Klaus Glendson Cassano es el primogénito de la familia más temida de Manchester. CEO de una gran empresa y Don de una de las mafias más influyentes, es conocido por su frialdad, su inteligencia aguda y una brutalidad sin límites. Entre noches llenas de fiestas y una vida de poder absoluto, Klaus vive bajo la constante presión del consejo para cumplir un deber que insiste en postergar: el matrimonio.
Tras años evitando compromisos, el consejo decide intervenir y pone en riesgo su título como Don. Obligado a elegir una esposa entre las herederas de la mafia, Klaus se niega a ser manipulado. Acepta casarse… pero con una condición: la elección será suya, y solo suya.
Entre amenazas veladas, alianzas políticas y juegos de poder, Klaus inicia su propia cacería. Pero lo que era solo una obligación estratégica puede convertirse en un desafío aún mayor cuando la mujer equivocada —o demasiado correcta— cruza su camino.
Porque, en el mundo de Klaus Cassano, amar es debilidad. Y él no acepta flaquear.
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Capítulo 20
Alana..
Han pasado tres días desde que me enfermé, ya estoy recuperada y Nona volvió a esta casa, en cuanto a la tal Liz, afortunadamente no la veo hace días.
—¡Buenos días, niña! ¿Qué te parece salir un poco de este cuarto e ir a caminar por la mansión?
Nona entra al cuarto con una sonrisa.
—¿De verdad puedo?
Pregunto con cierto entusiasmo, estoy cansada de vivir en esta jaula que es este cuarto, cuando Klaus dijo que iba a poder salir no creí mucho, al final, no paso de ser una prisionera en este lugar.
—Claro que puedes, son órdenes de mi niño.
Por lo que veo, Nona y Klaus son como madre e hijo, tampoco lo he visto desde lo que sucedió, no sé si es impresión, pero a veces siento sus ojos observándome desde lejos, sin embargo, por algún motivo no siento miedo o susto.
—Entonces vamos rápido, quiero explorar esta casa.
Me levanto feliz y ella viene sonriendo detrás de mí, del lado de afuera, ella se pone frente a mí y me va mostrando las habitaciones.
¡Uau, esta casa realmente es increíble! Cuando es de día, el jardín es bellísimo, una belleza que no pude ver en mi intento de fuga, Nona dejó bien claro que no puedo entrar a la oficina, al cuarto de Klaus como si pensara en poner un pie en ese lugar, ¡Dios me libre! Pero lo que me intrigó es que hay una suite al lado del cuarto donde me quedo y ese también es un lugar que no puedo ni osar pisar.
—Ya que conoces algunas habitaciones, voy para la cocina, en algunos minutos el almuerzo será servido y tengo que ver si no falta algo, con permiso, niña.
Nona se aleja y yo encaro cada libro con un brillo en los ojos, ¡esta biblioteca es enorme! Yo elijo un libro que me llamó mucho la atención, me siento en un sillón rústico y comienzo a hojear las páginas, sumergiéndome en la historia.
Salgo de los pensamientos con una mujer llamándome, ella también ya es anciana y muy simpática, después de leer dos páginas más, salgo de la biblioteca e intento llegar hasta el comedor, pero parezco estar en un laberinto nuevamente. Suspiro aliviada así que quedo frente al comedor.
—Hasta que al fin.
Digo y sostengo el picaporte, girándolo con una sonrisa mínima, así que la puerta se abre, veo a Klaus usando apenas una toalla en la cintura, mientras seca los cabellos con la otra.
—Perdón, puerta equivocada.
Digo sin saber qué hacer, él sonríe de manera socarrona.
—Para ser una monja me estás acosando demasiado.
Sin querer armar confusión o problema, apenas tomo el libro que acabó cayendo de mi mano y me doy vuelta para salir, pero él de manera rápida me jaló nuevamente para el cuarto y cerró la puerta, dejándome contra ella.
—¿Qué piensas que estás haciendo?
Sus brazos estirados contra la pared, me acorralan, y sus ojos de una forma que no consigo explicar, me devoran.