Maite es una chica de quince años que se enfrenta a una dura decisión, dejar a su sobrino en un orfanato, o cuidarlo como si fuera su hijo.
Un incidente con una cartera haría que su vida cambie de un día para otro, provocando no solo una nueva oportunidad de trabajo para que mejorar su condición de vida, al igual que el niño que la llama mamá, sino que también hará que cruce caminos con un hombre que tiene mucho que ver con él.
No obstante, sus personalidades y formas de ser son tan opuestas que el llevarse bien será algo difícil.
¿Podrá surgir al más allá que solo la conexión que los une con respecto a su hijo?
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Capitulo 21
Maite sube y ve en su cama un hermoso vestido color blanco, muy largo.
— Una empleada lo dejo para ti mamá. — Le dice Daniel.
— Es hermoso.
— Póntelo.
— Primero me bañaré. Estoy casi dormida y necesito despertar.
— Bueno.
...
Mientras tanto en el estudio, Patricia está encendiendo su computadora, ella ingresa su contraseña y revisa su Gmail. Está por ver la información cuando entra Leandro, este ya puede caminar muy bien sin muletas.
— Amor. Ya estoy listo. — Patricia levanta su mirada y sonríe.
— Te vez guapísimo.
— ¿Por qué no te has arreglado?
— Trabajo. Pero lo dejaré para después. Me voy a cambiar.
— Okay. Te esperó en la sala.
— No amor. Me voy a tardar, adelantate. Recuerdo que tenías que ver a ese cliente tuyo.
— Tienes razón. Te espero allá. — Leandro se acerca a darle un beso. — Te amo.
— Yo te amo más.
— Eso es imposible. — De nuevo se besan y el se va primero. Patricia apaga su computadora y sube a cambiarse. Una hora después, Maite ya está lista, ella le pregunta a Daniel cómo se ve.
— Eres la mamá más hermosa del mundo.
— Gracias mi amor. — Maite lo abraza.
— Mami.
— ¿Dime?
— No vayas. Muchos hombres te van a echar los perros.
— ¿Los perros? ¿De dónde aprendiste eso? — Maite se ríe.
— Un amigo me dijo que a su hermana le echan los perros por ser hermosa. Yo no quiero que te muerdan. — Maite se ríe más fuerte.
— Amor, el no quiere decir que le echan los perros.
— ¿Entonces?
— Quiere decir que a ellos les gusta y le dicen cosas bonitas.
— ¿Y a ti también te van a decir cosas bonitas?
— No amor. A dónde yo voy los hombres casi todos son casados, y los solteros tienen novias que parecen modelos. No sé fijarían en mi.
— Pero eres hermosa. Tengo miedo de que te roben.
— Eso no pasara. Además, yo voy a trabajar, no a buscar novio.
— Bueno. Te cuidas mucho.
— Si mi amor. Ahora bajaré. No te duermas tarde. Tita te va cuidar.
— Si mami. — Maite sale y se encuentra con Patricia.
— Maite, luces presiosa.
— Gracias. Usted también está hermosa.
— Ese vestido te quedó perfecto, pareces un ángel.
— Por favor no exagere.
— ¿No te viste en el espejo?
— Claro que sí. Pero no es para tanto.
— Serás la sensación de está noche. Te lo aseguro. — Maite lo duda, aún así agradece de nuevo, luego salen juntas para el evento, afuera hay varios fotógrafos, ellos también quedan fascinados con la belleza de Maite y Patricia..
...
Minutos después ellas entran al evento, robándose las miradas de muchos hombres, Patricia parece estar muy acostumbrada a eso, no le causa problemas, pero para Maite eso es nuevo.
— Mira quién llegó. La asistente más linda del año. — Dice Hugo al verla. Maite se acerca a dónde están y los saluda.
— Buenas noches señor David.
— Buenas noches Maite. — Saluda el mientras no puede apartar sus ojos de ella. — Te ves muy... Guapa.
— Gracias.
— También estoy aquí. — Dice Hugo para llamar su atención.
— Señor Hugo, qué gusto verlo.
— El gusto es mío. Pareces un ángel caído del cielo.
— Gracias.
— ¿Me acompañas a saludar a unas personas?— Hugo le da su mano, Maite está por tomarla pero...
— No puede. — David le baja la mano a Hugo. — Ella tiene que acompañarme toda la noche.
— No exageres. Ella puede...
— No puede. Ya te lo he dicho. — David le pone su mala mirada habitual, Hugo comprende y deja se insistir. Maite que se empieza a sentir incómoda le pide permiso para ir al tocador. — No te tardes.— Advierte David.
— Si señor. Regresó en un momento. — Ella sale del salón y busca el baño. Se retoca el maquillaje, y al regresar se distrae viendo un cuadro en la pared, en el está una fotografía de un edificio muy hermoso.
— Amor. ¿Qué haces aquí afuera?. — Maite siente unos fuertes brazos rodeando su cintura, ella se da la vuelta y no puede creer quien la está abrazando.
— ¿Usted?
— Perdóname. — Leandro la suelta. — Pensé que era Patricia. Es qué tú cabello y el vestido. Perdóname. Te juro que no... Yo... — Leandro se muestra muy avergonzado. Maite al verlo así se da cuenta de que realmente se confundió.
— No se preocupe señor.
— ¿Por qué tienes el vestido de mi esposa?
— Ella me lo compró.
— Pensé que el verde era para ti. De verdad lo siento. Estoy muy avergonzado.
— Olvidemos ésto. Es más. Nunca pasó. ¿Por qué estábamos aquí? — Ambos se ríen.
— Un cóctel. — Responde Leandro.
— ¿Entramos?
— Claro. — Ambos se dirigen al salón.
— Yo pensé que usted estaba dentro.
— Llegué temprano y me invitaron a tomar una copa. Acabo de regresar. ¿Y Mi esposa? ¿llegó contigo?
— Si. Ella está dentro. — Patricia ve entrar a Maite con su esposo, ella se acerca a ellos.
— Amor. — Leandro le da un beso.
— Pensé que estarías aquí. Te busque pero...
— Salí a tomar una copa con un cliente.
— Señora Patricia, voy a regresar con el señor David. Con su permiso.
— Adelante. — Contesta ella.
...
El resto de la noche Maite se la pasa al lado de David, el nota que su hermana sale con Leandro, pero no le avisa a Maite. Cuándo el evento termina ella busca a Patricia, es entonces cuando David le dice que ya se fue.
— Mi hermana te abandono.
— Yo me puedo ir sola. No soy una niña.
— No te vas a ir sola. Es muy tarde. Yo te llevó.
— No señor, pido un Uber, o un Didi. Estaré bien.
— No seas necia. Yo te llevo. — Insiste David.
— Pero usted...
— Estás aquí por mi culpa, yo te mantuve ocupada. Lo mínimo que puedo hacer es ir a dejarte.
— Está bien señor.
siempre dije q Patricia se traía algo.
creo mentiras para q su hermano dejara a Carolina no le importaron los sentimientos de el. Ella es una manipuladora y todo lo hace a su conveniencia. tal como sus padres