En la isla de Hematera, dividida entre humanos y vampiros, el destino de dos hermanos gemelos, Fabián y Francisco, ha estado marcado desde antes de su nacimiento. Fabián sacrificó la mitad de su alma para volver a nacer y proteger a Francisco, aun si eso significaba vivir apenas veinte años. Sin embargo, su vida se ve trastocada cuando el amor, la traición y la sangre lo arrastran a un mundo donde ángeles, demonios y vampiros luchan en silencio por el dominio y la redención.
Convertido en vampiro contra su voluntad, Fabián deberá enfrentar la verdad sobre su corazón de ángel
Entre guerras celestiales y heridas que no cicatrizan, la esperanza se enciende en la oscuridad: la unión de sangre y espíritu de
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El cielo que hiere
Los gemidos poco a poco se volvieron gritos de dolor incontrolables, Acheron llegó corriendo, se arrodilló al lado de él para ver qué le pasaba, sin entender lo llevó cargando a donde estaban sus hijos expertos quienes lo examinaron, parecía tener fiebre y dolores hasta que uno de los chicos levantó su playera y descubrió decenas de moretones en el el vientre, hinchado no por el embrión si no por una fuerza externa que quería asfixiarlo
–¡madre!... el bebé tiene mucho calor, los ángeles intentas matarlo
Dijo con desesperación, Fabián notó los moretones en su abdomen y concentró su cuerpo para transformarse en su versión de vampiro sagrado, bajando su temperatura a puntos de congelación imposibles para un humano mientras que con la voz cortada y decía
–luchen por él… haré mi parte
Fabián, Saúl desde el plano del alma y los 2 entes de las lunas de los pasteles luchaban contra las bendiciones que cargaban contra el pequeño embrión, por fuera, los nigromantes y eruditos hacían lo suyo con Acheron
Amariel y Abel usaban cantos celestiales poderosos para aliviar un poco el dolor, Sergio preparaba comida especial con ingredientes especiales que daban fuerza y nutrientes, los demás hacían sellos malditos de protección demoníaca tan poderosos como uno celestial, Héctor llevaba la comida todos los días personalmente
Acheron tenía todo preparado para una guerra, pero no para un duelo emocional, estaba asustado, nervioso, al borde de un ataque de pánico, pero no podía caer, él no estaba sufriendo nada a comparación de Fabián por lo que debía aguantar más
El nigromante llamado Dimitri se acercaba a Fabián a darle comida hasta que una semana después de que inició el ataque, él comenzó a vomitar, no lo podía controlar, era parte del plan de las virtudes para que el vampiro perdiera fuerza al no poder retener alimento
Los expertos optaron por suplemento intravenoso pero no era suficiente, Acheron dejaba que los familiares de Fabián entraran a verlo cuando quisieran, él cada vez más débil
Dimitri– no mejora… padre, lo matarán a este paso
Acheron se pasó la mano por el cabello, el miedo no solo era por el bebé, Fabián luchaba a pesar de todos los malestares que sentía, ese miedo era diferente
–hay que buscar ayuda externa
Dijo sin titubear pensando en que debía conseguir sangre pura de dragón y hechizos que pudieran dar a Fabián energía sin que comiera
Dimitri– iré a conseguir… pero padre…
Acheron interrumpió con su tono de autoridad diciendo– no caigas en el terror, es lo que menos necesitamos en este momento… haz tu trabajo
Dimitri se pasó las manos por el cabello, estaba alterado pero decirlo en voz alta sería cobarde por lo que solo suspiró y caminó a su lugar de trabajo a buscar información de cualquier cosa que pudiera ayudar, la sangre de dragón era extremadamente valiosa para para ellos y no se conseguía fácilmente
Se tenía que dar una ofrenda para obtener solo un poco, lo que eran grandes cantidades de comida o piedras de sangre que nacían de los volcanes del infierno, los chicos que habían ido con las ofrendas solo lograron traer medio litro de la sangre de un dragón de luna que había aceptado frutas del bosque a cambio
Los tratamientos parecían hacer efecto, pero no era suficiente, Fabián cada día estaba más cansado, manteniendo su forma de vampiro sagrado, su temperatura baja y extrañando lo que era comer y dormir adecuadamente por todo un mes
Acheron había cambiado el suero de Fabián después de la visita de sus familiares cuando notó que su vientre estaba menos hinchado que antes, aún así estaba rojo y caliente
–no te preocupes Fabián… hay solución
dijo tratando de calmarlo pero él respondió– no tengo miedo… sé que hacen todo lo que pueden… todos ustedes… estoy seguro de que ustedes no van a dejarme solo, gracias
Acheron no sabía qué decir, Fabián era el que necesitaba el consuelo, emocional y físico, pero estaba ahí, con esa mirada de consuelo que él tanto necesitaba
—si, haremos todo lo que podamos… esto pronto será una pesadilla
Fabián– ¿quién es Lianyu?... ¿Puedo saber?
Acheron se perdió por un momento y dijo– ¿Lianyu?... no lo…
La imagen de Fabián en la cama, con fiebre y dolores, de pronto le regresó el recuerdo, Lianyu, el emperador que fué dueño del kimono rojo que ahora guarda como un tesoro, fué el único que fué bueno con él, que lo vio más allá de lo que era
Fabián al ver que no le respondía dijo– Acheron… tu fuiste…
Acheron interrumpió con un grito, no era de enojo si no de terror– ¡no lo digas!... por favor
Su máscara de autoridad e indiferencia más rota que nunca antes, la voz temblorosa y la respiración entre cortada
–nadie lo sabe… me costó demasiado enterrar ese pasado para que ahora solo regrese…solo… no digas nada
Fabián sonrió suavemente, a través del dolor y la fatiga pudo responder– no diré nada… lo juro… solo quiero que sepas que no eres tú el que debería estar avergonzado, nunca fué… tu culpa
Acheron, un poco más tranquilo dijo– descansa… estaré en mi oficina
Se fue a su cuarto, un lugar pequeño, totalmente pintado de negro y vacío, no tenía una cama o un ropero solo el baño en otro pequeño cuarto negro sin ventanas, se quitó la ropa, sus cicatrices pesaban más que antes, cada marca de quemadura y azote estaban ahí para recordarle que alguna vez, fue propiedad de alguien
Los golpes en la puerta lo hicieron reaccionar, se acomodó la ropa para salir, su hijo estaba herido del brazo y asustado le dijo– Padre… nos atacan
Acheron cubrió el brazo de su hijo y lo mandó al doctor, salió a ver un grupo de ángeles que atacaban su castillo, sus hijos desde lejos y peleando directamente con un los ángeles que no parecían tener piedad con ninguno de ellos, no era el grupo que sería dirigido por Miguel, solo estaban ahí para intimidar
los vampiros peleaban con gran maestría gracias al entrenamiento de su padre, pero los ángeles parecían tener intención de matar a cualquiera con el que tuvieran oportunidad siendo que habían herido el brazo de un niño de 9 años
La pelea solo era un encuentro casual, siempre ganaban, no tenía nada de qué preocuparse, eso pensaban hasta que los ángeles usaban poderes que solo reservaban para demonios de alta categoría, usados para vampiros híbridos
Acheron venció a varios de los ángeles, no tenía problema con eso, recibir heridas era un constante para él, era incluso entretenido pelear después de mucho tiempo sin hacerlo
–ser impuro… has creado aberraciones durante demasiado tiempo
Dijo él ángel con odio visceral hacia los chicos híbridos nacidos de la sangre de Acheron, pero él no parecía caer en las provocaciones, acostumbrado a las palabras crueles, desde la puerta una niña pequeña gritó con todas sus fuerzas– ¡Mi hermano!
Acheron giró la cabeza y el tiempo se detuvo, el corte que recibió en el costado por el ángel a traición no lo hizo reaccionar a la imagen que estaba frente a él, su hijo, un muchacho de menos de 20 años había caído al suelo con una herida mortal en el corazón
Intentó acercarse antes de escuchar un grito, era otro de sus hijos, también asesinado por uno de los ángeles, sin pensar gritó que se retiraran, que corrieran, pero era tarde, 5 de los soldados vampiro ya habían caído, al ser híbridos, podían ser asesinados por los ángeles, sus cuerpos no se volvían ceniza y era prácticamente imposible una resurrección
Las virtudes llamarón de nuevo a sus ángeles para regresar, el ambiente se había vuelto pesado, Acheron revisó a los 5 y ninguno de ellos podía despertar, el olor de la sangre híbrida inundaba el aire, entre sus brazos, el cuerpo inerte de uno de ellos
Ninguno de sus hijos había muerto antes, se suponía que eran inmortales, que la vejez no los mataría, que nada debía hacerlo, ¿por qué ahora? ¿que había fallado?, parecían dormir, pero no, ya no estaban ahí
Fabián se enteró poco después, los chicos ya estaban en sus respectivos ataúdes, 5 chicos, los más grandes Amir, Thierry y Ansel de mil años de vampiro, Diego de 120 y Rhys de 20 años, Acheron estaba sentado cerca, rodeado del frío de cada una de sus ausencias, tuvo que asegurar a los heridos antes de encargarse de los cuerpos
Las lágrimas caían de sus ojos libremente, el cabello muerto no se sentía igual, frío, inerte, sin ese calor que era tan suyo, esos rostros pálidos. no estaban dormidos, ellos solían sonrojarse al dormir, sus manos heladas, rígidas, un recordatorio de su ausencia, pero también de que no los acarició todo lo que debía, Fabián entró a la sala de velatorios que nunca fué usada para uno de los hijos de Acheron
Se tambaleaba, estaba exhausto, se acercó a él y le puso las manos en los hombros, sabía lo doloroso que era, no quería dejarlo solo con todo eso
Acheron sin su máscara, solo dolor de pérdida puro dijo–... no tenían la culpa… no ellos… haber nacido híbridos, esa fué mi decisión…no tenían por qué matarlos
Fabián sabía que esas pérdidas habían roto algo en Acheron que nunca debió romperse, su último respeto por lo divino estaba recostado en esas cajas de bronce y si él quería venganza, no lo iba a detener
El rey vampiro, fuerte e indiferente de siempre, no tuvo el valor de cerrar los ataúdes, les dió un beso en la frente a cada uno de ellos antes de llevar a Fabián a su cama de nuevo, estaba mal y no podía ignorarlo
Acheron– es… muy probable que nos ataquen de nuevo, está vez en serio… así que necesito que no te muevas mucho por si necesitas defenderte por ti mismo
Dijo con peso en la voz como si no pudiera sostenerse en ese momento, Fabián respondió con calma cansada, tratando de mantener su poder activo
–si… tendré mucho cuidado… pero también debes proteger a tus hijos, que ya no luchen… no de cerca… puedo hacerles armaduras con mi sangre para que…
Acheron– no puedes sangrar ahora… estás tan débil que una sola donación de sangre podría matarte… haré algo, no te preocupes
Fabián sonrió suavemente antes de decir– ¿irás a ver a tus niños?... creo que deberías
Él solo asintió con la cabeza antes de salir del cuarto para que Fabián pudiera descansar, ninguno de los niños podía quedarse con él durante la noche como antes debido a su estado pero antes de dormir, exactamente mil ochenta niños y niñas de diferentes edades entraban a su cuarto en fila para recibir un beso de dulces sueños en la frente y unas palabras bonitas
Acheron fué al hospital para ver a los heridos, había soldados graves pero no moribundos, con heridas de espada en el cuerpo y rostro que les había costado la vista temporalmente, al verlo entrar los chicos sonrieron
Acariciar su cabello vivo era tan reconfortante, sus manos cálidas, verlos dormir era justo lo que necesitaba como padre, no sabía cómo, pero pasaría más tiempo con ellos, necesitaba hacerlo así fueran demasiados
Mientras tanto, Fabián hacía una video llamada con sus familiares cercanos y les decía lo que había pasado, no para exponer a Acheron sino para pedir comprensión; que no lo juzgaran y que tuvieran mucho cuidado de mencionar el tema, era mejor que no lo hicieran
Lucio entendía perfectamente, abrazando a Liam como consuelo para sí mismo, Albus que también tenía a Kael como hijo lo abrazó pensando en el terrible duelo que atravesaba Acheron, no consideraban la cantidad enorme de hijos que tenía si no que cada uno era único e irremplazable y Dak abrazó a Erick junto con Victor, estaban tensos, pero no estaban solos
Acheron se dedicó a revisar a todos sus hijos, tomó horas pero al final pudo hacerlo, regresaba al cuarto de Fabián cuando vio una figura brillante en el salón donde estaban los cuerpos de sus hijos, parecía ser un ángel
Se acercó con las uñas listas y el cuerpo tenso hasta que lo escuchó, eran sollozos, dolor genuino que era imposible actuar, la figura era el jinete de la vida, Anora, llorando desconsolado frente a las cajas de los chicos, en las manos llevaba un ramo grande de Jazmines púrpuras, Amapolas negras y lavanda, encuestas en una tela blanca que parecía ser parte de su túnica
De su garganta un sollozo se pudo entender como– “No los maté, pero tampoco pude salvarlos. Perdonenme por seguir existiendo”
Acheron no se acercó más, ese ser no quería guerra, estaba de luto, con las alas en el suelo, arrodillado delante de 5 cuerpos que en cualquier otro momento considera sucios, cuando terminó, se levantó del suelo, pero al notarlo en la puerta no tuvo el valor de decir nada
Desapareció en una luz y fué que se dió cuenta de algo, la virtud tenía su aureola al raz de la cabeza, gesto que los seres celestiales solo hacen por vergüenza u profundo arrepentimiento, siendo normal que flotaran
Acheron vió el ramo en el suelo, pudo haberse deshecho de él, pero era una ofrenda de paz y vergüenza por lo que, lo levantó, para separarlo en 5 ramos más pequeños colocando uno entre las manos de cada chico antes de sepultarlos en el lugar reservado para sus hijos en un panteón que no tenía ni una sola tumba
Los ataúdes descansaban sobre la tierra cerrados de forma hermética, cada uno pintado del color favorito de cada uno, cubiertos por la manta con la que siempre solían dormir y sus flores preferidas adornando alrededor
Por primera vez, estaba en el funeral de sus hijos, nunca antes lo imaginó, los 5 ataúdes de cobre sobre plataformas de concreto, sus fotografías fueron cubiertas con una tela de seda negra cada una sin querer borrarlos solo recordar que no estaban ahí más
Fabián lidiaba con los dolores de las bendiciones celestiales más fuertes de esa semana, el cuerpo le temblaba y su fiebre aumentaba a pesar de la sangre de dragón que ayudaba bastante con los síntomas
En el cielo, Miguel estaba con los querubines del cielo, seres de gran tamaño, imponentes, brillantes, manos juntas, múltiples alas, teniendo como mínimo 6 y como máximo 15, miradas serias, ojos en las alas y la capacidad de tomar la forma animal de su preferencia, les comunicaba el plan de las 7 virtudes
Los querubines lo miraban fijamente, no parecían impresionados o mínimamente afectados por el plan como si no fuera la primera vez que escuchaban algo así, uno de ellos, de voz gruesa e imponente dijo
–lo sabemos… pero ese no es nuestro trabajo…no sé a qué has venido, si es por confirmación o para que digamos algo en contra del plan, pero no podemos ni deseamos hacer nada
otro que estaba al lado del trono de Dios agregó con la misma voz ronca– nuestro deber es específico, desviarnos de cualquier manera solo causaría caos… debes entender
Miguel suspiró, esperaba que pudiera detener todo hablando con personas que tuvieran más poder que él, pero todo parecía indicar que él era el que estaba mal, por lo que se levantó, dio una reverencia y dijo– Gracias por su atención… y perdonen las molestias
Los querubines se miraron entre si, parecía que querían decir algo más, pero no lo hicieron, en el fondo no entendían por que las virtudes querían terminar con la vida de tantos chicos híbridos o solo con Acheron, ellos debían saber lo que hacen, no tenían por qué preguntarse si estaba bien o mal
Miguel se fué con la moral arrastrando, no le cabía en la cabeza que nadie estuviera dispuesto a hacer nada, ni siquiera él, caminaba por el cielo de regreso a su cuarto para descansar un poco antes de que le ordenaran bajar a lo que fuera que tuviera que hacer, ya no quería pensar en eso
Estaba tirado en el suelo tratando de enfocar la cabeza cuando, el arcángel Zadquiel abrió parcialmente la puerta, era una figura brillante de ropas de colores suaves ojos piadosos y la voz dulce
–¿puedo pasar?... Miguel
Enseguida se levantó, aparentando estar tranquilo respondió– adelante… ¿sucedió algo?
Zadquiel sonrió suavemente, dando un paso adelante con los pies descalzos
–no… todo está bien, pero me parece que has estado muy decaído últimamente y pensé en venir a verte por sí había pasado algo
Miguel no solía abrirse con sus compañeros, no por desprecio, realmente le gustaría derrumbarse y pedir ayuda a cualquiera de ellos, pero en el fondo sabía que no era lo correcto, Zadquiel no estaba ahí para ver un colapso, estaba buscando una frase genérica “estoy bien” “solo estoy cansado” “no es nada” “estoy tranquilo”
Sonrió mirando a su compañero con la mejor máscara de calma que tenía y dijo– no es nada, estoy bien…solo es el cansancio normal de siempre
Como había esperado, Zadquiel se conformó con esas palabras y sonrió antes de agregar
–me alegra mucho… pero… ¿estás seguro de que no quieres hablar?
Miguel negó con la cabeza, esperando que fuera suficiente, sin darse cuenta que el que quería hablar era Zadquiel, quien había ido a su cuarto buscando consuelo, una charla corta sobre lo que fuera, pero al notar que ahí tampoco podría obtenerla, solo afirmó con la cabeza antes de salir del cuarto tan roto como había entrado
No era normal que los ángeles hablar de debilidades y mucho menos de emociones, se suponía que eran perfectos, sin debilidades, miedos, dudas, siempre fuertes y dispuestos a todo por proteger la pureza
Exactamente 5 minutos después, las virtudes llamaron a Miguel y su ejército, estaban listos para atacar y todos debían ir, el aire, normalmente cálido se volvió frío y los coros angelicales se volvieron murmullos lejanos, todo parecía haber callado ante una inminente guerra
Mientras el cielo se preparaba, Miguel solo podía pensar en que la pureza nunca había dolido tanto