Una joven enamorada de su esposo, recibe la peor de las noticias después descubre la traición del hombre al que ama, dejándola sola en su lucha por recuperar la vida y felicidad que algún día tuvo.
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capítulo 13
No pude decirle cómo me siento, que también entiendo su sentir y que estoy dispuesta a darle su libertad
Mariana está con su psicóloga, después del rechazo por parte de su esposo, pasó todo el fin de semana esperando poder reunirse con Alicia, necesitaba hablar con alguien sobre la situación que está viviendo en casa
-No te aflijas, es normal que él no sepa cómo manejar la situación, es por eso que le he insistido en qué necesita acudir conmigo o con alguien que lo escuché
Alicia ve el dolor de esa chica en sus ojos, sabe que él ausentismo de su esposo no le ayuda en nada.
-Según no lo necesita, por lo que estoy pensando que lo mejor sería darle su libertad
Habló sobre el a andino que ha estado sintiendo por parte de su esposo
-Te recomiendo que esperes un poco, un divorcio en estas condiciones no te va a ayudar mucho, espera a recobrar un poco de fuerzas, primero enfocate en recuperar tu salud
-Si tienes razón, pero me es muy difícil ver a mi esposo alejarse de mí cada día, odio esta maldita enfermedad, quisiera morirme desde ya y así no sufro y tampoco lo hago sufrir
Para Alicia es muy común escuchar esas palabras de pacientes que viven situaciones similares
-¿Qué te parece si comienzas por tranquilizarte? Se que es muy difícil lidiar con la pérdida de la salud y la tranquilidad a la que estabas acostumbrada, pero recuerda que también está tu familia y ellos también te necesitan, debes ser fuerte, debes luchar por volver a ser feliz
-Lo intentaré, voy a luchar por mí
La semana volvió a pasar muy rápido Rafael y Mariana no han podido evitar caer en la monotonía, él haciendo su rutina de siempre que consiste en ir de casa al trabajo y viceversa, ella tratando con todas sus fuerzas de vencer su enfermedad, en muy pocas ocasiones se escucha música en esa casa y es cuando sus crisis de depresión la abandonan, la mayoría de los días y sin que nadie la vea solo llora, su familia trata de estar el mayor tiempo posible con ella, pero hasta eso la abruma, no quiere causarles lastima tampoco a ellos, sabe que jamás la harán sentir mal, pero ver la tristeza reflejada en sus rostros cada que se marchan la hace sentir miserable por ser la causante de esa angustia.
Una ocasión escuchó decir a sus papás que su mayor miedo es que no lo logré o que algún día ella deje de luchar y eso la mortifica demasiado, por eso pide estar sola la mayor parte del día, para poder llorar su miseria sin que nadie sufra por ello
-En ocasiones siento que ya no puedo y quisiera abandonar todo
Mariana nuevamente está con Alicia su psicóloga, a sus quimios y a su terapia no puede faltar, necesita que alguien la escuche sin que sufran por su dolor, todo lo que siente, su tristeza, su agonía, su desesperación son sentimientos que tiene que ocultar muy bien ante su esposo y su familia, para ella con el apoyo de ellos le basta. Si no fuera por esas platicas el abismo en el que está fuera más profundo
-Eso jamás lo vuelvas a repetir, es todo lo contrario siempre debes de pensar que vas a lograrlo
Dice su psicóloga, ella ve a esa chica como su hermana menor, Alicia es una mujer de treinta años que le ha tocado atender a infinidad de pacientes enfermos de cáncer y por más que esté acostumbrada a esas situaciones no deja de doler el sufrimiento de esas personas que solo buscan una oportunidad de volver a sentir que tienen vida.
-Lo que pasa es que siento que ya lo he perdido todo, incluso a mi esposo
Bajo su mirada, le avergüenza aceptar que por su estado su esposo la está rechazando, las lágrimas caen sin que ella lo pueda evitar, ya eran un par de semanas que no se le veía en ese estado, incluso todo su semblante estaba mejorando pero desde que su esposo ya no la apoya como en un principio su mejora ha ido en retroceso
-¿Cómo van las cosas con él?
Para un enfermo como Mariana es indispensable que las personas importantes estén a su lado demostrando su amor, pero a Mariana la veía cada vez más sola, eso no ayuda en nada
-No lo sé, antes estaba muy atento a lo que me pasaba, ahora hay ocasiones que llega a casa pero se comporta como si no quisiera estar conmigo
Con tristeza y un nudo en la garganta contestó, ella conoce bien a su esposo y sabe que no está muy contento con todo esto
-En ocasiones es más difícil para la familia que para el mismo enfermo, es por eso que tú debes insistir en ganar la lucha.
Mariana salió de ese consultorio con el ánimo renovado, para ella es reconfortante decir cómo se siente en realidad y todas las palabras de ánimo que escucha por parte de su psicóloga la hacen volver a tener fe en que podrá ganar está lucha, no importa si en el proceso su esposo la acompaña o no, lo que importa es que ella misma nunca se abandone.
Pero la indiferencia de Rafael la hacen volver al principio, pareciera que está en una ruleta donde si hoy le toca rojo puede ser feliz, pero si cae en negro sus días son de igual color, ha decidido que va a jugar de ese modo con sus días, a disfrutar los rojos como si de verdad hubiera ganado el premio mayor o apostar a los negros como si nada estuviera en riesgo