Renasci

Estaba nerviosa. Debía buscar nuevamente a Kaiden y no sabía cómo enfrentarlo, pero tenía que hacerlo. Caminé por el largo pasillo que se dirigía hacia donde se encontraba su habitación, pero una conversación llamó mi atención.

—Sí, salió huyendo en medio de la noche —dijo una sirvienta. Yo me paré detrás de un pilar para que no me vieran.

—Dicen que quiso poner un hechizo en el príncipe, pero ella no sabía que la familia real de Elpis tiene espíritus guardianes —respondió otra voz.

Mi corazón se aceleró al escuchar aquellas palabras. ¿Podría ser verdad? ¿Veridia había intentado hechizar a Kaiden? Eso explicaría tantas cosas... La sorpresa y el alivio se mezclaban en mi interior, pero también el temor de lo que podría significar para nosotros.

Respiré hondo y me armé de valor. Debía hablar con Kaiden sobre todo esto y descubrir la verdad por mí misma. Continué caminando hacia su habitación, mi mente llena de preguntas y emociones encontradas.

Cuando llegué, toqué la puerta suavemente, esperando que estuviera allí. La puerta se abrió y Kaiden apareció, sus ojos reflejando la sorpresa y el alivio de verme.

—Andaira, ¿qué haces aquí? —preguntó, su voz cargada de nerviosismo.

—Necesitamos hablar, Kaiden —dije, mi voz temblando un poco—. Escuché algo y necesito saber si es verdad.

Él me hizo un gesto para que entrara, y cerró la puerta detrás de mí. Nos miramos por un momento, el silencio llenando el espacio entre nosotros.

—Dime qué has escuchado —dijo finalmente.

—Escuché a las sirvientas hablar sobre Veridia. Dijeron que intentó hechizarte, pero que no sabía que tienes un espíritu guardián. ¿Es eso cierto? —pregunté, mi corazón latiendo con fuerza.

Kaiden asintió lentamente.

—Sí, Andaira. Es cierto. Veridia intentó usar magia oscura para manipularme, pero Nyx, mi espíritu guardián, lo impidió. No quería que supieras así, pero entiendo que tengas preguntas —respondió con sinceridad.

Sentí una mezcla de alivio y angustia. Al menos ahora sabía que Kaiden no había mentido sobre sus sentimientos.

—También dijeron que ella salió huyendo —le dije, aún nerviosa.

—Sí, lo que hizo es un crimen muy grave que es castigado con la muerte. No importa si es princesa o no, rompió el contrato al intentar usar magia negra —respondió Kaiden con seriedad.

Las palabras de Kaiden resonaron en mi mente. La gravedad de la situación me dejó sin aliento. Veridia había intentado hechizarlo, y ahora estaba huyendo de un destino sombrío. La realidad de nuestro mundo se volvía más oscura y peligrosa con cada momento.

—Kaiden, esto significa ¿que habrá guerra?

Kaiden me miró con seriedad, su rostro reflejando la inquietud que yo sentía.

—Es una posibilidad, Andaira. Si Veridia se ha aliado con aquellos que usan la magia oscura, podrían intentar desestabilizar nuestro reino. Debemos estar preparados para cualquier eventualidad —dijo, advirtiendo lo que venía.

Sentí un nudo en el estómago. La idea de una guerra me aterrorizaba, pero sabía que no podíamos permitir que el miedo nos paralizara.

—Hay algo que no te he dicho. El demonio no murió. Está escondido en algún lugar recuperando su fuerza y ahora sé que quiere mi poder sagrado. Este poder se puede corromper y él se podría volver muy poderoso.

Kaiden me miró con preocupación al escuchar mis palabras.

—Andaira, eso cambia todo. Si el demonio no murió y está recuperando su fuerza, estamos en mayor peligro de lo que pensábamos —dijo, su voz llena de gravedad.

Asentí, sintiendo la urgencia de la situación.

—Lo sé. El demonio quiere corromper el poder sagrado que poseo. Si lo consigue, se volverá extremadamente poderoso y será prácticamente imposible detenerlo —expliqué, mi voz temblando ligeramente.

Kaiden se acercó y tomó mis manos, mirándome con determinación.

—No permitiremos que eso suceda. Protegeremos tu poder y encontraremos al demonio antes de que sea demasiado tarde. Juntos, somos más fuertes y podremos enfrentarlo —dijo con firmeza.

Sentí una oleada de alivio y fuerza al escuchar sus palabras. Sabía que no estaba sola en esta batalla, y que juntos podríamos superar cualquier adversidad.

—Debemos actuar rápidamente. Necesitamos informar a los demás y preparar un plan para encontrar y detener al demonio —dije, mi voz llena de resolución.

Kaiden asintió, su expresión reflejando el mismo coraje que yo sentía.

—Vamos a reunir a nuestros aliados y prepararnos para la batalla que se avecina. No dejaremos que el demonio corrompa tu poder y destruya todo lo que amamos —dijo, tomando mi mano con firmeza.

Juntos, enfrentaríamos esta amenaza y protegeríamos nuestro mundo de la oscuridad que se cernía sobre nosotros.