Ella era una chica sencilla, Él un hombre poderoso, que podría pasar
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capitulo 20
Por otra parte Marina estaba buscando la forma de destruir a Rafaela esa gata que le vino a robar el amor de Rafael, ella había guardado muy bien toda aquella información de la procedencias de Rafaela para ser más exactos solo guardaba el hecho de que ella había trabajado como empleada doméstica y de Italiana no tenía nada, empezó a esparcir el rumor por todos los medios posibles y aunque la mayoría rechazo la procedencia de Rafaela hubo quien romantizo la historia incluso comparándola con la cenicienta, Doña Lucrecia al ver tales noticias no estaba conforme fue hasta la casa donde habitaba su hijo y Rafaela tocó la puerta, Rafaela fue abrir doña Lucrecia comenzó a gritarle miles de cosas, haciendo que Rafaela se sintiera triste
—Tu jamás estarás a la altura de mi hijo, solo eres una sirvienta, debes aprender eso niña, o que te creíste el papel de esposa para mi hijo solo fuiste la llave para recibir su herencia así que no creas que tienes importancia para el tarde que temprano el terminará divorciando te de ti—
—Por favor señora, yo amo a su hijo, y yo la apreció usted ha hecho muchas cosas buenas por mi, me ayudó cuando más lo necesitaba por favor señora deme una oportunidad—
—Jamás— dicho esto doña Lucrecia se marchó, mientras Rafaela no paraba de llorar pues siempre había sentido un cariño muy especial por ella, cuando Rafael llegó la vio llorando y es que no solo era doña Lucrecia, había leído algunas revistas donde la tachaban de oportunista, trepadora y muchas cosas más, Rafael la abrazo y la consoló, ella en los brazos de Rafael de sintió protegida, segura pero sobre todo amada, después de eso ella olvidó por un momento todo aquello es que cada vez que estaba con Rafael este trataba de hacerla feliz, el le leía algunos poemas, veían películas eran una pareja perfecta y todo parecía estar bien. Por la mañana Rafaela se despertó para hacerle el desayuno a Rafael pero comenzó a sentirse algo rara la comida le daba un olor feo, insoportable tanto que terminó yendo al baño devolvió el estómago ella pensó que era por todo lo que había comido la noche anterior esa extraña combinación de ositos de goma con chocolate y palomitas de maíz, salió sintiéndose mejor termino de prepara el desayuno, sin embargo subió a darse un baño quizá esto la haría sentir mejor Rafael le pregunto
—¿Te sientes bien?—
—No, creo que algo me cayó mal ayer, no te preocupes es algo sin importancia—
—Si te sientes mal podemos ir al doctor—
—Ya me siento mejor, además tienes esa reunión importante con los inversionistas—
—Ok, pero si te sigues sintiendo mal me llamas—
Rafael bajo al comedor ya todo está listo para el desayuno, poquito después bajo Rafaela todavía en toalla que cubría su cuerpo, Rafael dejo de comer para acercarse a ella y decirle al oído:
—Ya no tengo ganas de ir a trabajar, que tal si me quedo, por cierto ya lo hemos hecho en el comedor — Rafaela estaba muy excitada y recordó que días atrás ya lo habían hecho en el comedor.
—Si ya lo hicimos— dijo ella sonriendo, el la tomo de la cintura comenzó a besarla la subió a la mesa del comedor y claro que lo volvieron hacer, Rafael después que terminaron salió rumbo a la oficina este iba con una sonrisa de oreja a oreja, por su parte Rafaela fue como de costumbre al orfanato de voluntaria pero fue objeto de las burlas de doña Juana y su hija Valentina
—No se cómo Rafita se fijo en alguien como tú, teniendo a mi hija — Rafaela hizo caso omiso después de todo porque hacer bilis con personas tan amargas, Rafaela siguió haciendo sus labores sin embargo se comenzó a sentirse mal, doña Rosa noto la palidez de su rostro llamo a su chófer y sin preguntar la obligó a subir al auto doña Rosa le dio indicaciones al chófer para que las llevará al hospital, cuando llegaron doña Rosa le exigió a uno de los médicos ahí presentes para que atendieran a Rafaela sin dudarlo uno de ellos la atendió y como se imaginarán las sospechas de doña Rosa eran ciertas Rafaela estaba embarazada apenas tenía escasas cinco semanas fue aquella noche de la fiesta no había duda, Rafaela se sentía muy feliz pues siempre había soñado en ser madre y sabía que Rafael también estaría feliz o al menos eso creía, doña Rosa se sintió muy feliz de ver tan contenta a Rafaela.