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Comenzando Amar

Comenzando Amar

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Amor a primera vista / Triángulo amoroso
Popularitas:916
Nilai: 5
nombre de autor: F10r

Arie ha estado enamorada de Andy desde el día en que lo conoció. Pero él nunca lo ha sabido. Para Andy, ella es su mejor amiga, su confidente, la persona en la que más confía. Y aunque su relación es demasiado cercana, demasiado íntima, Andy sigue amando a Evelin, la madre de su hija.

A pesar de que Evelin tiene otra pareja, sigue teniendo un poder sobre él que Arie no puede romper. Mientras tanto, Arie se ve atrapada en un amor que la consume, en la dulzura de Andy que solo la hiere más, y en el cariño de Charlotte, la pequeña niña que siente como suya, aunque nunca lo será.

Ser parte de la vida de Andy la hace feliz, pero también la destruye un poco más cada día. ¿Hasta cuándo podrá soportarlo? ¿Podrá seguir amando en silencio sin que su corazón termine roto en pedazos?

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capitulo 4

Narra Arie

—Ariel… —su voz llegó suave, casi en un susurro. 

Rodé los ojos con una pequeña sonrisa y alcé la mirada desde mi cama. 

—Sabes que prefiero que me llamen Arie. 

Andy sonrió apenas, pero no era su sonrisa habitual. Había algo diferente en él, algo que lo hacía verse… vulnerable. 

—No quiero hacer esto solo… —suspiró, pasándose una mano por el cabello. 

Lo miré en silencio, esperando. 

—Me da mucho miedo comenzar esto sin ti. Sabes que tú eres mi motor, aparte de mi hija. Ustedes dos son lo más importante en mi vida —su voz sonaba tensa, casi quebrada—. Convertirme en dueño total de los restaurantes, tomar el lugar de mi padre… me aterra. 

Se dejó caer en mi cama, con el ceño fruncido. 

—¿Y si lo hago mal? ¿Y si no soy capaz de sobrellevar tanta responsabilidad? 

Apreté los labios. Nunca había visto a Andy con miedo. Siempre lo veía fuerte, seguro de sí mismo. Esta faceta suya me hizo sentir algo dentro del pecho, como si quisiera protegerlo, como si quisiera… 

No. 

No debía pensar esas cosas. 

Respiré hondo y me giré sobre mi costado, observándolo. 

—Tú puedes con esto y más. Estoy segura. 

Él giró su rostro hacia mí y sonrió con suavidad, pero seguía habiendo duda en sus ojos. 

—Solo si estás a mi lado. 

Tragué saliva. 

—Lo haremos juntos —murmuré, con la voz casi temblorosa. 

De pronto, me di cuenta de lo cerca que estábamos. Su aliento chocaba contra mi piel, y su mirada atrapó la mía con una intensidad que me hizo sentir atrapada. Mi corazón latía con fuerza, pero él no parecía notarlo. 

—Gracias, Arie… —susurró. 

Y de repente, supe que estaba perdida. 

No podía decirle que no a este hombre. 

*** 

Habíamos terminado acostados en mi cama, uno al lado del otro, mirando el techo en silencio. 

Mi cabeza descansaba sobre su brazo, sintiendo la calidez de su piel. Él acariciaba mi cabello con movimientos lentos, distraídos, como si fuera algo natural. Y para él lo era. Andy era así. Cariñoso, dulce. Y eso era lo que más dolía. 

Cerré los ojos por un momento y escuché su respiración tranquila, el latido pausado de su corazón. 

Por un segundo… solo un segundo, quise quedarme así para siempre. 

Sin Evelin. 

Sin mi amor no correspondido. 

Solo él y yo. 

—Oye, Andy… —susurré después de un rato. 

—Hmm… —respondió sin dejar de acariciar mi cabello. 

—¿Es que ya no tienes casa o qué? Últimamente solo quieres estar en la mía. 

Escuché su risa baja, vibrando contra mi oído. 

—Me gusta estar aquí —murmuró con un tono divertido—. Y además, tu cama es más cómoda. 

Bufé con fingida indignación. 

—Ah, claro. Solo soy un colchón cómodo para ti. 

Andy se giró un poco y, con una sonrisa, enterró su rostro en mi cabello. 

—Y mi persona favorita. 

Cerré los ojos, fingiendo que esas palabras no dolían. 

Porque dolían. 

Demonios, cómo dolían.

[...]

El bullicio de la ceremonia aún resonaba en mis oídos cuando salí al jardín de la universidad, con mi diploma en mano y el corazón latiéndome de emoción. Lo había logrado. Finalmente, después de años de esfuerzo, era oficialmente chef. 

No tardé en encontrarlo entre la multitud. 

Andy estaba allí, con su eterna sonrisa, pero esta vez había algo más en su mirada. Orgullo. 

—¡Arie! —gritó emocionado, acercándose con Charlotte en brazos. 

Antes de que pudiera reaccionar, me envolvió en un fuerte abrazo y me hizo girar en el aire. 

—¡Lo lograste, eres la mejor chef del mundo! 

Solté una risa entre sorpresa y felicidad, aferrándome a él mientras girábamos. 

—¡Andy, bájame! 

—¡No quiero! —se rió, pero finalmente me puso en el suelo. 

Charlotte aplaudió con sus manitas regordetas. 

—Tía Arie, ¡felicidades! —dijo con su vocecita adorable, extendiendo sus brazos hacia mí. 

—Gracias, mi amor —le dije, tomándola en brazos y llenándola de besos en las mejillas, lo que la hizo reír. 

Cuando levanté la mirada, Andy estaba sacando algo de su bolsillo. 

—Tengo algo para ti. 

Fruncí el ceño con curiosidad y lo vi extender una pequeña caja. Al abrirla, un delicado colgante dorado con un diminuto corazón en el centro brilló bajo la luz del sol. 

—Es hermoso… —susurré, conmovida. 

—Es solo el primero —dijo con una sonrisa—. Después vendrán más. 

Lo miré, sintiendo que mi corazón se encogía. 

Andy tomó el colgante y, con toda la naturalidad del mundo, se acercó para ponérmelo. Sus dedos rozaron la piel de mi cuello al abrocharlo, y yo contuve la respiración. 

—Listo —murmuró, admirando cómo el colgante descansaba sobre mi pecho—. Ahora sí, la mejor chef del mundo está completa. 

Charlotte rodeó mi cuello con sus bracitos y la abracé con fuerza, sintiendo cómo mi pecho se llenaba de una calidez extraña y reconfortante. 

Desde afuera, cualquiera pensaría que éramos una familia. 

Desde afuera, todo parecía perfecto. 

Pero por dentro… 

Por dentro, sabía que esto solo me destruía más. 

Después de la ceremonia, celebré con mi hermana Diana, su esposo Frank y mi sobrino Liam. 

—Estoy tan orgullosa de ti, hermanita —dijo Diana, abrazándome fuerte—. Mamá y papá estarían felices de verte cumplir tu sueño. 

Sonreí, conteniendo las lágrimas. 

—Gracias, Di. 

Frank me dio unas palmadas en la espalda y Liam, aunque un poco más reservado, me regaló una sonrisa sincera. 

Después de unas horas de festejo en familia, supe que aún faltaba algo. 

O más bien, alguien. 

Así que tomé mi bolso y me dirigí al lugar donde sabía que Andy y Charlotte estarían esperándome. 

Porque, aunque doliera… 

Siempre terminaba volviendo a ellos.

### **Capítulo 7** 

*Narra Arie* 

Cuando llegué a la casa de Andy, esperaba encontrar a Charlotte corriendo a mis brazos como siempre. Pero la casa estaba silenciosa. 

—¿Charlotte? —pregunté, asomándome por la puerta. 

—Está con mi mamá esta noche —respondió Andy desde la sala, con una sonrisa tranquila. 

Fruncí el ceño, sorprendida. 

—¿Por qué? 

No me respondió de inmediato, solo se inclinó un poco y tomó algo de la mesa. Un ramo de margaritas y girasoles. Mis favoritas. 

—Porque esta noche es para celebrar a la mejor chef del mundo. 

Mi corazón se agitó con fuerza en mi pecho. 

Apenas tuve tiempo de procesar sus palabras cuando vi la mesa del comedor decorada con velas, una cena servida con una presentación impecable y, flotando sobre una de las sillas, un globo con las palabras: 

*"Para la graduada más hermosa."* 

Mi garganta se cerró de la emoción. 

—Andy… 

Él sonrió, extendiéndome las flores. 

—No es nada del otro mundo, pero quería que tuvieras una cena especial. 

Sentí el calor subir a mis mejillas mientras tomaba el ramo, aspirando el aroma con una sonrisa tímida. 

—Es perfecto. 

Nos sentamos a cenar y, por un momento, todo lo que había estado pesando en mi corazón desapareció. Nos reímos, hablamos de nuestros planes para el futuro y de cómo cambiaríamos el mundo gastronómico juntos. Andy tenía una forma única de hacerme sentir que todo era posible. 

Cuando terminamos de comer, sacó una pequeña caja envuelta con un lazo negro y la deslizó hacia mí. 

—Falta el regalo más importante. 

Lo miré con los ojos brillantes y desenvolví el paquete con emoción. 

Dentro, descansaba un cuchillo de chef de altísima calidad, personalizado con mi nombre grabado en la hoja. 

Solté un pequeño jadeo, cubriéndome la boca con las manos. 

—Andy… 

—Cada chef necesita su herramienta más preciada —dijo con una sonrisa cálida—. Y sé que harás maravillas con él. 

Lo abracé fuerte, sintiendo que mi corazón iba a salirse de mi pecho. 

—Gracias… De verdad, esto significa el mundo para mí. 

Él apoyó su barbilla en mi cabello y suspiró. 

—Me encanta verte feliz. 

Su voz sonaba tan baja, tan íntima, que el aire entre nosotros cambió. 

Cuando me separé un poco y lo miré, el ambiente se volvió denso, cargado de algo que no podía describir. 

Sus ojos brillaban con ternura, con una intensidad que me hizo contener la respiración. 

Por un instante, pensé que iba a decirlo. 

Que finalmente iba a confesar lo que mi corazón había estado esperando escuchar. 

—Arie… —susurró, tomándome de las manos—. No solo eres mi mejor amiga. 

El mundo pareció detenerse. 

—Eres la persona con la que mejor me siento en el mundo. 

Mi corazón latía desbocado. 

—Eres comprensiva, amorosa y sincera… Estoy orgulloso de ti y de la persona en la que te has convertido por eso no solo eres mi mejor amiga, eres mi hermana,mi familia, parte de mi vida. Te quiero mucho, Arie. 

Mi estómago se desplomó. El calor que había sentido antes se desvaneció en un instante, dejando una sensación de vacío que se expandió por todo mi cuerpo. 

Sus palabras me dejaron flotando en un vacío, como si me hubiera lanzado al abismo sin previo aviso.

Eran las mismas palabras que siempre decía. No era la primera vez que me veía como su hermana, pero en ese momento, con todo lo que había ocurrido entre nosotros, esas palabras sonaron más dolorosas que nunca. Como una puñalada disimulada entre dulces promesas.

El cuchillo de chef que me había regalado descansaba entre mis manos, pesado de significado. No sabía si me dolía más el brillo en sus ojos al decirme esas palabras, o el hecho de que me estaba quedando con todo el amor que le ofrecía, sin poder tener más de lo que me dejaba a la vista.

—Ah... —dije, tratando de sonreír mientras me apartaba un poco de él. Lo sentí alejarse, como si él también hubiera percibido el cambio en la atmósfera.

Andy estaba tan cerca, tan tranquilo, que por un segundo me sentí perdida en el rastro de su calidez. Su cercanía nunca me había hecho sentir tan sola.

—¿Te pasa algo? —me preguntó suavemente. Su tono era tan comprensivo que me hacía querer confundir sus palabras con algo más.

Pero sabía que no podía hacerlo. No podía seguir pensando que las cosas serían diferentes, que mi amor no correspondido se convertiría en lo que tanto había deseado.

—Nada —respondí con un tono que intentaba ser ligero, pero que delataba la tristeza que sentía en mi pecho. No quería que él lo notara, aunque sabía que no podía ocultarle nada.

Me obligué a respirar profundamente, a calmarme. Ya había soportado tantas veces su cariño sincero, sus abrazos, su confianza en mí… y siempre de la misma forma. Como una hermana. Un refugio sin posibilidad de algo más.

Finalmente, me alejé.

—¿Quieres bailar? —le pregunté con voz más alegre de lo que me sentía. No quería seguir ahogándome en mis propios pensamientos, y tal vez el simple hecho de moverme me haría olvidar, aunque fuera por un momento, que había creado una fantasía en mi mente que nunca podría materializarse.

Andy me miró sorprendido, pero no dudó. Se levantó, extendiéndome la mano con una sonrisa.

Bailamos lentamente, en silencio, como si nuestras almas estuvieran hablando en otro lenguaje. Yo sentía el latido de mi corazón desbocado, pero esta vez, no me importaba. Me dejé llevar, permitiéndome disfrutar de esa cercanía, de esa magia efímera que solo los momentos como este podían traer.

Su respiración se entrelazaba con la mía, y mis pensamientos se desvanecían, al menos por un segundo. Sentí que no estábamos en ese cuarto, que estábamos flotando en otro lugar, donde todo lo que había sido, las dudas y las inseguridades, no importaban. Solo estábamos él y yo, abrazados en silencio.

Y entonces, cuando ya sentía que todo el dolor se había desvanecido, escuché su voz suave, tan cerca de mi oído que mi piel se erizó.

—Arie, eres increíble. No sé qué haría sin ti. Eres mi mejor amiga… la mejor parte de mi vida.

Mis ojos se cerraron por un instante, como si intentara bloquear las palabras que me desgarraban. Pero me aferré a la calma.

—Gracias… —susurré, mi voz casi ahogada.

Nos detuvimos por un momento, y sentí su brazo rodearme con fuerza, como si no quisiera soltarme. Mi cabeza descansó en su hombro, y lo dejé hacer, como si la cercanía pudiera curar algo que ya no se podía arreglar.

El silencio entre nosotros era tan profundo que apenas podía oír mis propios pensamientos. Solo oía su respiración tranquila, su corazón latiendo a un ritmo constante y calmado. Mi cuerpo se relajó, y por un momento, todo parecía perfecto.

Un latido. Otro latido. Y uno más.

Entonces, Andy me apartó suavemente y, con una sonrisa juguetona, me miró.

—¿Sabes qué, Arie?

—¿Qué?

—Es que no tienes casa ahora, ¿verdad? Solo quieres estar en la mía- me dijo exactamente lo mismo que yo a el.

Mi risa salió sin querer, como un alivio, como si el peso de mis sentimientos se hubiera evaporado, al menos por unos segundos. Andy siempre tenía la capacidad de hacerme sonreír, incluso cuando el dolor me estaba consumiendo.

—¡No es cierto! —dije entre risas, empujándolo juguetonamente—. Solo te estoy ayudando con la decoración de tu casa, ya sabes, para que no se vea tan vacía.

Él soltó una carcajada y me abrazó nuevamente. Pero esta vez, me sentí diferente. Estaba abrazada a él, sí, pero la distancia entre nosotros era más clara que nunca.

Yo lo amaba, y él me veía como su hermana. Y esa era la realidad. Una verdad que dolía más que cualquier otra cosa.

Pero, por un instante, no importaba.

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lisbeth mijares
hermosa historia 😍
lisbeth mijares
así se habla Andy defiende tu amor con Arie
lisbeth mijares
por DIOS Ariel no te dejes de esa arpía Andy es tuyo defiendelo con uñas y dientes
lisbeth mijares
Excelente
lisbeth mijares
😍😍😍😍😍
lisbeth mijares
😍😍😍😍😍me encanta
lisbeth mijares
hermosa historia me encanta 😍😍
lisbeth mijares
me encanta hermoso capitulo 😍😍
lisbeth mijares
cómo será cuando se declaren su amor 😍😍
lisbeth mijares
😍😍😍😍 que bello que Andy también sienta lo mismo
lisbeth mijares
pobre Ari
lisbeth mijares
me encanta
lisbeth mijares
interesante comienzo
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