René y Antón, podría decirse que nacieron uno para el otro. pero por decisiones personales, se separaron por un corto periodo de tiempo, el la amo desde que ella estaba dentro del vientre de su madre, es solo que nunca lo dijo ante todos y ella lo amo y sin dudarlo se lo dijo en cuanto lo descubrió, ambos hicieron promesas, pero el fue el primero en romperla, por lo que ella decidió hacer lo mismo, ¿sera que en verdad su destino siempre fue amarse?
NovelToon tiene autorización de A.R.B.F para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 20
RENÉ
El segundo día con mi hermana se dañó con la llamada de su secretaria, al parecer surgió un grave problema y solamente Blanca podía solucionarlo. Hasta mi hermano Gael la llamó, así que ni modo, se tuvo que ir.
Y como seguramente llegaría tardísimo al departamento, llamé a Juanjo para que viniera a recogerme. Además, muero por ver su auto nuevo y, sobre todo, por conducirlo.
Blanca se fue y yo tomé mi bolso y mis cosas cuando Juanjo me escribió que estaba abajo. Tomé mis cosas y bajé lo más rápido que pude. Cuando llegué abajo, Juanjo estaba apoyado sobre un maravilloso Aston Martin DB11 2021 gris que me encanta. Es el segundo auto más rápido de todo el país y otro de mis sueños adorados.
—¿Qué tal? ¿Quieres dar una vuelta, hermosa? —preguntó Juanjo en un tono muy seductor. Y pues, sí, cualquiera caería a sus pies, pero yo no, yo caigo a los pies de su auto.
—Por supuesto, es increíble —me emocioné tanto que corrí y lo abracé, le di varios besos y él rió.
—Ya, pequeña, ya. Mejor vamos a la pista, allá te dejo conducirlo —dijo Juanjo.
—Sí, vamos —respondí.
Juanjo, como todo un caballero, me abrió la puerta de ese magnífico auto y me sentí en un sueño. Entré y era muy cómodo, sus asientos todo gritaba poder. Me encanta este auto, pero mi padre no quiere comprar un auto de esta magnitud, ni aún teniendo yo todos mis ahorros para ello.
Juanjo encendió ese motor y juro que soy la mujer más feliz del mundo. Cuando se puso en marcha, yo sonreía feliz. Los autos a nuestro alrededor no eran nada comparado con este auto, bueno, menos uno.
—Tu enamorado nos sigue —comentó Juanjo y yo volteé a mirar hacia atrás.
—¿Qué?, ¿cómo lo sabes? —pregunté nerviosa.
—Ese Koenigsegg Agera RS 447 Blanco, es el que él compró ayer —responde Juanjo.
—Pero, no sé, quizás es otro modelo igual —quise pensar que no era él.
—Por favor, la placa aún tiene el protector del taller —responde Juanjo y sí tiene razón, en ese taller les ponen un protector único y tiene su logotipo.
—¿Y por qué demonios no sigue? —pregunte frustrada.
—¿Cómo quieres que lo sepa?, es tu novio no el mío —Juanjo.
—No es mi novio —respondió molesta.
—¿Lo quieres perder? —pregunta Juanjo.
—¿Me dejarás conducir? —pregunté.
—Por supuesto, tú lo conoces y sabrás cómo dejarlo atrás —Juanjo.
—En el siguiente semáforo nos cambiamos —respondí y él asintió.
Cuando llegamos a un semáforo en rojo, no soltamos los cinturones y cambiamos de puesto, el espacio no era demasiado así que sin querer golpeé a Juanjo en sus partes nobles.
—Oye, que me atraigan más los hombres no significa que no tenga mi equipo —se queja Juanjo adolorido.
—Perdón, fue sin querer —respondí apenada.
—Ya acelera y deja a ese enamorado tuyo atrás, esta noche hay una carrera y quiero probar mi auto y las modificaciones que le hice —Juanjo.
—¿Vas a competir y no me lo dijiste? —hablé indignada.
—Sí, pero es con los vidrios abajo, no puedes competir tú —Juanjo.
—Bueno, entonces perdamos a este tonto, para que nos deje llegar a esa competencia —me abrocha el cinturón Juanjo igual y el muy tonto se presingno en cuanto la luz del semáforo se pone en verde.
Aceleré y comencé mi camino para dejar a Antón muy atrás. Sé que si hay algo del pequeño Antón que estoy segura que no cambió, fue su miedo a las alturas y la velocidad. Como dije, hasta el puente más alto de toda la ciudad, el puente de Brooklyn.
Afortunadamente, no estamos en hora punta, o no podría ir tan rápido. Después de unos minutos conduciendo, visualicé el puente.
—Por favor, que no termine mi auto nuevo flotando en el agua bajo el puente de Brooklyn —pide Juanjo nervioso, y yo acelero a todo lo que da este hermoso auto.
Correr me encanta, y lo mejor es que al acelerar no pierdo detalle de lo que hay a mi alrededor. Cuando entramos al puente, veo cómo el auto de Antón comienza a bajar la velocidad, y eso me hace sonreír. Aunque qué lástima por ese auto, si es un auto para correr, pero su dueño no se atreve a unir el pedal a fondo y liberar a la bestia.
Al salir del puente, bajé la velocidad y rodeé la ciudad. No podía encontrarme nuevamente con Antón. Además, acompañaré a Juanjo a una carrera. Por hoy, aceptaré ser solamente su animador. Puede que después de mi cumpleaños pueda encontrar un auto que yo pueda correr.
Después de un largo camino, llegamos al taller donde tomamos algo, ya que teníamos sed. Juanjo ocupó su lugar como piloto del auto, pues iríamos a una competencia donde estaría el idiota de Félix. Espero que no se ponga chistoso en plena carrera.
Aunque Juanjo es buen corredor, no quiero que le pase nada. Él es el hermano que escogí, al que quiero muchísimo y quiero que esté siempre junto a mí, apoyándome como hasta ahora, en las buenas y en las malas.