Ailyn, una joven con un vínculo único con la luna, fue destinada como la luna del rey alfa, pero la diosa luna fue testigo mudo de su humillación al ser rechazada el día de su presentación ante la manada.
El rechazo del alfa había sido como una daga clavada en su corazón. Con la frente en alto Aylin emprendió su camino, lejos de la manada que la había despreciado siempre.
Nunca imaginó que aquel bosque oscuro, lleno de sombras, la llevaría a conocer al ser que cambiaría su destino para siempre.
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Capitulo 20: Afrodisíaco
La celebración alcanza su clímax, una mezcla de luces y risas, mientras yo sigo inmerso en la incredulidad. ¿Cómo un simple pacto matrimonial, una alianza de conveniencia, ha mutado en este lazo sagrado? Las marcas en nuestros cuellos, selladas por la aprobación divina, cuentan una historia que aún me resulta incomprensible.
Observo a la loba, mi esposa, irradiando alegría mientras se mezcla con los invitados, y una inquietud extraña se instala en mi pecho. Esa sonrisa, dirigida a otros que no soy yo, despierta en mí una posesión irracional, un sentimiento que me perturba. ¿Es el resultado del vínculo de almas gemelas, impuesto por los dioses, el que distorsiona mis emociones? ¿O acaso esta posesividad hacia ella ha estado latente desde antes de las marcas, una sombra que ahora se revela en su totalidad? La incertidumbre me carcome, oscureciendo la línea entre el destino divino y mis propios deseos, y me deja con un sabor amargo en la boca.
Necesité alejarme un instante del bullicio de la celebración, buscar el aire fresco de la noche para aquietar el desastre de emociones que me embarga. La loba, ahora mi esposa, unida a mí en un lazo de almas gemelas, una conexión que trasciende cualquier alianza, una unión eterna, inquebrantable salvo por la muerte o la traición de algunos de los dos hacia el otro. La mera idea de romper ese vínculo, de infligir tal herida a nuestra esencia compartida, me congela la sangre. Un acto de tal magnitud no solo nos separaría, sino que nos despojaría de nuestra propia alma, dejándonos vacíos, desprovistos de sentimientos, sombras errantes en un mundo que ya no sentiríamos nuestro.
Una voz, teñida de una falsa preocupación, resonó en mi espalda__Alteza, ¿se encuentra bien?__. Al girar, la máscara de inocencia se desvaneció, revelando una mirada cargada de intenciones ocultas.
Un suspiro apenas audible escapó de mis labios__Estoy bien. Solo necesito un momento para asimilarlo todo. Han ocurrido sucesos inesperados hoy, pero ninguno me aflige. Al contrario, me siento... afortunado. No solo he ganado una esposa, un enlace crucial para nuestro linaje, sino que he encontrado a mi alma gemela, algo que creí imposible, por haber tenido ya un alma gemela que terminó muerta por traidora__
Mi voz, aunque cortante, no oculta la sorpresa y el asombro en la vampira que busca llamar mi atención a cualquier costo. La vampira frente a mí, con su atuendo provocativo, no logra despertar en mí ni una chispa de deseo. Su presencia, tan insistente como siempre, me resulta ahora más molesta que nunca. Es evidente que sus intenciones van más allá de una simple preocupación. Su persistencia, incluso ahora que estoy casado y mi vida pertenece a otra, me irrita profundamente. ¿Acaso no entiende que mi alma gemela ha llegado para quedarse, colmando el vacío que ella pretende llenar con su máscara de falsa preocupación hacia mi y coquetería?.
__Majestad, con el debido respeto, permítame expresar mi profunda inquietud. Me resulta inconcebible que una loba, una recién llegada, sea considerada su alma gemela de segunda oportunidad. ¿Acaso no merecen su atención aquellas vampiras de linaje puro que han consagrado su existencia a ganar su afecto y compartir su reinado? Es un agravio que el lugar que legítimamente nos corresponde sea usurpado por alguien ajena a nuestra estirpe__.
La sangre me hierve al escuchar la insolencia y la hipocresía de la vampira, que osa juzgar mis decisiones y cuestionar mi vínculo con Aylin, mi alma gemela, solo por su supuesta pureza de linaje. Su arrogancia me hace dudar de su propia ascendencia. Sin previo aviso, mi mano se cerró en torno a su cuello, cortando el flujo de aire. Sus intentos de liberarse son patéticos, la fuerza de una simple cucaracha comparada con la mía. La ira me ciega, pero la satisfacción de verla retorcerse bajo mi dominio es innegable.
__Eres patética. Ni siquiera tus uñas rozan la grandeza de mi reina. Mira cómo te retuerces en mis manos, inútil, incapaz de liberarte. Ni siquiera me haces cosquillas. Mi reina, en cambio, me iguala y superaría con creces si así lo deseara. No eres ni la sombra de lo que ella es. Quieres ser reina, pero ni para sirvienta sirves__. Con desdén, solté mi agarre. El cuerpo de la vampira se desplomó contra el suelo, sus pulmones luchando por aire, sus ojos inundados de lágrimas y terror ante mi presencia.
Con la furia contenida para no matarla aún, le grite a la vampira, cuyo intento de huida se estrelló contra la fría pared__Aylin es mi reina, y no pienso traicionarla. Me ha abierto las puertas de su vida, me ha confiado su alma, y no la defraudaré, mucho menos por una criatura con ínfulas de realeza, obsesionada con merecer la corona solo por su supuesta pureza de sangre__.
En mi mente, la imagen de Aylin se alza como un faro, recordándome que, aunque el amor aún no florece entre nosotros, somos almas gemelas, unidos por un destino que nos brinda una segunda oportunidad. Ambos hemos sufrido las heridas de nuestros primeros lazos, y jamás me permitire infligirle el mismo dolor. Conozco su fuerza, su dignidad, la valentía con la que había aceptado el rechazo de su primer compañero. Se que, si oso traicionar su confianza, no dudará en enfrentarme y borrarme de su vida para siempre, y eso no lo puedo permitir, porque con solo imaginarlo me destroza.
Mi atención volvió a la vampira, cuyo llanto ha cesado, reemplazado por una inquietante calma. Una alarma silenciosa resonó en mi interior, intensificada por una extraña sensación de calor que se extiende por mi cuerpo. Es un ardor familiar, uno que solo hw experimentado en la cercanía de Aylin. Pero no soy ingenuo; la coincidencia es demasiado evidente. La vampira, con su repentina serenidad y el calor que me consume, esta indudablemente conectada. La pregunta es, ¿qué clase de juego peligroso quiere jugar?.
Un rugido de furia escapó de mi garganta, y mis manos se cerraron nuevamente alrededor de su cuello, apretando con una fuerza mayor que la anterior__¡¿Qué diablos has hecho, maldita loca?!
__Le grité, la voz cargada de ira. Pero ella, impasible, solo me respondió con una sonrisa macabra, una mueca retorcida que evoca la imagen de una bruja en pleno conjuro, tejiendo oscuros hechizos para sembrar el caos. Un escalofrío helado me recorrió la espina dorsal, un presagio de la maldad que emana de su ser.
La locura remolinea en sus ojos mientras grita cuando le di un mini respiro para hablar.__En la guerra y el amor, todo se justifica, majestad. Si no tengo mi trono, esa loba jamás se sentará en él__La amenaza, velada pero letal, resonó en el aire, dejando en evidencia la oscuridad de su alma.
__No se resista, alteza__. Susurró con una voz cargada de veneno.
__El afrodisíaco que ahora fluye por sus venas, cortesía de mi pequeño obsequio, pronto lo doblegará. Caerá en mis brazos, indefenso ante el deseo que lo consume. Y la pobre loba, su compañera, observará impotente cómo su segundo lazo se desvanece, reemplazado por la traición. Su corazón se quebrará una vez más, testigo del rechazo y la sustitución, por no ser lo suficientemente buena ni siquiera para su segunda alma gemela.
El dolor y el calor se empiezan a apoderar de mi cuerpo, una tortura insoportable que amenaza con doblegarme. Pero mi lealtad a Aylin, mi reina, es un fuego más intenso, una promesa grabada en mi alma. Con un rugido de desafío, liberé a la vampira, consciente de que la batalla aún no ha terminado, y me lancé en búsqueda de mi reina. Soy suyo, cuerpo y alma, y ningún afrodisíaco, por poderoso que sea, podrá desviarme de mi camino. Juré ser fiel y protegerla ante los dioses, incluso si eso significa sacrificar mi propia existencia. Mi voluntad es inquebrantable, un escudo contra cualquier tentación, un juramento sellado con sangre y devoción.
Luchó contra la oleada de calor que quiere nublar mis sentidos, esforzándome por disipar los efectos del afrodisíaco con mi magia. La maldita vampira sabe que mi resistencia se desvanece, y sus ojos brillan con la malicia de quien ve su oportunidad. Intenta arrastrarme hacia una habitación, ansiosa por consumar su plan y destrozar el corazón de mi reina. Pero no se lo permitiré. No caeré tan fácilmente en su trampa. La ciencia me ha enseñado que la mente gobierna el cuerpo, y mi mente solo puede pensar en Aylin, la loba salvaje que me vuelve loco. Ruego a todos los dioses que estos pensamiento sean suficientes para dominar el fuego que me está quemando, para mantenerme firme ante la artimaña de una víbora ambiciosa.
Cuando la derrota me acorrala y la vampira me arrastra por los pasillos oscuros del castillo, la voz de Aylin resonó como una lumbrera en la tormenta de mis pensamientos. Su llamado, dulce y firme, me ancló a la realidad, recordándome la promesa que no puedo romper. A pesar del deseo punzante de liberarme de las garras de mi captora y correr a sus brazos, el efecto del afrodisíaco no me deja moverme por mi cuenta.
__¡Suelta a mi esposo,cucaracha con forma de murciélago!__. Escupió las palabras con molestia mi reina, y la vampira se tensó, pero después su sonrisa arrogante apareció.
Con malicia, la traidora vampira escupió__El rey y yo buscamos una velada exquisita, algo que tu insignificancia jamás podría ofrecerle__.
Intenté hablar, negar sus venenosas palabras, pero mi reina fue más rápida que yo. Con un movimiento grácil y letal, la derribó, separándola de mi sin lastimarme, silenciando su intento de separarnos antes de que nuestro vínculo, impuesto por los dioses y sellado en matrimonio, pueda nacer, crecer y fortalecerse. El eco del golpe resonó en los pasillos, una declaración silenciosa de que nadie se interpondrá en nuestro camino.
__Eres ridícula, me das pena ajena. Escuché cada palabra desde el principio. El rey vampiro es mi esposo, mi alma gemela, y ni tú, ni ninguna otra criatura insignificante con delirios de grandeza vampírica, lograrán arrebatármelo__.
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Holis 👋🏼👋🏼👋🏼.
Por aquí les dejo otro capítulo 😸 antes de irme a dormir 💤💤💤 un rato.
Nos vemos pronto en el siguiente ⏭️ capitulo, el cual es probable que sea durante la tarde o noche pues durante la mañana estaré en una jornada científica acompañando a mi esposo quien en diciembre se gradúa como médico internista.
Se acerca el momento 🌶️🌶️🌶️ de Aylin y Kael.