La Diabla

—Jasha es difícil para mi, espero que tengas un poco de paciencia.—Suspire—Eres importante, más que el resto y lo sabes, te quiero y como amiga o hermana te diría que seas feliz y busques una mujer, una que te vuelva loco, pero una sana, que su alma, cuerpo y corazón este sano.—aprieto mis labios— Me encantaría que sea así, pero sólo por hoy necesito ser egoísta antes de irme —Me miró sin entender— ya sabrás, ahora aprovecha, ya fui Psicóloga de cada uno de mis amigos, incluso Nico recibió unos golpes por decepcionar a las mujeres enamoradas— nos reímos juntos—contigo haría lo mismo, pero prefiero que digas lo que quieras.—Él sólo me miró y agachó la mirada negando, callando lo que haya querido decir. —Ok, lo haré yo primero— me acomodo mejor en mi asiento—Señor vicepresidente, le agradezco la oportunidad de trabajo, sé que Nico me iba a mandar a trabajar con el contador y por lo que supe todas las mujeres huían, ya que no tenía buena fama y lo supieras o no, me salvaste. Engañamos a toda la empresa diciendo que merecía ese puesto, pero sabemos que no es así, yo no sabía nada, pero tú y tu paciencia me ayudaron y enseñaron todo.—sonreímos— Me hiciste la secretaria que debía ser y estuve en el nivel que ese trabajo requería.—suspiro—Por el lado de la amistad, nunca me dejaste sola, me cuidaste, me protegiste, fuiste mi hombro para llorar, fuiste mi payaso personal para hacerme reír y de todos, tú eras el más cercano a mi, tienes detalle de mi vida, conoces secretos o miedos que nadie sabe.—tomó aire porque se acerca una confesión enorme— Como hermano no puedo verte Jasha, pero eres grandioso, nuestras peleas o tu forma de cumplir mis caprichos o mis antojos inventados.—Y lo mejor ahora, viendo su linda carita con esa sonrisa perfecta— Como hombre te amo, eres lo que toda mujer quiere, eres un buen amigo, compañero, y un confidente, eres hermoso y eso da enojo o celos, pero nada que no se pueda arreglar; eres amable, sincero y muy directo, pero tienes tacto, menos cuando te enojas. Dices las cosas con delicadeza para no lastimar los sentimientos de nadie, pero no te fijas en los tuyos, sé de quién estás enamorado, o creo saberlo, aunque si es lo que creó, no te convengo.—niego triste— Nos acercamos en miles de sentidos y nos pasó a los dos, pero estoy rota Jasha. Sin embargo, hoy quiero ser egoísta y estar por única vez contigo, mañana debo empezar a sanar.

Siempre lo mire a los ojos, me daba vergüenza, pero era la única oportunidad de hacerlo, sabía que no volvería a Rusia, no por voluntad propia. Ambos empezamos a llorar cuando termino de hablar, pero él no dice nada y eso causa ansiedad en mí, también un dolor enorme en mi corazón.

—¿Eres para mí estos minutos, Jasha?— le preguntó irectamente y no me respondió con palabras, sino con un beso, uno tan tierno y profundo donde nos demostrabamos ese amor que teníamos guardado.

La ansiedad y los nervios eran mala combinación, pero hicimos el amor.

Entregamos todo en ese sillón, lo amaba y me dolía dejarlo para alguien más, pero él era un santo y yo una diabla que no siente dolor ni remordimiento al matar. Él no merecía eso.