Aiden ha reencarnado en un mundo donde quienes dominan son los alfas y quienes son despreciados son los omegas. Ahora él es un pequeño omega obligado a vivir bajo las sombras debido a la familia del alfa que abusó de él y por consecuencia tuvo un hijo de este, quien recibe crueles tratamientos debido a la falta de feromonas de su padre.
Pero ahora, con este nuevo Aiden, todo cambia, moviendo sus piezas a su favor, logra llevarse a su hijo lejos de esa familia y en busca de crear una medicina que pueda salvar a su hijo, se verá en la mira de personas peligrosas que buscan acabar con su medicina experimental, pero recibirá la ayuda de quien menos esperaba, Barett Durov, el padre de su hijo.
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Capítulo 3
En todos los años de su vida, nunca había cruzado por su mente tener una familia, su vida estaba dedicada plenamente a su trabajo, la investigación era lo que lo mantenía con vida.
Así que no comprendía el amor que se podía llegar a tener por un hijo, y parece que el dueño anterior de este cuerpo tampoco.
El diario era una recopilación de su vida.
Su vida después de quedar embarazado del pequeño bebé.
No creo ser capaz de superar este obstáculo, este cuerpo no me lo permite, siempre resentí la idea de haber nacido como un omega, a pesar de haberme esforzado en alcanzar mi meta, todo se me arrebato fácilmente por ello, por esta espantosa feromona que es parte de mí, por este cuerpo que no pudo resistir el deseo de un compañero.
Y al parecer todo fue mi culpa, soy el causante de lo que me ocurrió ese día, no tuve la fuerza suficiente para apartarlo de mí cuando recupere un poco de consciencia, no puedo compararme en fuerza con él, no puedo ganarle a un Alfa y me culpo por seguir deseándolo.
Como lo había pensado, el haber quedado embarazado fue por un ataque, uno muy cruel que acabó con él.
Aiden estaba más intrigado en lo que eran las feromonas, era igual que en los animales, pero había muchas cosas que eran desconocidas.
Dejó el diario a un lado, buscó en los cajones, y como había dicho el doctor, tenía una receta médica, algunos medicamentos comunes como pastillas y algo muy extraño que parecía un autoinyector.
Un supresor de feromonas para omegas, esto era lo que estaba buscando, Aiden inspeccionó la inyección de inmediato, necesitaba un laboratorio o una pequeña sala de estudio para llevar a cabo su investigación, además de muchos materiales.
"De aplicación fuerte", Aiden leyó con detenimiento lo que tenía escrito el supresor.
El contenido era parecido al que se utiliza cuando una persona tiene fiebre, no tenía mucha información, y la receta médica tampoco.
Cuando tomó una ducha en el hospital, pudo notar que su brazo y pierna izquierda tenían signos de haberse aplicado con frecuencia este supresor, pues estaban amoratadas y tenían signos de infección y lesiones.
Un cuerpo débil y delgado que parecía que iba a derrumbarse en cualquier momento.
Una vida llena de problemas.
Si quería permanecer en este mundo y realizar sus investigaciones, tenía que mejorar este cuerpo.
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Llegada la noche, Aiden bajó a la cocina, esta casa contaba con tres habitaciones, una suya, otra del bebé y la última del joven empleado Michael, al entrar a la casa se encontraba una pequeña sala de estar, y en el fondo la pequeña cocina con una pequeña mesa.
Aiden entró a la cocina y ahí se encontraba Michael con el pequeño bebé.
Su corazón latió de ansiedad apenas lo vio, quería escapar otra vez, pero no iba a permitirlo, no iba a dejar que este cuerpo le ganara a su determinación, tenía que recuperarse pronto y este era el primer paso.
En el instante que Michael lo vio, se sorprendió, tomó al pequeño bebé y quiso salir de la cocina apresurado.
"Está bien, no tienes por qué llevártelo", dijo Aiden con calma y una sonrisa.
Michael tenía miedo de que esto ocasionara algún malestar o ataque en Aiden, como solía suceder cuando veía al bebé.
Pero solo era un empleado y tuvo que obedecer, dejó al bebé en su silla de comer con cuidado y continuó preparando la cena, siempre cerciorándose de que el bebé estuviera bien.
Aiden tomo asiento en la pequeña mesa tranquilo, tenía una voluntad más fuerte que este cuerpo y pudo soportar quedarse ahí.
El pequeño bebé lo miró con curiosidad, era una persona que no conocía, pero le llamaba la atención. Aiden también lo miró, era un pequeño encantador.
"¿Cómo se llama?", preguntó dirigiéndose a Michael.
Michael lo miró con dudas y respondió lentamente.
"... Isaac"
"Isaac, ¿cuánto tiempo tiene?", preguntó Aiden mirando al bebé.
"Diez meses", respondió Michael.
"Es muy pequeño para tener esa edad", dijo Aiden observando a Isaac.
Michael solo se quedó en silencio y asintió.
"¿Qué hay de su otro padre?", preguntó Aiden.
El diario hacía referencia a un hombre quien había sido el que lo atacó.
"... No lo sé", respondió Michael, solo había visto al padre Alfa de Isaac una vez hace tiempo, cuando fue contratado para cuidar del bebé.
"Supongo que no tiene importancia, ¿verdad?", dijo Aiden mirando al pequeño Isaac con una sonrisa.
Si no había estado presente todo este tiempo, no era necesaria su presencia ahora tampoco.
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En una lujosa habitación de hotel, el gran Alfa se levantó de la cama mostrando su fuerte cuerpo desnudo, se dirigió hacia el baño y tomó una ducha.
Cuando salió, un traje limpio ya se encontraba listo sobre el lujoso sofá, mientras se vestía, una delicada mano apareció sobre su pecho, la persona que estaba durmiendo junto a él se levantó y lo abrazó por la espalda, mientras que con la otra mano cubría su cuerpo con una sabana.
"¿Cuándo podré volver a verte?", preguntó la mujer con una dulce voz.
"Te llamaré", dijo el Alfa, terminó de vestirse y salió de la habitación de hotel.
Cuando llegó a la salida del hotel, un auto lujoso lo esperaba, el chófer abrió la puerta de inmediato para que entrara, volvió al asiento del conductor y partió de prisa.
hora: 17:48