La Noche Inolvidable De La Marquesa

Al día siguiente, Ignacio llegó a la casa Hughes con un gran ramo de flores y espero en la puerta amablemente, para que lo dejaran entrar.

Juliet quien fue informada de la visita y del regalo del gran mago, miró molesta a su asistente.

Phoebe: marquesa son hermosas flores y brillan… parecen mágicas

Juliet: dile al gran mago que pase a la oficina.

[¡que fastidio! que llegue tan temprano, ¿Qué no tiene nada mas que hacer]

Cuando Ignacio entró su rostro reflejaba calma y comprensión.

Ignacio: Buenos días marquesa, quisiera pedirle disculpas por mi comportamiento, ciertamente la emoción de ver a nuestro hijo, me desbordó… le traje estas flores para…

Juliet: escúcheme bien gran mago, sus emociones no me importan, solo quiero que lleguemos a acuerdos por el bien de nuestro hijo.

Ignacio: podemos llegar a lo que usted quiera…

[¡que idiota!]

La expresión del gran mago cambió por unos segundos al escuchar el pensamiento de Juliet, pero continuo con su estrategia…

Juliet: primero, te habia dicho que no le dijeras a William que tu eras su padre, pero ahora tienes que hacerte responsable…

Ignacio: quiero hacerme responsable, por él… por ti… yo… eres hermosa, tan bella como estas flores… tus ojos…

Juliet: conmigo no te metas… solo establezcamos limites claros para William

Ignacio: ¿limites?

Juliet: asi es…

Ignacio: yo no quiero que haya limites entre nosotros, quiero que formemos…

Juliet: me importa una mierda lo que quieras… yo solo pienso en el bienestar de William…

Ignacio: ¿Qué?

Juliet: estableceremos limites, horarios y días para la visita.

Ignacio: no estoy de acuerdo… no…

Juliet respiro profundo y hablo conteniendo su rabia.

Juliet: Nuestro hijo necesita crecer en un ambiente estable y seguro, y para lograrlo es fundamental que establezcamos límites claros, horarios y días definidos para tus visitas. No se trata de poner trabas, sino de darle a él la tranquilidad de saber cuándo estará contigo y cuándo estará conmigo. La rutina y la estabilidad son esenciales para el crecimiento de William. Te pido que entendamos juntos que la prioridad no somos ni tú ni yo, sino él. Nuestra relación como padres ahora debe centrarse en su felicidad y en darle lo mejor posible. Si logramos organizarnos con respeto y compromiso, él crecerá sintiendo amor, confianza y seguridad. Ese debe ser nuestro objetivo común.

Ignacio: no estoy de acuerdo, no quiero limites en la crianza de mi hijo.

Juliet respiró profundo y le habló de manera suave, casi como a un niño.

Juliet: Entiendo que quieras pasar tiempo con nuestro hijo, y me parece bien porque él necesita de los dos. Pero también debemos entender que un niño pequeño no puede adaptarse a improvisaciones o cambios repentinos. La rutina le da seguridad. No se trata de impedirte nada, al contrario: se trata de que cada momento que tengas con él sea de calidad. Si no tenemos horarios claros, él puede sentirse confundido, ansioso o incluso pensar que no sabe en quién confiar. Tú y yo somos adultos, y nuestra responsabilidad es darle estabilidad, aunque eso signifique ponernos de acuerdo en reglas y límites. Además, yo también necesito organizar mis tiempos como madre. Si no hay claridad en tus visitas, eso genera caos en el hogar y, en consecuencia, también afecta al niño. No podemos permitir que la falta de acuerdos entre nosotros le cause inseguridad. Él debe sentir que tiene un papá presente, confiable y que cumple lo que promete. Lo que te propongo no es para mí, es para él. Nuestro hijo debe ser lo más importante, y si de verdad lo amas, entenderás que poner límites claros es una muestra de ese amor.

Ignacio: si me aceptas a tu lado, no tenemos que tener esos limites y nuestro hijo crecerá…

Juliet: No confundas las cosas. Mi deber como madre es proteger a nuestro hijo, no aceptar o rechazar una relación contigo. Lo que yo necesito de ti no es que estés a mi lado como pareja, sino que estés presente y responsable como padre. La felicidad de nuestro hijo no depende de que nosotros estemos juntos, sino de que cada uno cumpla con su rol de la mejor manera. Si quieres demostrar que lo amas, hazlo con hechos: respeta los horarios, cumple tus compromisos y dale estabilidad. Pretender que yo acepte estar contigo para que puedas ejercer tu paternidad no es justo, ni para mí ni para él.

Ignacio: pero… ¿por qué no lo intentamos? si hicimos a William significa que hay atracción entre nosotros… podemos…

[Dios mío ¡dame paciencia! este hombre es tonto]

Juliet: Quiero que entiendas de una vez: mi decisión como mujer es no ser tu pareja, y eso no está en discusión. Si de verdad lo amas, demuéstralo estando presente como padre, no intentando forzar una relación que no existe. La paternidad no se negocia con la vida personal de la madre. Lo aceptes o no, la única relación que nos une y que siempre nos unirá es la de padres de un mismo hijo.

Ignacio intentó acercarse a ella e incluso besarla… pero lo que recibió fue una bofetada directamente en el rostro.

Juliet: intenté ser amable contigo, pero no entiendes… ahora ya no vamos a conversar, hoy al finalizar el día te voy a entregar los horarios de visitas… no habrá impedimento en que lo veas y compartas con él… pero, te comportarás… ¿Queda claro?

Ignacio aun no asimilaba la bofetada, la cual aun ardia en su rostro… y solo asintió… mientras, escuchaba como sus pasos se alejaban de la oficina.

[Nunca pensé que las cosas llegarían a este punto. Me acerqué con la intención de ganarme un lugar a su lado, convencido de que si ella me aceptaba como pareja todo sería más sencillo. Pero en mi terquedad confundí lo que ella quería decirme. Cuando intenté besarla, recibí una bofetada que me dejó no solo con el rostro ardiendo, sino con el orgullo quebrado... Nunca una mujer me habia rechazado de esa forma]