La vida de Briana Blossom cambiará repentinamente al verse involucrada en un triángulo amoroso entre su novio y el tío de este.
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CAPÍTULO 3.
CAPÍTULO 3.
La fiesta estuvo bien. Muchas personas se acercaron a saludar al sexy tío de Zack. Había celebridades reconocidas de la F1 y otros empresarios que Briana había visto en las revistas, incluyendo modelos y artistas.
En un momento, Briana vio llegar a Lucia, la compañera de patinaje de Zack. ¿Qué diablos hacia ella aquí? ¿Acaso conocía a Kilian? Porque hasta donde ella sabía, su novio y ella tenían una relación estrictamente profesional, ¿o no?
—¿Qué hace ella aquí? —pregunto Briana.
—Ah, es que yo la invite. —Dijo Zack. —Dijo que estaría sola en casa esta noche, así que pensé, ¿por qué no invitarla? Somos compañeros desde hace tres años, después de todo.
—Claro. —Exclamo Briana.
Zack se disculpó un momento para ir al baño y ella comenzó a caminar por el jardín, buscando algún lugar donde pueda estar alejada de toda esa gente. La fiesta la estaba ahogando. Por un momento observo a todos los presentes allí y pensó: ¿Qué tal si su esposo desconocido era una de esas personas? ¿En qué estaba pensando aquella noche?, debía hablar con Audrey lo más pronto posible y preguntarle que recordaba ella. Porque Briana, solo tenía lagunas mentales.
Camino hasta una glorieta que estaba un poco alejada del sitio y tomo asiento en uno de los sillones. Se sentía agotada y tener que fingir con Zack, la agotaba aún más. Por mucho tiempo, su sueño era casarse con él. Porque lo amaba y era el amor de su vida, pero la verdad es que ahora no sabía que sentía exactamente por él. ¿Y si esto de su matrimonio era una señal del destino?, tal vez sea simplemente un error del Registro. Pero puede que también sea una señal de que no debe casarse con Zack. Y también estaba el presentimiento de que, entre él y la tal Lucia, había algo más que una relación estrictamente profesional. Su cabeza estallará en cualquier momento.
—¿Puedo? —Exclamo una voz algo grave. A Briana le causaba curiosidad saber, en la escala de voces, cuál le corresponde al menor de los Becker. De lo único que estaba segura, es de lo sexy que sonaba.
—Claro. —Exclamo ella, corriéndose un poco para darle más lugar a Kilian.
—Brian dijo que eres médico. —Dijo, buscando un tema de conversación.
—Sí, soy interna de cirugía, en realidad.
—¿En qué te especializas?
—Aún no lo decido. —Respondió. —Y tú… un piloto de F1.
Kilian sonrió.
—No soy solo eso. —Sonrió. —¿Por qué abandonaste el patinaje?
—Fueron varias cosas. —Exclamo. —Lo que ocurrió en la final, luego la muerte de mi madre, mi lesión… Quería recibirme en medicina…
—Tu lesión… ¿Fue grave?
—Solo un esguince de tobillo y una rotura de ligamentos.
—¿Por qué medicina? —volvió a preguntar.
—No lo sé… Salvar vidas y esas cosas. —Respondió. —Y la cirugía… La adrenalina que hay al tomar un bisturí y abrir a una persona para salvarle la vida.
Kilian asintió.
—¿Por qué piloto? —preguntó Briana.
—Soy ingeniero automotriz. —Exclamo. —Me encantan los autos y luego tuve esta oportunidad y… la adrenalina es mi alimento. —Río.
—Supongo que mañana te veré correr. —Exclamo ella.
—¿De verdad iras? —pregunto él, elevando una ceja.
—Zack me lo pidió. —Respondió ella.
—¿Está todo bien entre ustedes?
—Es una larga historia. —Respondió. —Pero, supongo que sí. Después de todo, nos vamos a casar.
Kilian asintió, aun sin entender.
La chica le parecía hermosa y sentía celos de su sobrino por tener a una mujer así a su lado. Kilian se había enamorado hace tiempo, ella era un poco mayor que él, pero aun así, él la amaba. Pero ella le rompió el corazón. Después de eso, no volvió a tener pareja, aunque sí encuentros casuales. Entre tantas cosas, recuerda levemente unas mini vacaciones en Las Vegas que tuvo con su amigo Dominic, en la que no recuerda nada, excepto su llegada y su partida. Fueron unos días de mucho alcohol y celebraciones por haber ganado “El Gran Premio de Las Vegas”
En cuanto a Briana, Zack fue el único novio que tuvo y los Becker, la única familia que tenía. Le dolía el pecho de solo pensar en que cuando sepan la verdad sobre su estado civil, los Becker ya no quieran saber nada de ella.
Kilian, aprovechando el silencio que se había puesto entre ambos, se giró y arranco una rosa de color blanca de las que decoraban la glorieta y se la entrego a Briana.
—Feliz cumpleaños, señorita Blossom. —Exclamo él. —Recuerdo que usaste una rosa igual en tu cabello el día de aquella final.
Briana sonrió.
—Gracias, Kilian. —Exclamo ella. —Lamento no haber traído nada para ti. Es que no te conocía hasta hace unas horas. —Río.
—No te preocupes. —Sonrió.
—Creí que eras más… frío. —Exclamo ella. —Es que pareces tan… serio.
—Es mi apariencia. —Dijo. —No creas en todo lo que ves.
—Briana. —Exclamo Zack. —Te estaba buscando.
—Sí, es que…
—Tenemos que irnos. —Dijo. —Te llevaré a tu casa y luego me iré, tengo un entrenamiento de última hora.
—¿A estas horas? —pregunto Briana. —Pero creí que te quedarías para celebrar mi cumpleaños.
—Tengo que entrenar para las olimpiadas.—exclamo él. —No quiero perder por otro truco fallido. Tú entiendes.
Briana lo observo con el ceño fruncido, pero antes de responderle, Kilian se adelantó:
—Puedo llevar a tu novia a casa si estás muy apresurado. —Exclamo. —De todos modos, es muy tarde y debo descansar bien, mañana tengo que estar al cien por ciento si quiero ganar.
—¿De verdad lo harías, tío? —pregunto él.
—Es de la familia, después de todo. —Dijo él.
—Está bien. —Respondió Zack. —Te veré mañana antes de la carrera. —Dijo Zack, despidiéndose de Briana.
Minutos después, la chica se despidió de la familia y subió al coche de Kilian, un Maserati C20. No esperaba menos de un piloto profesional. El chico comenzó a conducir, mientras ella le decía en qué dirección ir para llegar a su departamento. Cuando finalmente, el coche aparco, Briana se giró para agradecerle.
—Gracias por traerme. —Exclamo ella.
—No agradezcas. Hablaré con mi sobrino por su actitud.
—No… De verdad. —Dijo ella. —Zack y yo somos así, desde hace tiempo. La verdad es que ni siquiera estoy segura de casarme con él. —Soltó finalmente y Kilian sonrió involuntariamente. —Lo siento. —Dijo, dándose cuenta de lo que dijo. —Es tu sobrino y yo diciendo estas cosas. Por favor no me malinterpretes.
—No te preocupes. —Exclamo. —De todas formas es poco caballeroso dejar a una dama sola. —Dijo. —Te veré mañana en la carrera.
—Te deseo suerte. —Exclamo Briana, sonriendo.
Esa noche, Briana tuvo dificultades para dormir. Kilian Becker no salía de sus pensamientos. A pesar de haberlo conocido hace apenas unas horas, o eso es lo que ella creía, le pareció un buen hombre. Agradable y amable. Aún más que su prometido.
Briana observo la rosa que él le había dado. La había puesto sobre su mesa de luz. Era muy bella. Un detalle tan simple y desinteresado que venía de una persona que conoció hace apenas unas horas.
Para Kilian, las cosas no eran diferentes. En su mente estaba esa chica, claro que había oído hablar de ella, por su hermano Brian, quien no dejaba de nombrarla y decir cosas buenas sobre ella en sus conversaciones. No podía creer, como siendo una chica tan buena como su hermano la describía, estaba saliendo con el idiota de su sobrino. Por momentos pensó en su situación. Para él no fue fácil convertirse en piloto, pero tuvo apoyo de su familia y amigos. Sin embargo, a Briana la abandono la única persona en la cual confiaba en aquel momento: su novio.
Con pensamientos cruzados, ambos lograron conciliar el sueño.