Mar, es la niña más hermosa de San Diego, inocente, dulce y soñadora, pero todo eso cambió, el día que un monstruo puso sus ojos en Ella, ultrajandola de la manera más cruel e inmoral, quitandole todo su valor y sus ganas de vivir.
Sin embargo, a pesar de estar entre las cenizas, con su vida destruida, Marysol encuentra en su interior la fuerza y valentía para escapar...
El camino no es fácil, salir del dolor tampoco lo es, pero con amor todo es posible...
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No he probado tus labios
(Mar)
Voy de regreso a casa de mi abuela, despacio, con un sin fin de pensamientos, inundándome la mente, veo a mi alrededor, todo está oscuro, está noche ni siquiera hay una luna que brille y haga que esta oscuridad se baya; sin embargo, estoy acostumbrada a las penumbras, no solo de la noche, sino también de mi vida.
También estoy acostumbra al silencio de la noche y para ser sincera eso me gusta, adoro este silencio, no hay ruidos, no hay sonido de palabras, no hay regaños, ni hay palabras ofensivas, el único sonido que se escucha es el ruido de las olas del mar golpeando la playa y eso es grandioso.
Mientras camino muy despacio pienso en mi nuevo tesoro, y recuerdo la alegría que sentíamos con Rodrigo cuando encontrábamos algo así... Quisiera retroceder el tiempo, volver a ser esa niña feliz, inocente y pura que daba brincos de felicidad por encontrarce un caracol lindo, o un pedazo de metal brillante.
Toco con mis dedos las bolitas de mi nuevo tesoro y eso me hace recordar que aún tengo mi cofre de tesoros...
Esa preciosa caja de madera tipo cofre, que Rodrigo me regalo el último cumpleaños que pasamos juntos; hace un poco más de 5 años.
Allí tomo la decisión de ir en busca de esa caja; pero no lo puedo hacer ahora, así que lo haré antes que salga el sol, en realidad es lo único valioso que tengo, nadie jamás me regalo algo así, es mi tesoro, ahora me iré a casa de mi abuela y esperarar que aclare el día.
Me recuesto, en el mismo sillón donde me estuve haciendo la dormida, antes de salir hacia el már para acabar con mi vida; estoy aquí devuelta; pero sin comprender porque estoy tranquila, siento en mi esa extraña sensación de serenidad, que muchas veces he añorado sentir.
Después de casi 5 horas dormida, despierto muy sorprendida, tenía muchísimo tiempo de no dormir así, y menos despertar así, sin angustia, sin ansiedad, ni siquiera sentí cuando me quedé dormida.
Me apresuró porque estoy decidida a ir en busca de mi tesoro, y si aquí voy de nuevo a la casa del lobo, no no no, es a la casa del demonio; pido a Dios no encontrarlo, no tener que ver esos ojos lascivos, que me desnudan hasta el alma, pido a Dios no tener que sentir sus asquerosas manos sobre mi cuerpo y mas aun, ruego tener suficiente fuerza de voluntad, para decir no a esa sustancia que intoxica mi cuerpo y que siempre está en mi habitación, porque, el malnacido entra a dejarla allí para que yo la tenga a la mano y me drogue.
Llego a esa Maldita casa, es el infierno, de san diego, al menos para mí lo es.
Entro despacio sin hacer el menor ruido, son las 5 a m. se que aún están dormidos, quisiera caminar en el aire en este momento, para no despertarlos y menos al demonio, con un cuidado extremo giro la perilla de la puerta, y entró a esa habitación que es el centro del infierno de mi vida.
Enciendo la luz y mis ojos van directos a la mesa de noche, sé que en la primera gaveta hay drogas, el corazón me palpita más rápido de lo normal, los suspiros profundos y ansiedad vuelven ami, y una espantosa lucha empieza en mi interior; quiero correr a esa gaveta y meterle a mi cuerpo el veneno que me hace olvidar por unos minutos lo desgraciada que es mi existencia.
En cuatro pasos ya estoy sentada en la orilla de la cama cerca de la mesita de noche, suspiro profundo y estiro mi mano para abrir la pequeña gaveta, pero cuando tomo la manecilla veo la muñeca de mi mano, veo mi tesoro, veo la pulsera que se me enredó en mi pie anoche en el mar.
No la había visto bien por la oscuridad; pero ahora mismo la estoy contemplado, es de hilo de seda negro y las tres bolitas tienen tres letras, mis ojos se cristalizan cuando leo las letras, R y M...
Pienso de nuevo en Rodrigo, el recuerdo de sus ojos azules como el mar me conmueven hasta las lágrimas; Dios mío veo de nuevo las letras, me parece increíble, ver esas letras las leo una y otra vez R y M, Rodrigo y Mar... Rodrigo y Mar... Rodrigo y Mar, Dios mío, debo estar soñando, R y M, Dios mío, por primera vez en muchos años estoy sonriendo en esta habitación donde solamente he llorado.
Suspiro y pienso de nuevo a que vine, me apresuró tanto que olvido cerrar la gaveta.
Y me voy al armario hay una caja de cartón y en esa caja de cartón están mis cosas favoritas de mi niñez, un álbum de fotografías impresas, una cajita de terciopelo negro que guarda una preciosa cadena de oro, con medalla en forma de sol, que Papá me regalo antes de emigrar a los estados unidos y mi cofre, mi cofre de tesoros, y es más grande de lo que recordaba, es precioso, lo abrazo y mis lagrimas ruedan por mis mejillas, quiero abrirlo aquí mismo y ver todo lo que Rodrigo y Yo guardábamos.
Me recuerdo tan bien cuando me lo dio me dijo que lo había mandado a fabricar especial para mí, que el cofre, tenía dos compartimentos; pero que solo se veía el primero, que allí pondríamos todo lo que encontráramos; pero que nuestros tesoros más valiosos estarían en su compartimento secreto y juntos clasificaríamos, donde estaría cada cosa, sin embargo, nunca lo hicimos asi que el compartimento secreto esta vacio.
Quiero abrirlo y ver todo lo que hay adentro, pero no debo hacerlo, debo estar en otro lugar, aquí no, aquí está el diablo mismo y no voy a ver las cosas que mi Ángel y Yo guardábamos en este lugar espantoso.
Tomo mis cosas, y salgo de la habitación, mi cofre es como del tamaño de una caja de zapatos, pero también me llevo el álbum de fotografías de mi niñez y la cadenita que Papá me regalo, así que la bolsa negra en la que coloque mis cosas, se ve de tamaño considerable.
—Gatita, yo sabía que vendrían a tu habitación.— Me espanto y estremesco la horrorosa voz de Franco. Quien está parado frente a mi puerta.
¿Quieres entrar de nuevo gatita? pasemos Tu Madre esta dormida aún y si no lo está no te preocupes se hará la dormida... tú ya sabes como es ella.
En ese momento mi cuerpo empieza a temblar, de desesperación quiero irme, pido a Dios que me ayude, quiero irme, quiero escapar.
No digo ni una sola palabra, pero mis ojos gritan el desprecio, el asco, que siento por Franco.
Él abre totalmente la puerta y camina, por un lado, y se adentra, yo volteo y veo que sus ojos están directos en la gaveta abierta de la mesa de noche y sonríe maquiavélico, escucho de nuevo su voz, Gatita ya se a que viniste, ahora dime ¿para dónde vas?— Me pregunta descaradamente.
— Tengo mucha hambre, iré a donde mi abuela a desayunar y pasaré tirando la basura.
Después regresaré a dormir, porque no he dormido —Le digo tratando de sonar convincente.
—Me parece perfecto, que vengas a dormir, ve a desayunar yo esperaré por ti, sabes gatita tú nunca me has besado; tu boca siempre a estado cerrada para mí, nunca he logrado sentir tu sabor y yo nunca te he forzado a eso por que sueño con el dia que tu me beses, quiero tus besos voluntariamente, pero ya espere mucho, hoy gatita quiero hacerlo hoy quiero que me beses.—Me dice con su mirada fija en mis labios.
—Yo, me estremezco solo de oírlo, agacho mi cabeza y salgo huyendo, el solo respirar su mismo aire da asco...