Historia de Carolina Rosales, alias La Caro, una peligrosa narcotraficante de Sinaloa, México. Una mujer de carácter violento y capaz de cualquier cosa, con tal de resguardar su territorio y ampliarlo a costa de lo que sea. Hasta que..... Mejor te invito a que leas mi cuarta novela. Muchas gracias lectoras, lectores.
Espero que la disfruten.
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13- EL REENCUENTRO.
Madre, si voy a ir a México a buscar a mi Mamá biológica. Porque mi verdadera Madre eres tú. Hay cosas que necesito saber, y no quiero vivir con dudas de ninguna clase.
Como tú digas hijita. Pero vas a llevar seguridad. Nunca me perdonaría que algo te llegara a pasar.
De acuerdo Madre. Así se hará.
Cuando te vas?.
Madre, crees que sea conveniente que renuncie a mi trabajo?.
Realmente no lo necesitas, pero quiero que estés bien al pendiente de la Zopilota, nunca me ha dado confianza esa mujer, es muy ladina y falsa.
Me siento muy rara, siento que nunca he pertenecido a este mundo, sin embargo, siempre he estado inmersa en él. Dijo Yolanda.
Aunque parezca contradicción, pero yo nunca quise involucrarte, pero ahora es necesario que lo hagas. Hay muchas cosas que tendrás que aprender, incluso a usar las armas. Es un mundo lleno de violencia. Que bueno que has aceptado involucrarte hijita. Puedo ya hacer mi testamento, si no lo hago, tú y Caro van a estar en un peligro mucho mayor, si algo me llegara a pasar sin testamento de por medio, los buitres se les echarían encima hasta matarlas y eso sí que no. Yo te voy a preparar hijita.
Gracias Madre, no puedo negar que tengo miedo, pero aquí voy a estar. Cuenta conmigo Madre.
Susana tomó el celular y marcó un número.
Pancho, puedes venir por favor a la oficina del jardín?. Gracias.
Minutos después se oyó un toque en la puerta y Susana abrió, saludó a Pancho con un beso y dijo: Pasa por favor, ella se sentó en su lugar, detrás del escritorio y él junto a Yolanda.
Susana tomó la palabra: Pancho, mi hija mañana va a viajar a la Ciudad de México, quiero que organices su seguridad y también te digo que es mi heredera, así que te encargo muy encarecidamente que me ayudes a prepararla.
Qué buenas noticias, claro que si Susana. Cuenta con eso. Contestó Pancho.
Además, ya también sabe lo nuestro, así que ya podrás dormir en mi habitación sin esconderte.
Perdón?. Lo hacían a escondidas como dos adolescentes?. Ja, ja, ja.
Madre, desde hace mucho que me lo hubieras dicho, Ja, ja, ja.
Pancho se puso colorado, como Tomate de Culiacán y Susana sentía que se hacía chiquita, chiquita.
Yolanda, quieres ir a preparar tu equipaje?.
Ja, ja, ja, vaya manera de pedirme que los deje solos.
Yolanda, detente. O me conocerás con otra faceta.
Está bien Madre, ya me voy. Tengo que estar toda la tarde con Carolina. Permisito.
Yolanda habló a la línea aérea para reservar su vuelo a México, pidió viaje redondo con el regreso para el día siguiente.
Yolanda aterrizó en la Ciudad de México y se hospedó en el Hotel del Aeropuerto. Pasó a dejar su equipaje y cambiarse de ropa, Pancho se encargó de contratar a un chofer de su total confianza. Lo hizo desde casa, ya que tiene personal trabajando en la Ciudad de México. Yolanda fué a la arrendadora de autos, en compañía de Roberto, el chofer, y ella le dió la dirección a dónde tenía que ir. Era una casa sencilla en una unidad habitacional. Tocó el timbre, salió una mujer que aparentaba más años de los que en realidad tenía, al verla, Yolanda la saludó: Hola Mamá.
Yolanda?. En verdad eres tú?.
Sí, soy yo. Puedo pasar?.
Si, claro, hija, déjame abrazarte.
Yolanda se dejó abrazar, pero ella no sintió ningún afán.
Por qué?, Mamá.
Hija, yo no podía hacer nada, ahí solo se hacía la voluntad de tu Padre.
No Mamá, no hiciste nada por buscarme, no quisiste saber si estaba bien, o si me pude llevar un pedazo de comida a la boca. Qué clase de Madre hace eso?.
Nada más a eso veniste?.
Quiero verdades Mamá. Por qué mi Padre me vendió de esa manera tan sucia y ruin, sobre todo, a un anciano decrépito. Yo era una niña Mamá. Cómo es que pudiste consentir un atropello de esa naturaleza.
Pero sabes qué?. Una buena mujer me acogió y me dio una excelente vida, me quiere, me ama y me cuida, no solo a mí, también a mi hija. Si Mamá, soy Madre soltera y tengo una buena vida. Quieres saber el nombre de mi Madre?. Pues bien, Susana Rosales y yo cambié mi apellido por el de ella, soy Yolanda Rosales.
Hija, pero si esa mujer es la Doña.
Si Mamá, Susana es la mujer a la con mucho orgullo presento como mi Madre, a ti te lo digo, porque lo único bueno que hiciste conmigo, fue darme la vida, y te lo agradezco infinitamente, pero únicamente vine a decirte que te perdono. Nunca más volveremos a vernos. Lo que si voy a hacer es depositarte cada mes una cantidad de dinero. Espero que te sirva, adiós Mamá.
Hija no!!. Al menos déjame conocer a mi nieta.
Tal vez Mamá, tal vez. Tienes alguna cuenta bancaria?.
La mujer sacó de un bolso raído una tarjeta, anota el número hija. Tus hermanos me mandan dinero alguna que otra vez. Dijo la Mujer.
No quiero saber nada de ellos Mamá espero lo entiendas.
Hija, aquí vivo sola, sin nadie, llévame a Navolato, a alguna casita sencilla. Esta casa la puedo vender y con ese dinero comprar alguna por allá.
No lo sé Mamá, necesito pensarlo. Yo si voy a estar al pendiente de ti. Adiós Mamá.
Conociendo a éste país, por mi experiencia, quizá lo secuestro un narco.