En un mundo donde la magia y la mitología se entrelazan, "Círculos de Fuego: La Llama Eterna" narra la épica historia de un joven guardián, Elian, que descubre su destino en una antigua profecía. Su vida da un giro inesperado cuando encuentra un artefacto perdido que despierta una llama mística con un poder inimaginable. Esta llama, conocida como la Llama Eterna, tiene la capacidad de cambiar el destino del mundo, pero también atrae a fuerzas oscuras que desean controlarla.
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CAPITULO 7: El Retorno del Enemigo
En las semanas que siguieron al descubrimiento del observatorio y la llave perdida, Eldoria se sumió en una tensa calma. Los ciudadanos sentían la presencia creciente del enemigo acechando en las sombras, pero las defensas se fortalecían día a día bajo la dirección de Elian, Lyra, Kael y los líderes de los clanes.
Una noche, mientras los guardianes del cetro patrullaban los límites de la ciudad, una figura sombría emergió de entre los árboles oscuros del bosque circundante. Era un mensajero enviado por el enemigo, su presencia emanaba un aura de malicia y desafío."El oscuro señor ha regresado", anunció el mensajero con una voz fría y ominosa. "Y trae consigo una oferta de alianza, o destrucción para aquellos que se opongan."Elian, junto a Lyra y Kael, se enfrentó al mensajero con valentía, sin mostrar temor ante las amenazas veladas. "No negociaremos con la oscuridad", declaró Elian con voz firme, su mano descansando sobre el cetro que brillaba con una luz tenue pero constante.
El mensajero sonrió con malicia, revelando su verdadera forma: un ser encapuchado con ojos que brillaban con una luz roja intensa. "Entonces, preparaos para la destrucción", murmuró antes de desaparecer en la oscuridad del bosque, dejando un eco siniestro en el aire.
De vuelta en el santuario, Elian y sus compañeros se reunieron con los líderes de los clanes para discutir los próximos pasos. "El enemigo ha regresado con renovada fuerza y determinación", advirtió Elian, compartiendo la información del mensajero y preparándose para lo que sería la batalla más crucial que Eldoria había enfrentado en generaciones.
Lyra consultó los textos antiguos en busca de respuestas, buscando profecías y encantamientos que pudieran ayudar en la lucha contra el oscuro señor. "Hay una antigua ceremonia de fortificación que podría darnos una ventaja", sugirió, sus ojos brillando con una luz intensa mientras compartía sus descubrimientos con el grupo.
Kael, con su espada desenvainada y sus músculos tensos, entrenó a los soldados y ciudadanos en técnicas de combate avanzadas, preparándolos para enfrentar las hordas oscuras que se avecinaban. "Cada uno de nosotros debe estar listo para sacrificarlo todo por Eldoria", proclamó con voz resonante, su determinación inspirando a todos los presentes.
Así, mientras la luna ascendía en el cielo y las estrellas brillaban como faros de esperanza, Eldoria se preparaba para el retorno del enemigo y la batalla que decidiría el destino de su tierra.
Los días se volvieron sombríos en Eldoria mientras la presencia del oscuro señor y sus fuerzas se hacía más evidente. Noche tras noche, los guardianes del cetro vigilaban los confines de la ciudad, anticipando el ataque inminente que sabían que llegaría.
Una mañana, cuando el sol comenzaba a filtrarse a través de las copas de los árboles y las primeras aves cantaban en los jardines del santuario, un rugido resonó desde las profundidades del bosque. Los guardias se pusieron en alerta, sus manos tensas sobre las empuñaduras de sus armas, mientras una horda de criaturas oscuras emergía de la oscuridad.
Elian, Lyra y Kael lideraron la defensa desde las murallas de la ciudad, donde los ciudadanos armados con valor y determinación se alineaban en filas ordenadas. Las catapultas lanzaron fuego sobre las filas enemigas mientras los arqueros disparaban flechas con precisión mortal.
El oscuro señor, montado sobre un caballo negro y rodeado de sombras retorcidas, observaba la batalla con una sonrisa fría y despiadada. "Eldoria caerá bajo mi dominio", gritó con una voz que resonaba en los corazones de aquellos que lo escuchaban, su mirada fija en el cetro que brillaba en manos de Elian.
La batalla fue feroz y sangrienta, con cada lado luchando con todo lo que tenían. Las criaturas oscuras se abalanzaban con ferocidad, pero los guardianes del cetro se mantuvieron firmes, protegiendo cada pulgada de su tierra con un coraje que desafiaba la oscuridad misma.
Lyra canalizó la magia de los elementos, creando barreras de viento y muros de tierra que detuvieron el avance de las hordas enemigas. Kael, con su espada danzante y su habilidad táctica, lideró emboscadas que diezmaron las líneas enemigas con precisión mortal.
Elian, con el cetro en alto, invocó la luz eterna que había sido su guía y protección a lo largo de su viaje. Una explosión de energía luminosa envolvió al oscuro señor y sus seguidores, haciendo retroceder a las sombras y dejando al descubierto su verdadera forma: un ser de malicia y desesperación.
Con un grito de furia, el oscuro señor intentó un último ataque desesperado, pero fue repelido por la unidad y determinación de los guardianes del cetro y los ciudadanos de Eldoria. Las sombras se disiparon, dejando el campo de batalla teñido de la luz del amanecer y el eco de la victoria resonando en el aire.
De vuelta en el santuario, Eldoria celebró su triunfo con alegría y gratitud. Los líderes de los clanes y los ciudadanos se reunieron para honrar a aquellos que habían caído en la batalla y renovar su compromiso de proteger su tierra con todas sus fuerzas.
Pero mientras la paz retornaba a Eldoria, Elian sabía que esta batalla era solo el comienzo. El oscuro señor había sido derrotado, pero había otras pruebas y desafíos que les esperaban en el futuro incierto que se extendía ante ellos.