Una pareja de esposos adoptan a una niña que según los lugareños es hija de una bruja. Se la quitaron a la mala y ella ha jurado que regresará del más allá a vengarse.
NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un mal sueño
Clara, la enfermera le dio un sedante de los que tenía en el pequeño buró a un lado de la cama, no se había dado cuenta que el frasco había sido cambiado por otro igual, pero diferente contenido.
Yaqui, en vez de mejorar cada día estaba peor. Clara no entendía por qué no mejoraba si le estaba dando su medicamento al pie de la letra.
Al instante que la inyectó, Yaqui pareció tranquilizarse, pero la realudad ea que en su interior se estaba librando una batalla.
Se veía transportada por varios espectros hambrientos de venganza, ¿de dónde salieron?, no lo sabía. Pero uno de ellos le recordó lo que había hecho años atrás. Ella, sin querer, provocó el aborto a una de sus empleadas al discutir con ella y propiciar que se cayera por las escaleras.
"¡No fue a propósito! ¡Fue un accidente!" ¡Auxilio, no se me acerquen!
La enfermera trataba de calmarla sin éxito alguno. Pero ella estaba tan metida en su sueño que no reparaba en que Clara le estuviera hablando.
¡Despierte, señora!, es un mal sueño...
Pero Yaqui no despertaba, gritaba y gritaba, nadie podía hacerla volver, y entre los espwcyris la cara de Luisa sobresalía de tidas las demás.
¡Tú me robaste a mi hija, pero pagarás caro tu osadía!
Perdón, yo no quería, ellos me obligaron, yo no fui. Yo no sé dónde está tu hija.
Igual y estuviste con ellos. ¡Todos van a pagar!
Yaqui sudaba copiosamente, Clara no tuvo más remedio que avisarle a Eugenio.
Señor, tenemos que llevarla al psiquiátrico. Su esposa ya no tiene remedio. Y tiene que ser antes de que pierda completamente la razón.
No puedo abandonarla en ese lugar, tal vez ahí si se pierda por completo. En Eugenio aún quedaba un resquicio de amor por ella.
Claro como era un hombre chapado a la antigua no lo demostraba mucho, él pensaba que eso estaba fuera de moda, que solo era para los hombres débiles y él de ninguna manera era así.
Está bien, usted decide, pero por mí ya la hubiera llevado, de verdad, señor, esta señora está muy mal.
Vamos a esperar un mes, si vemos que sigue así, entonces la internaremos.
Como usted diga, señor. Pero vea cómo no deja de gritar y de moverse, parece que tiene una pesadilla tremenda.
¿Le está aplicando los sedantes como le ordenó el doctor?
Sí, pero al parecer, no le hacen efecto, ella sigue con su delirio.
Un grito enorme, los sacó de su conversación.
Ambos se acercaron a Jaqui, la veían moverse desesperada en la cama, sin que pudieran ayudarla en lo más mínimo.
Pobre señora, debe de ser algo terrible lo que atormenta su mente, dijo la enfermera.
No se equivoque, enfermera, no le voy a permitir que hable así de mi esposa.
Perdón, solo fue un comentario, dijo Clara, apenada.
Pues le voy a pedir que en un futuro evite hacer esos comentarios que no vienen al caso. Dedíquese solamente a cumplir con su trabajo, y por favor no opine cosas que no le estoy pidiendo.
Sí, señor...
Aplíquele más sedante para que pueda dormir, porque de otra manera no va a dejar de gritar todo el tiempo.
Clara le inyectó el sedante calladamente, no se atrevía a hablar por miedo de cometer una equivocación.
Yaqui se la pasó gritando 15 minutos más. Hasta que por fin cayó en un sueño profundo.
Pero por desgracia las pesadillas aún seguían, se sentía que caía en un pozo profundo, y después se quedaba atrapada ahí sin que nadie pudiera sacarla.
Gritaba a todo lo que daban sus pulmones, pero nadie venía a rescatarla, hasta temió que podría quedarse ahí para siempre, y morir en ese lugar.
No había escapatoria posible. Era un pozo con muchos metros de profundidad, nadie venía en su rescate, se sentía morir y sola. Fue entonces cuando se puso a llorar amargamente.
Estaba muy extrañada porque por más que gritaba, nadie la escuchaba. ¿Qué no había gente en ese lugar? ¿qué lugar era ese que nadie atendía a los gritos de una mujer?
Eugenio le pidió a la enfermera que le dejara dormir y se fuera a dormir ella también, mañana será otro día, le dijo.
Pero Yaqui seguía en su sueño, trataba de treparse por la pared, pero en el intento se lastimaba mucho las manos.
No puedo salir de aquí, nadie viene a ayudarme, ¿qué voy a hacer?
De pronto a lo lejos vio una luz, era como un túnel y al final había un pequeño hoyo por el que entraba la luz. Ella se dejó guiar por el sendero iluminado. Pero no era un túnel al parecer estaba en el cuerpo de una gran anaconda. La luz que veía no era otra más que la de su boca que la tenía abierta. Ella corrió para tratar de salirse de ahí. Pero la anaconda cerró la boca y permaneció encerrada. Ella se empezó a desesperar, le faltaba el oxígeno. Tenía que buscar la manera de poder salir de ahí.
Entonces se le ocurrió algo, de la bolsa de su bata sacó unas tijeras que siempre llevaba ahí para cualquier contingencia. Y aprovechó un descuido de la víbora para clavarle las tijeras dentro de su cuerpo.
Esta abrió mucho la boca, estaba muy enojada, y empezó a zangolotearse, Yaqui, como pudo, salió del cuerpo de la anaconda, y se fue corriendo por el camino hasta que llegó a una casa en el bosque.
Después de que llegó a esa casa, al momento de entrar cayó desmayada.
El sol que entraba por la ventana le dijo que el nuevo día había iniciado.
Al despertarse estaba bañada completamente en sudor, tenía una sensación amarga en la mente. Estaba tan asustada que miró a su alrededor, como buscando algo que le indicara que no era un sueño lo que había vivido. Pero comprobó que no había nada del otro mundo, todo estaba completamente en orden...
Respiró aliviada, pero aún así no quería salir de su casa por temor de que estando en la calle la persiguieran los mismos espectros que la perseguían desde hace mucho tiempo. Aunque no sabía si era realidad o un sueño.
más fácil usar palabras que se puedan entender bien en nuestro español como empleado