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Estirpe Del Corazón

Estirpe Del Corazón

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor tras matrimonio / Matrimonio arreglado
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Perla Sofía García

En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.

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Capítulo 3

Después de dejar el comedor con una mezcla de angustia y humillación, me dirijo hacia los jardines del palacio, un lugar que siempre ha sido mi refugio. El palacio de Eloria es una joya de opulencia, con sus muros dorados y sus techos adornados con intrincados detalles en filigrana. Los salones interiores están llenos de tapices lujosos y muebles de madera noble, pero es en los jardines donde encuentro un consuelo raro en mi vida cotidiana.

Al salir del palacio, el aire fresco me recibe con una promesa de alivio. Los jardines del palacio son una maravilla de la naturaleza y la arquitectura, diseñados para impresionar y deleitar a los sentidos. Caminando por los senderos empedrados, me encuentro rodeada de un esplendor verde: setos meticulosamente recortados, fuentes de mármol que brotan agua cristalina, y estanques llenos de nenúfares en flor. Los árboles frutales están cargados de frutos exóticos, y las flores exóticas, en tonos vibrantes de púrpura, rosa y amarillo, llenan el aire con su fragancia dulce y embriagadora.

El sol de la mañana filtra sus rayos a través de las hojas, creando patrones de luz y sombra sobre el césped perfectamente cuidado. Me acerco a un banco de piedra tallada, cubierto con cojines de seda, y me siento, permitiendo que la tensión en mi cuerpo se relaje por un momento. Cierro los ojos y respiro profundamente, tratando de encontrar un poco de paz en este entorno sereno.

Poco después, escucho unos pasos suaves acercándose. Abro los ojos y veo a Elara y Eden avanzando hacia mí. Elara, con su cabello castaño recogido en un elegante moño, se acerca con una expresión de preocupación y compasión. Su vestido azul claro, decorado con delicados bordados, resalta su elegancia y su porte sereno. Eden, la pequeña huérfana que cuida, camina a su lado, sus cabellos rubios y sus ojos azules resplandecen con una inocencia que desarma cualquier dolor que pueda sentir en este momento.

—Ailén —dice Elara con voz suave—, ¿te encuentras bien?

Antes de que pueda responder, Eden, con su típico entusiasmo infantil, corre hacia mí y se sienta en mi regazo, mirando hacia arriba con una curiosidad y un amor incondicional. La pequeña me sonríe, y su cercanía es un bálsamo para mi alma herida. En ese momento, alguien que no conociera la verdad podría fácilmente confundirnos con madre e hija, una ilusión que se amplifica por nuestra similitud en el color de nuestros cabellos y ojos azules.

—¿Qué sucede, Ailén? —pregunta Elara, tomando asiento a mi lado en el banco, su tono es tan delicado como su presencia.

Acaricio el cabello de Eden, sintiendo una oleada de ternura. La niña me mira con ojos grandes y curiosos, ajena a la tormenta emocional que he enfrentado. Su presencia es un recordatorio constante de lo que he perdido, y me esfuerzo por no dejar que mi tristeza la afecte.

—Es... —comienzo, tratando de encontrar las palabras adecuadas—, es solo un día difícil. Elian... ha sido cruel conmigo.

Elara me observa con una mirada que mezcla comprensión y simpatía. Eden se acomoda en mi regazo, sus pequeñas manos aferradas a mi falda, y yo intento mantener una sonrisa para ella.

—Lo siento mucho, Ailén —dice Elara—. No puedo imaginar lo que estás pasando, pero estoy aquí para ti.

Sus palabras son un consuelo en medio de mi confusión y dolor. La amistad de Elara y el amor de Eden son mi ancla en este mar de desolación. Mientras las horas pasan, el jardín continúa su esplendor silencioso a nuestro alrededor. Las conversaciones se vuelven suaves y reconfortantes, y aunque mi mente sigue atormentada, la compañía de mis amigas me brinda una pausa de la tristeza que me rodea.

El jardín se convierte en un lugar de tranquilidad, donde el tiempo parece ralentizarse y la naturaleza ofrece su refugio silencioso. Elara, consciente de mi estado emocional, mantiene una conversación ligera y tranquilizadora. Eden, aún en mi regazo, juega con el borde de mi falda, dibujando pequeños patrones en el tejido con sus dedos curiosos.

—Ailén —dice Elara suavemente—, ¿quieres hablar sobre lo que ocurrió en el desayuno?

El tono de Elara es suave, su voz cálida y llena de preocupación genuina. Su presencia, siempre calmada y serena, es un bálsamo en medio de la tormenta emocional que estoy atravesando.

—No estoy segura de si quiero hablar de ello —respondo, tratando de mantener la compostura—. Es difícil, y no sé si puedo encontrar las palabras correctas.

Elara asiente con comprensión, sin presionar más. Ella comprende bien la importancia de ofrecer un espacio seguro sin forzar a alguien a hablar. Mientras tanto, Eden sigue ocupada, ahora intentando atrapar un pequeño insecto que vuela cerca. Su risa infantil llena el aire, y su alegría es un recordatorio de las cosas simples que pueden proporcionar consuelo.

—Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que decidas compartir o no —dice Elara—. A veces, tener a alguien que escuche puede hacer que el peso sea un poco más ligero.

Aprecio su amabilidad y su paciencia. Me inclino hacia un lado, colocando una mano en el cabello de Eden, sintiendo la suavidad de sus mechones rubios. La pequeña me mira con una curiosidad inocente, sus ojos grandes y abiertos reflejan la luz dorada del atardecer.

—Ailén, no tienes que estar sola en esto —continúa Elara—. Si te hace sentir mejor, podemos buscar una solución o simplemente estar aquí contigo. A veces, solo el hecho de compartir el momento puede aliviar la carga.

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Jenny🌺🌺🌺
Ya quiero leer donde ella deja a su esposo y no este aguantando sus desplantes.merece ser feliz.
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.
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