Más Allá del Rescate: Un Viaje de Amor y Supervivencia

...Wong Jiho...

Estaba caminando por el laboratorio acompañado de uno de los secuaces, empezamos a hacer estos paseos día sí, día no. Sinceramente no entendía por qué Namin estaba haciendo esto. Pero para mí, estos paseos tenían varios lados positivos, primero que ahora conseguía tener una noción del tiempo, sentía menos dolores en el cuerpo ya que andar era alguna forma de ejercicio y conseguía tener una base de dónde estaba.

Siempre me incomoda cuando me llaman genio, al final yo no soy un genio, yo tengo un grado leve de autismo con altas habilidades. Eso nunca me causó problemas, muy por el contrario, ser atípico acabó siendo excelente en mi profesión, mi hiper foco me auxilia a tener grandes ideas y hacer increíbles descubrimientos.

Y estoy usando mi hiper foco para intentar salir de aquí. Andando por el laboratorio tuve la noción de que estamos en un bosque, por lo que conozco de la geografía de la Urba del Sur solo existen dos lugares con un bosque denso lo suficiente para esconder un laboratorio así, Flaunt o Lugnang, pero por la intensidad del sol creo que estamos en Flaunt.

Noté que hay espacios vacíos en determinados puntos, donde las cámaras de seguridad no alcanzan, y ya conseguí identificar dos maneras de salir de aquí sin ser notado. Ahora yo solo necesitaba entender cómo salir de mi celda y ahí estaría libre.

— ¿En qué está pensando, doctor? — Mi carcelero particular interrumpió mis pensamientos.

— En cómo voy a salir de aquí. — Hablé sin pensar, yo hacía eso todo el tiempo. Mentir o desviar una conversación siempre fue difícil para mí.

— ¿Cómo es? — Él me miró y soltó una carcajada. — Usted solo saldrá de aquí en un ataúd. Esto aquí es tipo una prisión de seguridad máxima. Es mejor no intentar escapar o va a morir más rápido.

— Sí, yo percibí eso. — Hablé sin gracia.

Namin apareció frente a nosotros súper irritado, él me miraba con desprecio.

— ¿Qué hubo? — Pregunté.

— Aquella mafia desgraciada, está intentando arruinar mis planes. — Él habló mirando directamente hacia mí.

— ¿Mafia? ¿De qué está hablando? — Pregunté confuso.

— ¿No sabe que su querido padre, el respetado genetista, doctor Woodron Jiho, se alió a la mafia de Leung para costear la investigación que va a salvar a los bebecitos? — Namin habló con ironía.

— Sí, yo sabía. — Mi padre nunca me esconde nada, no tenemos una relación calurosa de padre e hijo, pero somos honestos uno con el otro.

Nuestra investigación cuesta mucho caro y no somos ricos, entonces precisamos de inversores y nunca negamos dinero, sea de donde sea que venga, desde que no interfieran en nuestra investigación, como Namin intentó hacer. Entonces, aceptamos ayuda de algunos líderes de la mafia de Leung.

— ¡Hora vea solo! — Namin se aproximó con rabia. — La familia tan honesta, altruista y respetada de genios de la medicina, son aliados de mafiosos.

— Sí, nosotros somos. — Hablé serio. — Nunca fingimos ser respetados o bla bla bla, apenas nos dedicamos al máximo por una causa mayor.

— ¡Ahhhh! — Él gritó, parecía fuera de sí. — Yo no aguanto más esa tontería de salvar bebés. — Él entonces me miró de un modo extraño y sonrió. — ¡Pero qué mierda! No consigo quedarme con rabia de usted. — Él se aproximó aún más y tocó mi rostro. — Usted es idéntico a su madre, ella era linda, y usted es lindo.

Encontré bien bizarro el modo que él me miraba, pero me quedé parado esperando lo que él iba a hacer, pues no era la primera vez que él hablaba de mi madre y yo estaba muy curioso para saber lo que Namin tenía con ella.

— ¿Usted era apasionado por mi madre? — Pregunté casi susurrando.

— Sí, yo era. — Él sonreía de un modo bobo, aún miraba hacia mí y acariciaba mis rostro. — Ella era linda, inteligente, sagaz, ella era perfecta. — Entonces él me soltó y paró de sonreír. — Pero ella prefirió a su padre, se rehusó a trabajar para mí, embarazó y después comenzó esa investigación. Desde entonces ella parecía haber olvidado de mí.

— Yo siento mucho que mi madre haya partido su corazón. — Fui sincero. — Pero eso no es motivo para que usted haga todo lo que está haciendo.

— Para mí es motivo más que suficiente. — Él volvió a sonreír, pero de un modo medio enfermizo. — Yo odio a su madre, y voy a destruir todo lo que ella amaba, usted, su padre y esa investigación patética.

— Usted es loco, debería estar preso en un hospital de custodia. — Hablé con desprecio.

— ¡Yo soy loco, sí! — Él soltó una carcajada. — Me gusta usted doctor, siempre habla lo que piensa, sin miedo. Eso es bueno, es una pena que yo tenga que matarlo. Entonces aproveche, pues, mis planes cambiaron.

— ¿Cómo así, cambiaron? — Pregunté asustado.

— No voy a conseguir traer a su padre ahora. Entonces voy a adelantar su muerte y atraerlo de otro modo. — Él me miraba como si estuviese súper orgulloso. — Lleve al doctor de vuelta para la celda. — Él ordenó a mi carcelero, y enseguida miró hacia mí. — Descanse, doctor y aproveche sus últimos minutos de vida. Así que el día amanezca, usted estará muerto.

Yo ni conseguí responder nada, el carcelero me llevó para la celda, me esposó en la silla y cubrió mi rostro con capucha.

En ese momento me permití llorar, no había nada que pudiese hacer.

Yo iba a morir aquí, ¡y acepté mi fin!