The Dark Sky: El Trono De Oro

La noche fría se colaba por los huecos de las supuestas ventanas, el aire soplaba fuertemente y un golpe despertó a los invasores rápidamente. Sin dar tiempo a una reacción los dos trolls entraron y amagaron a las dos chicas; los demás miembros del grupo iban a reaccionar, pero de igual manera fueron atrapados por más monstruos que entraban sin ser vistos por la ayuda de la oscuridad.

— Déjeme malditos y asquerosos monstruos — Exclamó Lexa mientras forcejeaba.

Por su parte Emily hacia lo mismo, pero era inútil ya que la fuerza de esos seres era más superior a la de las chicas.

— ¿Qué tenemos aquí? Carne fresca — Decía el líder de los trolls — ¿Qué hacían en mis dominios? — Cuestionó.

— Eso no es de tu importancia — Respondió Lexa con enojo.

— Tenemos una perrita mal portada aquí; creo que... debemos enseñarles modales — Dijo el troll.

Los demás secuaces se rieron y dejaron ver sus enormes y horribles dientes, el mal aliento inundó la habitación.

— ¿Qué hacemos con estos? — Preguntó uno de los secuaces.

— No nos sirven así que eliminalos — Ordenó.

Sacaron a los miembros de los Templari y se los llevaron lejos de aquel lugar. Por su parte Emily y Lexa quedaron vulnerables ante aquellas bestias; el líder se acercó y olfateo el aroma a feminidad de Lexa para posteriormente pasar su lengua por su cuello y rostro. Empezó a tocar su cuerpo empezando por uno de sus pechos mientras seguía lamiendo su cuello, procedió a bajar su mano y con una sonrisa tocó la entrepierna de Lexa que trataba de apretar las piernas lo más que podía, un gesto que al líder no le gustó.

— Si no cooperas te arrancaré la piel de tu lindo cuello —

Al oír esto Lexa sintió un gran enojo y a la vez una impotencia de no poder hacer nada. Emily que se encontraba frente a ellos sólo observaba la escena mientras uno de los trolls la tenía agarrada del cuello con uno de sus brazos.

El líder de ellos siguió tocando a Lexa y cuando estaba a punto de arrancar su pantalón volteó a ver a Emily que trataba de liberarse. El líder volvió a sonreír y se acercó a su siguiente presa dejando a la chica principal que sintió un alivió momentáneo ya que el troll que la tenía presa empezó a tocar sus pechos con brusquedad.

El líder llegó a Emily y empezó a hacerlo lo mismo que a Lexa, pero está vez el olor a miedo lo incentivo más que de una rompió la blusa de la chica dejando expuesto sus pechos sujetos por su sostén color negro.

Tras esto, Emily empezó a tener los flashback de aquella noche que intentaron abusar de ella, cuando Rose la vendió como un pedazo de carne a unos hombres decididos a romper su inocencia. Un jalón sacó a Emily de su trance y a la par de Lexa fue bajada hasta arrodillarse frente a aquel troll sediento de poseerlas.

Ambas chicas estaban a escasos centímetros y a centímetros de aquel troll que lentamente saco su miembro que era algo jamás antes visto por ambas chicas que sólo quedaron petrificadas. El líder estaba dispuesto a usar sus bocas para su satisfacción, así que tomó las cabezas de ambas mujeres y las fue acercando poco a poco a ese enorme miembro, pero antes de completar su cometido Emily reaccionó y su poder oculto salió a la luz.

La chica tomó el miembro de aquel atacante que al instante sintió placer y cerró los ojos esperando una gran felación, pero su premio fue que este fuera arrancado gracias a la fuerza sobrehumana de Emily; los gritos del líder no se hicieron esperar y sus ayudantes trataron de detener a la chica, pero Emily sin pensar metió su mano al primer troll que la atacó con todo y el miembro de su líder; intercambio el pedazo de carne por la lengua de él y de igual forma se la arrancó.

El segundo troll intento atacarla, pero Lexa lo golpeó e hizo que abriera su boca para colocarle una granada dentro de la misma y así hacerle explotar su cabeza. Por otra parte Emily tomo el cuello de su atacante y presionó hasta que su fuerza lo terminó por romper.

Ambas chicas miraron al líder que aún estaba dolido por lo que le hizo Emily, pero decidido atacó a ambas chicas que lograron esquivarlo. Volvió el intento de ataque y más de lo mismo; el líder de los trolls ya estaba fatigado y con enojó ya que su orgullo fue pisoteado, así que Emily decidió acabar con esto lo más rápido posible; su brazo entró por la espalda de aquel ser que sólo se limitó a gritar para después ser removido su columna vertebral y ser atravesado con la misma en su corazón.

Ambas chicas se miraron con cansancio, pero no había tiempo ya que debían buscar a los demás miembros. Salieron de aquella casa y a pesar de haber pasado horas la oscuridad y la luz de la Luna seguía en pie sobre aquel pequeño pueblo desolado.

Ambas chicas caminaron y caminaron esperando encontrar a los miembros de los Templari, pero todo era en vano ya que no habia rastro de ellos.

Después de caminar por horas decidieron descansar en otra casa abandonada, esta vez bloquearon todas las posibles. Las chicas colocaron sus cosas y se tiraron en el suelo.

— ¿Estás bien? — Dijo Lexa.

— ¿Eh? Sí — Respondió rápidamente.

— Si quieres puedo arreglar tu ropa. Dámela —

Emily le dio su blusa a Lexa que la dejó un lado para después buscar algunas cosas en su mochila.

Mientras el silencio se hacía presente un extraño aroma se coló por las ventanas y penetró en el olfato de ambas chicas. Ambas sentían un cosquilleo recorriendo todo su cuerpo y un calor que las hacía sudar; la respiración se empeza agitar y sus cuerpos empezaban a responder de una forma totalmente inadecuada.

— E-Emily — Susurró Lexa.

— Lexa — Murmuró Emily.

Ambas chicas se vieron y como si fuese de una necesidad se besaron con tanta pasión. Junto a los besos las caricias se hicieron presentes; el calor junto a las caricias subieron y Lexa hizo el primer paso al tocar los pechos de Emily sobre aquel sosten color negro.

«Emily yo... no puedo detenerme» se decía Lexa para sus adentros mientras quitaba la prenda y dejaba ver los dos pechos al desnudo. Lexa los tocaba con delicadeza y pasión para pasar a probarlos; Emily sólo podía suspirar y gemir tras el placer recibido.

La ropa de ambas se fue quitando hasta quedarse con el contacto de piel a piel; besos, caricias, y el placer iba y venía, era un dar y recibir hasta que las dos terminaron extasiadas y cayeron rendidas una sobre la otra.

Después de horas ambas chicas despertaron sin poderse acordar de lo sucedido anoche. Lexa ya se encontraba vestida y le entró la blusa a Emily que había quedado como nueva.

Ambas chicas salieron de su escondite y siguieron caminando resignadas, pero sin pensarlo encontraron los cuerpos de los últimos miembros de los Templari que se encontraban sin extremidades ni rostro. Lexa cayó al ver a sus hombres muertos y tratando de no llorar tomo las armas y las municiones.

— Sólo quedamos tú y yo — Dije Lexa mientras guardaba las armas.

Caminaron dejando los cuerpos atrás y con ellos también el pueblo ya que misteriosamente la oscuridad se hizo día y todo era completamente diferente.