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Destino

Destino

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / La Vida Después del Adiós
Popularitas:5k
Nilai: 5
nombre de autor: NELSI BLANCO

Alana una chica de 18 años, ha vivido sola con su madre desde que tenía 2 años de edad, yabque su padre las abandono, pero no fue empedimento para ellas, juntas salieron adelante y eran muy felices hasta que un día de pronto apareció su padre y la entregó para saldar una deuda que tenía.

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capítulo.20

Martín salió vestido adecuadamente y Sara le dijo: Estoy lista, amor. Nos vamos.

Martín respondió: ¿Te puedes esperar un momento? También debo aclarar algunas cosas con la chica.

Quiero acompañarte, dijo Sara.

Martín respondió: Espera aquí, cariño.

Martín salió y tocó la puerta de la habitación de Alana, quien le dio acceso.

Al ingresar, Martín comentó: Solo te pedí que no te dejaras ver. Te lo advertí previamente.

Alana respondió: Lo sé, y eso fue lo que hice, pero jamás pensé que ella iría a la habitación de Luna.

Martín concluyó: Hablaremos más tarde, ahora debo salir.

Luego, se dirigió junto a Sara. Luna, con una mirada apacible, reflexionó sobre el hecho de que el señor había creído a su novia, algo que era de esperar. Prosiguió con la limpieza, mientras Alana decidió salir para ayudar a Luna. Al verla, Luna le preguntó cómo le había ido. Alana respondió que el señor había comentado que hablarían más tarde.

Luna, confiando en las palabras de Alana, expresó: Le creyó a ella. Alana hizo una observación: Y fue ella quien causó este desastre. Luna respondió: No importa, me encargaré de organizar todo y luego hablaremos con él. Alana agregó: Te ayudaré.

Juntas, se pusieron a limpiar.

Martín acompañó a Sara a buscar un departamento ubicado a una considerable distancia de su hogar. Encontraron uno muy atractivo que a Sara le encantó, y exclamó: Amor, quiero este.

Martín respondió: Entonces es todo tuyo.

Procedieron a realizar el papeleo correspondiente, pero la mudanza estaba programada para el lunes. Pasaron un rato juntos, disfrutando de su tiempo. Sara se sentía muy feliz, ya que Martín había puesto el departamento a su nombre.

Alrededor de las 8 de la noche, Martín llevó a Sara a su casa y le comentó: Cariño, mañana vendrá un camión de mudanza. Yo iré a casa para preparar mis cosas también.

Sara: Está bien, amor. Ve con mucho cuidado.

Martín la interrumpe, diciendo: Tranquila, cariño.

Luego, él se marcha. Al llegar a casa, Luna lo recibe. Alana le sirvió la cena, pero él le responde que ya ha comido. Alana se queda de pie, y Martín le dice que necesitan hablar.

Alana se sienta, y Martín le dice: Ven al despacho. Alana lo sigue.

Martín: Siéntate.

 Ahora que Sara sabe de tu existencia, está muy molesta.

Alana: Lo siento, señor, no fue mi intención.

Martín: Ya lo aclaré.

Me ausentaré de casa por unos días. Estarás bajo custodia, así que no intentes escapar. Podrás ir a estudiar, tal como habíamos acordado, y regresarás a casa.

Alana: Está bien, señor.

Martín: No me llames señor. También te proporcionarán un celular para que me avises cuando mis padres lleguen a casa.

Alana: De acuerdo, puedes estar tranquilo, no intentaré escapar. No haría nada que perjudique mi vida.

Martín: Nos casaremos en dos semanas, me comentó mi madre. Pensé que sería en tres meses, pero mis padres tienen prisa.

Alana: Dos semanas.

Martín: Necesito que ese día tu madre te acompañe y que se comporte adecuadamente, ya que también debe estar presente tu padre con su nueva familia.

Alana: ¿Por qué debe estar mi padre?

Martín: Mis padres desean que así sea.

Alana: Hablaré con mi mamá, pero me gustaría hacerlo en persona. ¿Crees que sería posible que la visitara?

Martín: Por ahora no, esperemos una semana y luego hablas con ella. Cheo te llevará a verla cuando yo se lo indique.

Alana: Está bien.

Martín: Eso es todo.

Alana se retiró y se dirigió a su habitación. Martín también decidió descansar.

A la mañana siguiente, Alana se levantó muy temprano, se duchó y se arregló para ir a estudiar, rebosante de felicidad, ya que finalmente regresaría a la universidad.

Salió de su habitación al mismo tiempo que Martín; ambos se miraron. Alana le dio los buenos días.

—Buenos días —respondió Martín—, te ves muy contenta hoy.

—Lo estoy, porque voy a estudiar —contestó Alana.

Ambos bajaron; Martín se retiró en su auto y Alana fue acompañada por su custodio.

Buenos días, me presento, soy Cheo Bermúdez.

Buenos días, Alana Blanco.

Cheo: A su disposición, señorita.

Alana: Gracias.

Cheo la llevó a la universidad. Alana se bajó contenta, ingresó y se dirigió directamente a la dirección para discutir sus faltas.

Después, recibió clases y solicitó todas las actividades que se habían asignado, pues estaba al tanto de todo lo que debía completar.

A las 2 de la tarde, regresó a la mansión de Martín, entró y saludó a Luna.

Conversaron un rato y luego subió a su habitación.

Le gustaría comenzar a realizar algunas de las actividades pendientes.

Eran alrededor de las 5 de la tarde cuando Alana bajó y se dirigió a la cocina. Luna le preguntó si iba a comer algo, a lo que Alana respondió afirmativamente y preguntó si Martín ya había llegado.

Luna no respondió, y Alana comentó que le preocupaba que Martín no vendría durante varios días. Luna respondió: No creo, él siempre viene a casa; si fuera así, me lo habría avisado.

Alana mencionó: Ayer me dijo que, debido a lo que había sucedido, tendría que ausentarse unos días.

Luna replicó: ¿De verdad?.

Alana comentó que posiblemente se encontraría con su novia. Luna respondió que la llamaría más tarde. Luego, Alana se tomó un tiempo para comer y después le informó a Luna que iría a llamar a su madre, dirigiéndose al despacho. Mantuvieron una conversación durante aproximadamente una hora, tras la cual Alana subió a descansar.

Al día siguiente, Alana se despertó y se preparó para ir a estudiar. Bajó, se despidió de Luna y salió en compañía de Cheo, quien la dejó en la universidad y permaneció allí para supervisarla.

Martín se encontraba en la oficina. Al mediodía, Alana salió al receso y se encontraba con Olivia.

Durante su pausa para almorzar, un grupo de compañeros se acerca y pregunta: ¿Podemos sentarnos con ustedes? Alana responde amablemente: Hola.

Olivia les invita a unirse: Claro, siéntense. Los chicos se presentan: Soy Carlos y él es mi amigo Luis, yo soy clara, y yo Maria, diego, Marcos. estudiamos en el mismo salón. Ustedes son nuevas, ¿verdad?

Alana responde: Sí, soy Alana y ella es Olivia, mi mejor amiga. Efectivamente, somos nuevas aquí. Hemos comenzado desde cero, aunque hemos faltado algunos días debido a problemas familiares, pero ya estamos poniéndonos al día.

Carlos: Podemos realizar la exposición juntos, ustedes dos, mi amigo y yo. Seríamos un grupo de cuatro personas, y los demás ya tienen asignados sus grupos.

Olivia mira a Alana, preocupada porque podría haber un inconveniente si Alana no puede reunirse con todos. Entonces, Alana dice: Me parece bien. Podríamos dividirnos las investigaciones y hacer el trabajo durante nuestros ratos libres aquí.

Carlos responde: ¿Y por qué no mejor nos reunimos en una de nuestras casas?

Alana explica: No podría, tengo otros compromisos y se me haría complicado.

Luis sugiere: Entonces, hagámoslo aquí.

Los jueves y viernes tenemos clases hasta las 12 del mediodía. Podemos quedarnos en la biblioteca por la tarde para trabajar en la exposición, siempre y cuando sea antes de la hora en la que ella deba marcharse.

Olivia comenta: Podemos quedarnos hasta las 2 o 3 de la tarde.

Carlos responde: Está bien, formamos un equipo entonces.

Todos sonríen y regresan al salón.

A las 3 de la tarde, Martín intenta comunicarse con Cheo para conocer la situación de Alana, ya que le preocupaba que pudiera escaparse, aunque ella no tenía intención de hacerlo. Alana Posteriormente, se despide de Olivia y se dirige a su auto.

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Hilda Soltermann
el final para cuando
Gabriela Deisel
QUIEN VA ACEPTAR UNA MUJER COMO SARA DE NUERA SI ES UNA MANTENIDA Y MALA PERSONA Y EL TAL SANTIAGO ES UN ENAMORADO DE SARA O EN UN ENVIDIOSO DE LO PEOR DE MARTIN
Gabriela Deisel
Ojala se quede sola juan y alas que protegen a esa dos mujeres lo dejen solo para que nadie lo ayude. enfermo y sin plata
se de cuenta del erro que cometio dejar a su hija y la madre de su hija
Gabriela Deisel
Ojala el papá de alana quede solo sin nadie que lo ayude tipo en silla de rueda para que sepa q es depender de otro y cambia alana y su madre han trabajado por años en cambio el las cambio por dos zorras gastadoras complusiva
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