💔🔥 ZADDY: ¡Recuperando a mi Esposa! 🔥💔
Perdió a la mujer de su vida... Ahora hará lo imposible para recuperarla.
Gerónimo Báez lo tenía todo: poder, éxito y una esposa leal que lo amó por más de veinte años. Marla Andrade de Báez, una mujer fuerte y empoderada, fue su compañera incondicional… hasta que él lo arruinó todo.
🔥 La crisis de los 40 lo golpeó.
💣 Un error. Un desliz. Una traición imperdonable.
Marla no era una mujer que se quedara llorando. Con dignidad, lo dejó atrás. Se convirtió en la versión más poderosa de sí misma, mientras el mundo la aplaudía… y él la veía desde la distancia.
💔 Gerónimo ahora es el villano de su historia.
Pero hay algo más, algo que nadie ha visto… y que él no puede revelar.
🔹 La verdad está oculta entre mentiras y apariencias
🔹 Las pruebas lo condenan.
🔹 El mundo la alienta a seguir adelante sin él.
Pero Gerónimo no está dispuesto a rendirse.
🔥¿Su amor será suficiente para obtener una segunda oportunidad?
🔥¿O Marla seguirá adelante…?
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20. Tu vida ya fue pagada.
POV. GERÓNIMO
A Arnold le ha afectado mucho la muerte de Marcos; eran amigos desde la infancia.
Su salud se ha deteriorado. Nunca imaginé que llegaría a declinar su mandato como primer ministro. Siento compasión por él.
Ahora sabemos que no tuvo nada que ver directamente con todo lo que nos hizo Brenda.
"Su caída está cerca, y nadie podrá detenerla. Ni siquiera su padre."
—Debemos hablar con Arnold. Se lo debemos por los años de amistad que nos han unido. Es lo menos que podemos hacer por él.
Marla suspira profundamente mientras se toca el pecho.
—Vaya, se siente feo aquí… Tener que darle una noticia así a alguien. Aún me sigo preguntando de dónde salió una mujer tan malévola.
La abrazo y la atraigo hacia mí.
—Me lo he preguntado muchas veces. Sam era una mujer maravillosa, y como madre, única. Arnold es un excelente hombre y un padre abnegado. Espero que pueda sobrevivir a este golpe.
Cuando lo vi por última vez, su mirada estaba vacía. Sus ojeras eran profundas y su piel, ceniza. No era el mismo hombre fuerte que conocí.
—Por un momento me pongo en los zapatos de Arnold y, la verdad, el corazón se me encoje. Saber que tu propia hija… asesinó a su madre. Es algo tan aberrante.
—Es cierto… No es fácil de asimilar. Pero es algo con lo que mi amigo tendrá que vivir… Tal vez si hubiera estado más a su lado y no se hubiese enfocado tanto en la política…
Marla me mira con tristeza, pero con firmeza.
—Amor… ahora podríamos decir "quizás", pero el tiempo no retrocede, y eso es lo más doloroso: vivir con arrepentimientos.
Asiento, aunque el peso de la culpa sigue ahí. Tal vez si hubiera abierto los ojos antes… Tal vez si no hubiéramos subestimado a Brenda…
***
Marla quiere servir de carnada, pero me niego rotundamente. No expondré a mi esposa por nada del mundo.
Hago la promesa de limpiar el nombre de Marcos. Su familia no merece esta persecución mediática.
Los servicios secretos se ponen a nuestra disposición. Pronto envían a una mujer con ciertos rasgos parecidos a mi esposa.
—No es igual a la Rubia, pero eso déjenmelo a mí. La zorra no notará la diferencia —asegura Roqui, tomando su estuche de maquillaje.
Marla observa en silencio a la oficial. No dice nada, pero su mandíbula se tensa y muerde con fuerza su labio. Sé lo que está pensando.
Odia no ser ella quien enfrente a Brenda.
—Confiamos en ti —le respondo a Roqui, tomando la mano rígida de mi mujer.
La conozco como a nadie en este mundo. Es terca, testaruda y está buscando la manera de ser ella quien ponga a Brenda en su lugar y esa satisfacción se la daré, pero sin exponer su vida.
La trampa está lista. Ahora solo queda ver si los secuaces de Brenda caerán… o si se saldrán con la suya.
Pero esto no es suficiente… necesitamos algo más: pruebas contundentes que la obliguen a confesar.
La doble de Marla sigue la rutina de siempre. Sale en su vehículo acompañada por su chófer y dos guardaespaldas.
La mujer ha sido entrenada para este momento, y los hombres que la escoltan no son los de siempre, sino agentes de las fuerzas armadas.
El plan es claro: debe dejarse capturar. Necesitamos saber los tentáculos tiene esta red criminal.
Desde nuestra base, observamos todo a través de los drones conectados al satélite.
Las camionetas apenas se desvían de la carretera principal cuando ocurre el ataque.
Un vehículo negro embiste a la escolta con brutalidad. El golpe es seco, estremecedor. La camioneta da un giro incontrolable y se estrella contra un poste.
Los guardaespaldas saben que no deben reaccionar. Aún así otro auto se cruza en su camino.
El segundo vehículo, donde va la doble, es atacado por hombres armados. Los disparos retumban Y algunos impactan en los neumáticos.
El conductor pierde el control. El coche derrapa, se sacude violentamente y se estrella en una zanja.
Aprieto los puños mientras observo la transmisión en la pantalla.
Todo ocurre demasiado rápido. Un impacto. Disparos. La camioneta patina en el pavimento.
—¿Rebeca, cómo te encuentras? —pregunta el capitán por el comunicador.
—Bien, jefe. Andrés también está bien, pero fingirá haber perdido la conciencia. Debo salir del automóvil para no exponer su vida.
Marla se aferra a mi mano con fuerza, sin apartar la mirada de la pantalla.
—Rebeca, estamos observando todo. Si te vemos en peligro, actuaremos de inmediato.
—Entiendo, capitán. Es hora de empezar la actuación.
Rebeca se golpea contra la silla delantera.
—¡Ay! —grita, llevándose una mano a la cabeza.
Marla y Roqui se tapan los ojos. La escena es brutal.
—¿Esa mujer es policía o trabaja en Hollywood? Porque se merece un Óscar —susurra Roqui, con el rostro tenso.
En la pantalla, vemos a Rebeca abrir la puerta de la camioneta y arrastrarse unos cuantos pasos, fingiendo estar desorientada.
Uno de los maleantes se acerca. Se inclina y la toma del cabello, jalándola con fuerza.
—Hola, primor —suelta con una risa sarcástica.
Mi mandíbula se tensa. La vena de mi cuello late con furia.
El tipo se inclina sobre ella, observándola con una mirada depravada que me revuelve el estómago.
—Lástima que tus horas están contadas… pero te prometo que antes conocerás a un verdadero macho.
—Malnacido de mierda —gruño entre dientes, sintiendo la sangre hervir en mis venas.
Solo pensar que esa podría ser Marla me enferma.
Quisiera atravesar la pantalla y partirle la cara.
El desgraciado la toma del brazo y la obliga a levantarse de un tirón.
—Por favor… díganme cuánto quieren. Mi esposo es un hombre muy rico y estoy segura de que pagará lo que pidan —suplica Rebeca, con la voz temblorosa.
El hijo de puta sonríe. Y, sin previo aviso, le propina un puñetazo brutal en el rostro.
Un golpe seco. Violento.
La cabeza de Rebeca se ladea con fuerza. La sangre brota de su labio.
—!Cállate, perra! Tu vida ya fue pagada.
—¡Maldito hijo de su puta madre! —exclama Marla, incapaz de contenerse. Golpea el escritorio con los puños. Sus ojos se cristalizan ante la rabia y la impotencia.
Los drones realizan el escaneo de los rostros. Los agentes corren las comparaciones.
Necesitamos identificarlos a todos.
Contengo la respiración. Si damos un solo paso en falso, esta misión se convertirá en una ejecución en vivo…
Ahora sí doctorcita, aténgase a las consecuencias de sus palabras