Ivis vivía con du madre, se tenían una a la otra y vivían de la venta de fritos; cuando Ivis cumplió los 18 comenzó a buscar trabajo para ayudar a su madre y pagar sus estudios, pero nada le salía como quería.
Por otro lado había otro joven de 20 años casi en la misma situación, con la diferencia que ella tenía casa propia, el también por medio de su abuela, pero por alguna razón la pierden.
Descubre que pasa desde el inicio hasta el final.
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FINAL 1
Ese día les fue super bien con el negocio, ese día Antonia llevo una estufa que tenia guardada y Abel la instalo para fritar, llevaron todo, para todas las mañanas llevar arepas lista para fritar, masa y relleno por si tenian que hacer más. Compraron todo para los almuerzos, pero iban a empezar con pocos. Ivis llamó a preguntar como les estaba yendo, y le dijeron que muy bien.
a Ivis le contaron con detalles cuando llegó a casa, pero ella sentía que faltaba más, propuso vender gaseosas y pedir una nevera a ellos mismos, Abel quedó encargado de eso.
Al otro día la misma rutina, con la diferencia que llegaron más clientes y solo atendía Abel y Antonia, porque Nirida estaba en la parte de atrás del local preparando todo para el almuerzo, la estufa decidieron sacarla para poder cocinar en la parte de afuera y evitar el caliente el el local, el negocio tenía la bendición de Dios, las dos personas no podían solos, Antonia tenía que ayudar a fritar y preparar el almuerzo.
Mientras atendían les entro una llamada pidiendo domicilio, de quince arepas con jugos, y preguntaron por los almuerzo, Antonia les dijo el menú del almuerzo y le encargaron veinte. Antonia emocionada le contó a Abel, pero no había quien llevara el domicilio, en ese momento llegó el amigo de Abel y Antonia le pidió el favor, por casualidad llegaba el primo del joven ofreciéndole una moto para que trabajara de moto taxi, el aceptó y en esa misma fue a hacer el domicilio.
El joven después regreso y le entregó el dinero, le dijo a Abel que le habían dado cinco mil por el domicilio, el joven vio que había buena clientela y se puso a ayudar para que Antonia se fuera a ayudar con el almuerzo, pero nuevamente llamaron para otro domicilio, los del anterior domicilio pasaron el contacto a otra empresa cercana a ellos, pidieron veinticinco fritos con sus jugos y lo mismo en almuerzo, el joven se dio cuenta que estaban muy saturados y llamó a su madre para que les colaborara.
La madre llegó y decidió ayudar en el almuerzo y Antonia atendía con Abel, el joven hizo la entrega y le pagaron el domicilio. Cuando llegó le dijo a su amigo que si podía repartir el número para los domicilios que él los repartía, Abel le dijo que si, el joven muy recursivo busco unos papeles de cartón y recorto cuadritos, escribió el número de teléfono y el nombre del negocio como bohío Azul ya que no tenía nombre.
Con el paso de los días, empiezan a ver los frutos de su trabajo, superan desafíos y aprenden a trabajar juntos.
El amigo de Abel se quedó a trabajar como domiciliario, diarios se ganaba cincuenta mil pesos, más treinta que le pagaba por el momento y la madre también le daban treinta, el desayuno y almuerzo se lo daban Antonia y Nirida.
Cuando llegaban a la casa a las tres y más de la tarde, sacaban cuentas de lo vendido, restaban los gastos y no se arrepentía de arrendar el local.
Por la noche todos se fueron a dormir, solo quedaba Abel esperando que Ivis saliera para darle el beso de buenas noches, como ella no salía el se levantó para ir su habitación, cuando dio dos pasos ella habría la puerta, se miraron y ella con un gesto de cabeza le dijo que se acercara, el lo hizo y no perdió oportunidad para besarla.
Él la abrazó por la cintura y ella lo abrazó por el cuello mientras se besaban con desespero, como él la tenía muy apretada ella sintió la dureza que él tenía entre sus piernas, a ella se le cortó la respiración y comenzó a sentir una oleada de calor húmedo entre sus piernas. Él la levantó del piso y ella enredó sus piernas alrededor de la cintura, entró con ella a la habitación cerrando la puerta detrás de él.
La pareja en ese momento se olvidaron de las dos mujeres que dormían en diferentes habitaciones, el la acostó quedando encima de ella y continuó besándola, le quito la bata de dormir por encima de la cabeza dejándola solo con la panti y los pechos a su vista, era la primera vez que veía pechos de mujer, para los dos era la primera vez en todo, pero el tenía conocimiento por videos, comenzó a saborearlos, cuando ella sintió como el succionaba comenzó a gemir, en ese momento deseo que nunca terminara.
A Ivis le gustaba todo lo el le estaba haciendo, más cuando metió su cara entre sus piernas, eso fue lo mejor que ella pudo experimentar, cuando degusto todo su cuerpo se posicionó y comenzó a entrar suavemente en ella, él vio que ella tenía miedo y le dijo.
ABEL: Tranquila, confía en mí mi vida.
IVIS: Confío en ti.
El encontró la barrera y empujo fuerte, en ese momento ella apretó sus labios para no ser escuchada, Abel se quedó quieto por un minuto y le dijo.
ABEL: Ya va a pasar, me voy a mover muy suave para que te acostumbres.
IVIS: Si, ya no me duele tanto.
En ese momento el comenzó a entrar y salir, ella sentía dolor, pero después comenzó a gemir de placer hasta que los dos terminaron, Abel se acostó a un lado de ella y le dijo.
ABEL: Mi dulce niña eres, toda mía, mi mujer.
IVIS: ¿Ya no somos novios?
ABEL: Si, pero también somos marido y mujer, porque quiero que esto siga pasando.
IVIS: Yo también quiero, pero ves a tu habitación antes que alguien se de cuenta.
Ellos se miraron por unos segundos, sabían lo que eso significaba, lo que habían hecho, pero solo podían pensar en lo perfecto que se sintieron. No se arrepentían de nada.
Al día siguiente el llevó a su mujer a la esquina para esperar el transporte, la besó mientras esperaban y le dijo.
ABEL: Te voy a comprar la pastilla, cuando vengas te la tomas, o quieres... quedar embara....
IVIS: No.... todavía no.
ABEL: Voy a comprar condones entonces.
