En el siglo XV, Ángela, una joven noble, es enviada por Derya, la reina del Imperio Escocés, al Imperio Otomano para recibir una educación de élite. Tras años de instrucción financiera y cultural, regresa a su hogar solo para descubrir que sus padres han concertado su matrimonio con un joven aristócrata. La dulce joven que partió ha regresado transformada en una mujer valiente y decidida.
Derya no solo quería la mejor educación para Ángela, sino también que sanara su corazón roto por Niall, quien la había rechazado antes de su partida. Ahora, de regreso, Ángela se enfrenta a un mundo de intrigas políticas y expectativas familiares, mientras redescubre sentimientos por Niall.
El regreso de la guerrera, narra el viaje de Ángela en busca de su libertad, amor y lugar en una sociedad cambiante.
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Angela
Angela despertó esa mañana más temprano de lo habitual, sintiéndose diferente. No era la misma Angela que se había acostado la noche anterior. Esta era una Angela renovada, poderosa y fuerte, decidida a no dejarse amedrentar por nadie y a no perseguir a un hombre que no la merece. Con esta nueva visión de su misma y perspectiva diferente, se dirigió al campo de entrenamiento.
Cada movimiento de su espada era más preciso y lleno de energía, como si una fuerza interior la guiara. Su práctica era impecable, cada golpe y defensa eran ejecutados con una soltura y fuerza inusitadas. Al terminar, vio a Niall a la distancia. Él le sonrió, admirando su destreza en la esgrima, pero Angela solo volteó los ojos con fastidio.
Niall, sin percatarse de su cambio de actitud, se acercó para felicitarla.
—Te has desenvuelto muy bien, Angela. Eres realmente impresionante con la espada —dijo Niall, con una sonrisa amigable.
Angela lo miró con frialdad y respondió secamente:
—Gracias.
Niall, sorprendido por su indiferencia, intentó iniciar una conversación.
—¿Te gustaría dar un paseo? Podríamos hablar un poco.
Angela se rió en su cara, una risa cargada de sarcasmo y desdén.
—¿Hablar? ¿Qué podríamos tener tú y yo que hablar? —preguntó, sin ocultar su desprecio—. Solo soy una niña, ¿recuerdas? Y tú, un hombre bastante mayor.
Niall apretó los puños, sintiendo la ira bullir dentro de él. Angela, sin esperar respuesta, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su hogar. Tenía asuntos más importantes que atender, como lidiar con su madre y el insidioso marqués Timoti.
Damian, que había observado toda la escena desde una distancia prudente, se acercó a Niall con una sonrisa burlona.
—Parece que la joven Angela no está interesada en ti, Niall —dijo Damian, con un tono sarcástico—. Quizás le interese un demonio guapo y encantador como yo.
Niall lo miró con furia contenida, pero Damian solo se encogió de hombros y se alejó, siguiendo el mismo camino por donde Angela había desaparecido.
Angela llegó a la mansión, donde su madre la esperaba en el salón, con una expresión severa.
—Angela, ¿dónde has estado? —preguntó la duquesa, con un tono autoritario.
—Entrenando, madre. ¿Acaso es un problema? —respondió Angela, sin molestarse en ocultar su desdén.
—Deberías estar preparándote para recibir al marqués Timoti. Es un buen partido y...
Angela la interrumpió bruscamente.
—El marqués Timoti puede irse al infierno, madre. No tengo interés en ser vendida como una mercancía.
La duquesa se quedó sin aliento, sin saber cómo reaccionar ante esta actitud rebelde de su hija. El cambio en Angela era palpable, una Coraza indestructible en su corazón, que nunca había visto antes.
—¡Angela, controla tus palabras! —exclamó la duquesa, recuperando su compostura—. No puedes hablar así. Tienes un deber hacia esta familia. Soy tu madre y te exijo que te comportes como una dama y no una verdulería de pueblo, por Dios, que te has instruido por los mejores maestros inclu...
Angela se acercó, mirándola directamente a los ojos.
—Mi único deber es hacia mí misma. No permitiré que nadie me controle ni me dicte qué hacer con mi vida. Ni tú, ni el marqués, ni siquiera Niall. ¿Eres mi madre? Toda mi vida e estado viviendo una pequeña versión de ti y ¿para que? ¿Para terminar consumida por la amargura? ¿Es eso lo que quieres para mí?
Una cachetada sonó en el salón, la duquesa, furiosa y al borde de las lágrimas, se dio la vuelta y salió del salón. Angela, no tuvo tiempo de reaccionar cuando la mujer ya había desaparecido. Su madre no podía comprender la fuerza que ahora la impulsaba, una fuerza que no permitiría que nadie la dominara.
— Mugre vieja si me alcanzó a dar — Dijo la chica frente al espejo
Angela solo la miro mal, mientras arreglaba bien su cabello, su versión malvada era una cosa seria, puesto aue Angela le permitia tomar el control en estas situaciones.
Al anochecer, Angela decidió salir a caminar por los jardines de la mansión. La luna llena iluminaba su camino, y cada paso la acercaba más a su verdadero yo. Recordó la conversación con su doble en el espejo, la parte oscura de ella que había despertado, y sonrió con satisfacción. Sabía que esta nueva fuerza la haría imparable. Sobre todo en los momentos difíciles, Lucy, como se hacía llamar su doble, había llegado a un acuerdo muy favorable con Ángela.
Caminó hasta llegar al borde del bosque, donde la quietud de la noche la envolvía. Se detuvo, cerró los ojos y respiró profundamente. Sentía el poder del lobo dentro de ella, una conexión con la oscuridad que no la asustaba, sino que la fortalecía.
De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio la vuelta rápidamente, su espada lista para atacar. Pero solo era Niall, que la había seguido discretamente.
—Angela, no puedes simplemente ignorarme así —dijo Niall, con preocupación en su voz—. Necesitamos hablar.
Angela lo miró fijamente, su mirada fría y decidida.
—No hay nada que discutir, Niall. Lo que teníamos, si es que alguna vez hubo algo, ya no existe. He cambiado. Y no permitiré que nadie, ni siquiera tú, me haga sentir menos.
Niall intentó acercarse, pero Angela levantó una mano, deteniéndolo.
—No te acerques más. No quiero escucharte. Ahora, necesito tiempo para pensar y estar sola. No me obligues a hacer algo que no quiero.
Niall asintió lentamente, entendiendo que cualquier intento de persuasión sería inútil. Angela se giró y continuó su camino hacia el bosque, dejando atrás todo lo que la había limitado hasta ahora. Con cada paso, sentía que se acercaba más a su verdadero yo, a la Angela que no temería a nada ni a nadie. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba lista para enfrentarlo. Había renacido de sus propias cenizas, más fuerte y decidida que nunca. Y no permitiría que nada ni nadie se interpusiera en su camino.
Damian, que había seguido de cerca la interacción, se acercó a Niall con una sonrisa burlona.
—¿Ves, Niall? —dijo Damian, con un tono de falsa simpatía—. Te lo dije. Tal vez, solo tal vez, ella prefiera a alguien más interesante, alguien capaz de cuidarla y sobre todo valorarla.
Niall, frustrado y enfurecido, lo miró con una mezcla de odio y desesperación.
—Cállate, Damian. Esto no te concierne.
Damian se rió y, con una sonrisa satisfecha, se alejó.
—Tal vez, amigo mío, tal vez deberías aprender a no subestimar a una mujer fuerte. Porque ahora, parece que Angela es mucho más fuerte de lo que podrías haber imaginado. Y la verdad eso ha cantado mi atención
Niall quedó solo en el jardín, observando cómo Damian se alejaba, sus palabras resonando en su mente.