Rome Fantasy

-¿Cuál es el resultado?

-Hemos sufrido muchas bajas y desaparecidos.

El ejército imperial se había retirado tras sufrir enormes bajas. Entonces Mario comenzó a leer los informes.

Mario estuvo casi toda la noche atendiendo a los heridos con sus habilidades de curación, lo que lo dejo agotado antes de poder curarlos a todos, lo que lo dejó algo deprimido por no poder salvar a todos a tiempo.

Mario regresó al palacio, donde uno de los guardias lo estaba esperando.

-Marius, Drina la está esperando.

-Ah, bien.

Después de escuchar eso, Mario partió para buscar a Drina.

-¡¡Marius!! ¡Estás a salvo!

-Ah, bueno... mis tropas sufrieron muchas bajas.

-Ya veo.

Después de descubrir que Mario estaba a salvo, Drina lanzó una sonrisa que incluso podría hacer florecer flores. Sin embargo, al ver la expresión facial de Mario además de su voz, sintió que le oprimía el pecho.

-El enemigo podría volver a atacarnos. ¿Cómo está la ciudad?

-Para ser honesta, no se ve bien. Por ahora no tenemos problemas con la comida. Sin embargo, mis tropas están cansadas y con la moral algo baja. Esta vez fuimos salvados por tu inesperada ayuda. Sin ti aquí, realmente estaríamos acabados.

-Bueno, los refuerzos habrían tardado demasiado en llegar aquí.

-Eso es cierto...

Después de tener una conversación sobre el futuro, Mario salió de la sala de reunión.

-Hola Marius.

Julia había estado esperando a Mario en una habitación del palacio que usan como lugar de hospedaje.

-¿Alguna noticia?

-Acaba de llegar un mensajero de la capital real. Los refuerzos ya partieron, por lo que calculo que tardarían de tres a cuatro días en llegar.

-¿Cuántos soldados son?

-Se dice que son alrededor de 2.500.

-¿Qué vamos a hacer?

-Umm...

Julia parece estar perdida mientras Mario reflexiona.

-... lo sé. Esto está más allá de nuestras capacidades, enviaré una paloma mensajera a Roma para que nos envíen refuerzos.

Mario decidió finalmente pedir apoyo adicional desde Roma.

A la mañana siguiente, todos anticipaban ansiosamente un ataque a gran escala por parte del enemigo como el día anterior. Antes de que saliera el sol, los legionarios se estaban preparando para el combate.

-No viene.

-Así es.

Pero el ataque que todos anticipaban nunca ocurrió. El ataque de antes parecía haber sido solo una advertencia.

Además, no parecía haber ningún movimiento desde el campamento enemigo. Parecía como si el día transcurriría pacíficamente así.

*SONIDO DE CUERNO*

Sonó el sonido del cuerno de alarma de una de las torres de vigilancia.

Mario, que había oído la alarma, corre al centro de mando de sus legiones.

-¿Qué pasó?

-Hay un enorme ejército frente a nosotros.

Para verificar el informe, Mario subió a la cima de las murallas.

-Por los dioses.

Lo que Mario vio fue un ejército de unos 20.000 soldados de Owary.

-Parece que decidieron venir con todo.

Mientras Mario pensaba. Drina, con una espada en la mano, se acercó a Mario.

-Marius, necesito pedirte un último favor.

Drina lo dijo mientras miraba a Mario como si tuviera una resolución patética.

-¿Qué es?

-Ya que el ejército del reino se dirige aquí como refuerzo. Mientras ganamos tiempo, ¿podrían algunos de tus soldados tomar a los civiles para que huyan a la capital?

-¿Acaso quieres morir?

-No quiero morir... ¿Pero hay alguna otra forma de retenerlos? De todos modos, esta ciudad está perdida. Incluso si llegan los refuerzos, sus posibilidades aún son bajas.

Mientras Drina decía eso, dirigió su mirada hacia el ejército invasor.

De repente se acercó un soldado enemigo a caballo a las puertas de la ciudad. Parecía ser un mensajero.

-¡La Heroína Santa quien comandante el ejército imperial, la sacerdotisa Ryana! ¡Les ordena que depongan las armas y ríndanse inmediatamente! ¡Sí obedecen, entonces vivirán!

Drina de repente se acercó a Mario.

-¿Aceptarás mi solicitud?

-No. Ya que no hace falta que resistamos.

-¿No escuchaste? Si no hacemos nada, seremos aniquilados. ¿O qué? ¿Vas a rendirte al Imperio Owary?

Ante la abrumadora presión de las tropas imperiales, Mario no había considerado rendirse. De todos modos, Drina agarró a Mario del cuello.

Mario miró a Julia y le dijo que guardará su daga, mientras miraba a Drina a los ojos.

-No... sería imposible hacer tal cosa.

-Entonces, ¿qué podemos hacer?

-Oh, solo mira.

Murmuró Mario mientras Drina soltada la mano que agarraba el cuello de Mario.

Diez segundos después, un nuevo ejército salió del bosque cercano. Eran las tropas que Mario invocó desde Brigan. Parece que recibieron el mensaje de los exploradores que Mario envió antes de marchar a la ciudad fortaleza.

Drina se sorprendió, pero era comprensible. Un ejército que salió de la nada.

Entonces, el ejército romano atacó al ejército imperial por la retaguardia.

-Marius... ¿Qué hiciste...?

Drina de alguna manera logró exprimir su voz mientras observaba con asombro como los romanos flanquean a los imperiales.

-Ja, ja, ja, ¿te sorprendiste?

Mario lo dijo, riéndose como un niño travieso que hubiera logrado una broma.

Por otro lado, el ejército enemigo estaba sumido en el caos por haber recibido un ataque repentino.

El ejército imperial se quedó mudo de sorpresa al ver esto.

-Esos refuerzos, ¿son tus aliados? Marius, ¿quién rayos eres?

Drina le preguntó a Mario después de presenciar como el enemigo fue diezmado, fue difícil para ella ocultar su sorpresa.

-Más tarde te contaré todo.

-¡¿Oh?! ¡Espera un momento!

La voz de Drina es ignorada mientras Mario camina hacia el puesto de mando, rodeado por sus escoltas.

Después de eso, el ejército de Owary que se había jactado de su número de alrededor de 43.000 soldados. Se redujo a menos de la mitad. Dos mil de ellos se rindieron o fueron capturados por los legionarios y el resto huyeron a su patria.