Ella es una chica que vive su vida segura de que no nació para amar, mientras que él es un hombre que ya amó una vez pero que no supo hacerlo bien.
Una noche se encuentran en una situación extraña sin saber que el destino ya lo tenía todo planeado.
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Veinte
Renato tuvo a la pelirroja por horas en sus brazos, de su silla pasaron entre besos al sofá y después a la habitación del despacho.
La besó y puso su mano en lugares en los que sabía bien que nunca nadie estuvo, pero no llegó a tocar ni con sus labios ni con su mano donde no debía, quería volverla loca de deseo esperando obtener más y que conociera el placer de tener algo sin llegar a tenerlo, además ella debía aprender a controlarse y a asumir que recibiría sus órdenes para poder recibir su premio.
Y ahora la tenía dormida junto a él después de dejarla exhausta de tanto jugar con su cuerpo, vestida solamente con la ropa interior que aunque ella batalló por quitarla, él no se lo permitió.
- Sofía- le repartió pequeños besos por el borde del sujetador pensando en lo que habría dado por tener en ese momento uno de aquellos senos en su boca y la escuchó gemir en sueños.- Sofía es hora de que despiertes.
- ¿Todo esto fue un sueño?
La inocencia con que preguntó aquello medio dormida lo hizo reír y la chica abrió los ojos.
- Gracias señor, no fue un sueño.
Renato volvió a reír y acercó su boca para volver a besarla nuevamente.
- Tengo que trabajar preciosa, si quieres puedes seguir aquí pero como no sabía si tenías algo importante que hacer debía despertarte para preguntar.
- ¿Qué hora es?- preguntó por inercia.
- Más de las tres.
- Hay por Dios.- le dijo sentándose en la cama como si la hubieran pinchado- Yo iba a comer con mi abuelo Enzo.
- Lo siento, quizás no debimos llegar tan lejos.
- No, no, no.- acercó su boca a la del hombre buscando que volviera a besarla- Y no te preocupes que mi abuelo sabrá comprender.
- ¿Le dirás a tu abuelo lo que estuviste haciendo?- le preguntó con una sonrisa ladina y ella achicó los ojos para mirarlo.
- Si quiero seguir recibiendo tan buen trato es mejor que ningún Parisi sepa lo que hago contigo.
- No me asustes.
- No estoy asustándote, te aviso.
Y ahora fue ella quien tomó sus labios loca de deseo.
...................
- Abuelo perdón, perdón, me entretuve y no llegué a tiempo.
Danara llegó hasta Enzo y lo llenó de besos.
- No te preocupes, cuando vi que no llegabas comí sin ti.¿Tú comiste?
- No, pero eso da igual.
El hombre la miró y casi la disecciona con la vista.
- Tus ojos brillan igual a los de tu abuela la primera vez que Nico le dijo mamá.¿No quieres contarme algo?
- No.- volvió a decir- Ser mi persona favorita en el mundo no te da el derecho de saberlo todo.
Ambos rieron y la chica se acomodo sentada junto a su abuelo.
- Lo que sea que te haya sucedido veo que te hace feliz, con eso me conformo.
- Y me asusta abuelo, pedí una cosa a los reyes magos y creo que me han traído otra.
- ¿No te hace daño?
- Creo que va a ser al revés.
- Quizás no, espera a ver como van las cosas y después decides.
- Y si después es tarde, yo no sé amar abuelo, no nací con esa facultad.
- Nara, tú tienes dieciocho años, no puedes saber lo que te depara el destino, cuando yo conocí a tu abuela pensaba igual, pensaba que amarla me haría débil pero lo cierto es que cuando único me sentía débil era cuando no estaba conmigo.- el hombre recordó aquella etapa oscura de su vida en la que hizo tanto daño a la mujer que amó casi desde el mismo instante en que la vio- Debes olvidar un poco quien eres y dejarte llevar, yo quiero para ti algo como lo que tuvimos tu abuela y yo y sé que lo vas a encontrar.
El hombre acarició con sus manos los rizos rojos de la chica.
- ¿Sabes que fue lo último que me dijo tu abuela antes de morir?
- No- le contestó ella.
- Que le daba gracias a Dios por morir primero, que ella no querría vivir en un mundo en el que yo no estuviera.- la voz se le quebró al hombre al repetir las palabras de su esposa y una lágrima rodó por su mejilla- Ese mi niña, es el amor que quiero para ti, y no debes aceptar menos que eso, sea quien sea y venga de donde venga, aunque toda la familia Parisi piense lo contrario.
- ¿Y si no es amor y me equivoco?
- Vuelve a empezar, pero que nadie pueda decir que no lo intentaste.
- Gracias abuelo.- le dijo dejando un beso en la mejilla del anciano.
- Y ahora hablando de otra cosa.¿Cómo le va a tu prima con el hijo de Jim?- cambió rápidamente de tema.
- Mal, yo lo quiero mucho pero él es un tonto y ella ya creo que va a darse por vencida, pero no sabes lo mejor de esta historia, a nuestros padres se les ha metido en la cabeza que sería bueno que Matteo y yo nos casáramos.
- ¿Pero se han vuelto locos?¿Están ciegos? Están mirando a la Parisi equivocada.
- Eso pensamos nosotros, pero vamos a lo de antes, no sabes la tamaña estupidez que hizo el asiático esta vez.
- No me cuentes, su padre casi hace que yo lo mate y el hijo se va a buscar lo mismo.
- No abuelo, Liz no te lo perdonaría, recuerda que ella lo quiere vivo y de preferencia entero.- ambos rieron, cada vez que aquella niña aparecía en su casa no faltaban las risas.
- Está bien, ya llamaré a Jim para que me lo envíe y halarle un poco las orejas, mientras yo viva nadie hace llorar a una Parisi y se queda sin recibir su merecido.
De verdad que está historia estuvo GENIAL!!!!!