitas:227.5k
Nilai: 5
nombre de autor: LunaDeMandala

Elysia renace en un mundo mágico, su misión personal es salvar a su hermano...

NovelToon tiene autorización de LunaDeMandala para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Mark Klimber 2

Ernesto se acercó a Hans con el ceño fruncido, su voz tensa pero controlada:

—Hans… no olvides algo —dijo, mirando directamente a los ojos del conde—. no creas que eres dueño de mi hermana.

Hans arqueó una ceja, la calma y el peligro mezclándose en su mirada. Se inclinó apenas hacia Ernesto, su voz grave y firme:

—¿Dueño? —repitió, con un toque de burla y amenaza—. No lo soy… pero pregúntale a ella.

Elysia, quien regresaba con unas bebidas, se acercó con una sonrisa traviesa, cruzando los brazos y mirándolo con coquetería.

—¿Tú crees que Hans no puede ser… mío? —dijo, su tono suave y seductor—.

Hans la tomó suavemente de la mano y la atrajo un poco más cerca, sus ojos brillando con satisfacción.

—¿Verdad que sí, brujita? —murmuró, dejando que su cercanía y su voz cargada de promesa hablara por él.

Elysia asintió, con una sonrisa pícara, apoyando un dedo en su pecho mientras lo miraba de reojo...

—Sí… eres mío, Hans.

Ernesto dio un paso atrás, reconociendo la complicidad entre ellos, aunque con un dejo de impotencia y resignación. No podía negar que, aunque su hermana aún era su familia, nadie la cuidaba ni la protegía con la intensidad de Hans.

Hans la rodeó con un brazo, apretándola suavemente contra su costado y dejando escapar una sonrisa satisfecha:

—Entonces queda claro —dijo, mirando a Ernesto con firmeza—. Nadie toca a mi mujer. Nadie.

Elysia apoyó la cabeza en su hombro, disfrutando de la seguridad y la posesión que Hans transmitía, mientras ambos hombres comprendían, cada uno a su manera, que la joven ya había elegido su lugar junto al conde.

Una hora después, en el salón, mientras los sirvientes retiraban las copas vacías y la música aún se colaba por las ventanas abiertas, Mark Klimber se acercó a Ernesto con gesto serio, fingiendo preocupación.

—Ernesto… —empezó, bajando la voz como si compartiera un secreto—. Dime algo, ¿no te preocupa tu hermana?

Ernesto lo miró desconfiado, pero no respondió de inmediato.

—Ese conde Greenville… —continuó Mark, apretando los labios con falso desdén—. Todos sabemos lo que dicen de él. Es poderoso, sí, pero también intimidante y peligroso... Y ahora aparece en tu casa, reclamando a Elysia como si fuera suya. ¿No te preocupa que la esté obligando? ¿Que cuando se canse de ella la deje deshonrada y sin nombre?

Las palabras golpearon a Ernesto como piedras. Frunció el ceño, incómodo, porque, aunque confiaba en el cariño de su hermana, las dudas lo carcomían. Abrió la boca para responder, pero no tuvo tiempo.

Detrás de ellos, una voz grave, helada y peligrosa interrumpió:

—¿Obligarla… yo?

Mark se tensó de inmediato, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. Se giró lentamente y vio a Hans, de pie en el umbral, con los brazos cruzados, la sombra de una sonrisa oscura en los labios y los ojos brillando con furia contenida.

—Hans… —balbuceó Mark—, no era mi intención—

—Claro que lo era —lo interrumpió Hans, avanzando despacio, cada paso resonando como un golpe en el pecho de Mark—. Hablar a mis espaldas. Envenenar a Ernesto con tus inseguridades. Y ensuciar el nombre de mi mujer.

Ernesto tragó saliva, inseguro de qué decir. Hans detuvo su caminar justo frente a Mark, inclinándose lo suficiente para que el joven pudiera ver el destello frío de sus ojos.

—Escúchame bien, Klimber —murmuró, con voz baja pero tan firme que helaba la sangre—. Si vuelves a insinuar que Elysia no está conmigo por voluntad propia… si vuelves a pronunciar una sola palabra que manche su honor… no habrá lugar en este imperio donde puedas esconderte de mí.

Mark retrocedió, con el rostro pálido, intentando recomponerse.

Hans enderezó la espalda, giró apenas hacia Ernesto y, sin apartar la vista de Mark, dijo:

—Tu amigo no me preocupa. Lo que me preocupa es que tú, Ernesto, creas por un segundo que Elysia necesita ser obligada para estar conmigo.

Elysia apareció en la sala, confundida por el aire denso que se respiraba. Llevaba un libro en las manos, como si la hubiesen interrumpido en medio de su lectura, y frunció el ceño al ver la tensión en los rostros de Ernesto, Hans y Mark.

—¿Qué ocurre aquí? —preguntó, caminando hasta colocarse al lado de Hans.

El conde, sin apartar la mirada de los otros dos, dejó caer una sonrisa tranquila y juguetona. Con una mano tomó un mechón del cabello de Elysia y lo enredó entre sus dedos, acariciándolo como si fuera suyo, un gesto tan posesivo como despreocupado.

—Nada, brujita —murmuró, inclinándose apenas para acercar sus labios a su oído—. Solo estaban dudando de ti… y de mí.

Elysia alzó las cejas, mirando primero a su hermano y luego a Mark. Finalmente, fijó sus ojos en Ernesto, con un dejo de preocupación en la voz:

—Hermano… ¿qué pasa?

Ernesto apretó los puños, dudando, hasta que soltó un suspiro y la miró con seriedad.

—Solo… quería saber si eres feliz con Hans —dijo finalmente, como si esa fuera la única pregunta que le importaba.

El silencio se alargó apenas un instante. Luego, Elysia sonrió, suave y genuina, y sin apartarse de Hans, se acomodó contra él, dejando que su cuerpo hablara antes que sus palabras.

—Muy feliz —respondió con firmeza, mirándolo directamente a los ojos para que no quedara duda.

Hans la rodeó con el brazo, inclinándose para besarle la sien con lentitud. Después, alzó la vista hacia Ernesto y Mark, dejando que la sonrisa orgullosa y peligrosa se dibujara en sus labios.

—¿Escucharon? —dijo con calma, apretando suavemente a Elysia contra su pecho—. Mi mujer lo ha dejado claro.

Elysia rió con suavidad, divertida por la teatralidad de Hans, y añadió con coquetería:

—Y no pienso cambiar de opinión.

Mark apretó la mandíbula, sintiéndose derrotado, mientras Ernesto no pudo hacer más que bajar la cabeza, aceptando la respuesta de su hermana.

Hans, satisfecho, volvió a enredar los dedos en el cabello de Elysia, como si se deleitara en marcar territorio frente a cualquiera que se atreviera a dudar de lo que ella acababa de declarar.

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Natalit
jajajaja ahí si se cobro todo la abstinencia que le toco pasar, ese tenia el arma bien cargada 😅😅😅
Margarita Acuña Cerda
Insisto que mujeres más geniales
Beatriz Lugo
waoo también se confundió ella .. Ernesto es un barón no un conde 🤭🤭🤭🤭
Beatriz Lugo
creo que Ernesto será el enamorado de la princesa Bella Volt🤣🤣🤣
Beatriz Lugo
espero que no sean niñas porque se fastidio la cosa 🤣🤣🤣 les pondrá cinturones de castidad a las pobres niñas
Beatriz Lugo
ay por dios que exagerado
Beatriz Lugo
ahora no la dejará ni respirar
Beatriz Lugo
siempre la doblegan con caricias. esta es la protagonista más tonta que he leído desde el principio siempre ha cedido a él y solamente ha sido altiva para pedirle ayuda para salvar a su hermano fuera de eso no ha demostrado carácter. en fin siempre lo adornan de cosas hermosas en el último capítulo como si las acciones previas se echaran al olvido. lo digo porque el que ha sufrido esas acciones no olvida tan fácilmente aun amando a la persona
Beatriz Lugo
Este es un amor enfermizo entre ambos.
Mary Lemos
excelente
amalia aguilar royo
vaya amor tóxico el del conde
Sandra Herrera
Hermosa novela, me gustó mucho felicidades
amalia aguilar royo
Porque no se casan
Elba Lucia Gomez
esto es enfermizo, la verdad desagradable😭
lupita
muy hermosa tu historia autora,aunq nuestro Hans muy posesivo con su brujita pero. bueno q ella aún así lo amo apesar de su toxicidad jaja un obra maravillosa
Letty Santaella de Samaniego
que intenso Hans,aún asi muy bonita novela
carmen castillo
Por dios nunca lo pensó y dudo de él ahora que están casados lo duda🙄🙄🙄🙄
Yessica Moreno
jajajajajajaja el solo no quiere que entre como si fuera su casa
Adriana Eugenia Espinoza Fernandez
cómo siempre su trabajo es excelente autora, siga superandose, mis felicitaciones para usted
Marga Diverio
gracias 😊
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