Tu Dulce Aroma

Apenas se había bajado del auto cuándo sintió una punzada en el vientre, primero fue leve y evitó hacer algún gesto de dolor, pero al avanzar sintió como se iba haciendo más intenso.

Al llegar a su cuarto Skylar sentía mucho calor, logró desvestirse e entrar a la bañera con agua fría, sentía como el calor se extendía desde su vientre hasta el esto de su cuerpo.

-No, por favor, no... No puede ser, no, no, no me niego, me rehúso, todavía no. - Repetía desesperadamente mientras hundía su cabeza bajo el agua.

Salió de la bañera a tropezones, busco entre sus gavetas y encontró el inhibidor de emergencia que había guardado, era una dosis muy alta para un omega que nunca había presentado un celo, pero era su última opción.

Lo inyectó con fuerza en su pierna. "Me dejará un morado" pensó fugazmente antes de perder el conocimiento.

Sin saber cuanto había dormido, al abrir los ojos estaba todo oscuro, su cuerpo estaba empapado en sudor y le dolía todo el cuerpo.

-Parece que lo he detenido, pero me siento tan mal... - Su voz rasposa le lastimaba la garganta.

Se dio un baño tibio, para luego abrigarse, no dejaba de tiritar y sentir el cuerpo pesado.

El reloj marcaba las cuatro de la mañana, dentro de algunas horas tendría que ir a clases.

Sin darse cuenta se quedó dormido, un suave sudor perlaba su frente dándole un aspecto angelical.

El reloj sonó puntual a las siete de la mañana, no había dormido casi nada y sus ojos se sentían pesados.

Los abrió lentamente para encontrarse con la persona que menos quería ver en ese momento, Carter lo observaba fijamente desde el sofá frente a su cama.

-¡Tú! - Exclamó sorprendido cubriéndose con sus mantas.

-Si, yo. - Respondió tranquilo mientras no le quitaba los ojos de encima.

-¿Quién te dejó pasar? - trató de contener su voz, no quería sonar asustado.

-¿Necesito permiso? Al fin y al cabo estoy en la habitación de mi prometido, frente a los demás somos ya un matrimonio. Papeles más o menos, eso está hecho. - Los ojos del alfa perforaban al omega que intentaba no esconderse en las sábanas.

-Tal vez no necesites permiso, pero no me gusta que me veas sin arreglarme. Por cortesía deberías anunciar tus visitas. - Skylar aclaró su voz para sonar más seguro.

-Tal vez, pero te ves... Apetecible tal como estás ahora, creo que podría acostumbrarme a tener esta vista todas las mañanas. - Había una nota de burla en aquellas palabras, Skylar no caería en su provocación.

- Parece que vivir en el extranjero te ha hecho más abierto en tus expresiones, por mi parte aún deseo dejar algo de misterio en nuestra relación. - La amargura en las últimas palabras hicieron que el alfabeto arrugara la frente, ya iba a empezar con sus canaletas.

- Creo que eso pronto lo arreglaremos, vine por ti. - dijo el alfa sin perder el tiempo.

-¿Cómo? - Skylar quedó tenso al escuchar aquello.

-Tal como lo oíste, vengo por ti. Después de conversarlo con mis padres y los tuyos es ridículo que esperemos más tiempo y vivamos lejos. Tú primer celo está por llegar y me necesitas cerca, no puedo estar viniendo a cada momento, es más práctico que vivas conmigo. - La voz del alfa guardaba cierto fastidio al decir eso, pero pudo vislumbrar algo de diversión frente a su reacción.

-No... Todavía no, o sea, mis clases tengo que graduarme primero, faltan al menos cuatro meses para eso y... Y yo todavía no estoy listo. - La voz del omega no podía ocultar el temblor.

-Nada de eso importa, estando en USA podrás dar exámenes libres si quieres y obtener tú certificado, pero siendo honestos estudiar no es lo tuyo. Creo que te estoy haciendo un favor, vamos, no pongas esa cara de asustado. Antes te morías de ganas por pasar más tiempo conmigo. - Una sonrisa burlona era todo lo que podia ver Skylar en el rostro del alfa.

- ¿Cuándo nos iremos? - Skylar apretó los puños y su voz sonó gruesa al preguntar.

-En dos semanas, mi mamá estará de cumpleaños la semana que viene después de eso nos iremos cómo la feliz pareja casi casada que somos. - sonrió con ironía mientras decía aquello.

Dos semanas, solo dos semanas le quedaban para salir de ahí.