Hasta Que La Venganza Nos Separe

Alessandro, llegó a la mansion después de un largo día en el corporativo, subió directo a la habitación de Chloé, y al levantar la mano para tocar se quedó impresionado al escuchar voces y risas detrás de la puerta, abrió la puerta y sonrió sin poder evitarlo mientras observaba la escena frente a él. Camila, con un cepillo en la mano y una postura dramática, imitaba a la perfección el estilo de una estrella de pop, moviéndose con tanta entrega que hasta Alessandro tuvo que contener una carcajada. Chloe estaba sentada en la cama, con las mejillas sonrojadas de tanto reír, su risa cristalina llenaba la habitación y resonaba en el pecho de Alessandro, quien no recordaba haberla visto tan radiante, pensé que se veía tan hermosa.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —preguntó Alessandro con fingida seriedad, cruzando los brazos mientras intentaba disimular una sonrisa. Pero Chloe fue más rápida.

—¡Déjala! —dijo, sonriendo aún más ampliamente mientras lanzaba una mirada cómplice a Camila—. Tu hermana es increíble, Alessandro. Me ha hecho reír como no lo hacía en días, de verdad. Me estaba cantando una canción de una de sus cantantes favoritas. Una que se llama Cazzu.

Camila, sin perder la compostura, fingió un suspiro de exasperación hacia su hermano y dio un último giro, dejando el cepillo de “micrófono” sobre la mesa con un movimiento dramático.

—¿Ves? Hasta Chloe reconoce mi talento, Ale. Deberías considerar seriamente contratarme como animadora oficial de la casa —bromeó, poniendo las manos en la cintura.

Alessandro soltó una carcajada genuina, relajando la formalidad con la que normalmente se manejaba. No podía negar que la idea de ver a Chloe riendo y olvidando por un momento sus problemas le traía una alegría inesperada.

—Bueno, bueno, supongo que no puedo discutirlo, especialmente si ella ya te dio su aprobación. —Dio unos pasos más cerca de Chloe y se detuvo junto a la cama, mirándola con una mezcla de ternura y admiración—. Me alegra saber que estás sonriendo, Chloe.

Ella bajó un poco la mirada, pero su sonrisa permaneció. Después de todo lo vivido, descubrir que todavía era capaz de reírse, y con personas que realmente querían ayudarla, hacía que una pequeña parte de ella recuperara la esperanza y la fortaleza. En ese instante, sintió una especie de gratitud profunda hacia Alessandro y Camila; los dos le estaban brindando una nueva oportunidad para redescubrirse.

—Gracias a ambos —murmuró, mirando de reojo a Camila y luego a Alessandro—. No sé qué habría hecho sin ustedes.

Camila se despidió de su hermano con un beso y de Chloé con un beso también y se retiró para dejarlos hablar tranquilos.

-Bueno veo que Camila fue buena compañía.

- Si, la verdad me ayudó mucho a levantar el ánimo, y tiene un repertorio de canciones para subir el ánimo. - dijo con una gran sonrisa.

- Si, mi hermanita es toda una payasa positiva - dijo Alessandro y soltó una carcajada. - Nosotros quedamos huérfanos cuando yo tenía apenas 20 años y Camila era una pequeña de 10 años y me tuve que hacer cargo de todo, incluida a ella. Y siempre me animaba y me llenaba de energía positiva. Siempre ha Sido una buena niña.

Chloé sintió tristeza, porque ella nunca tuvo una relación así con Isabel. Era todo lo contrario, aunque ella siempre trato de acercarse a ella, Isabel siempre la despreciaba, prefería a sus amigas por encima de su hermana.

Alessandro se dió cuenta de que Chloé otra vez tenía esa mirada triste. Y se acercó y le dió un abrazo. Ella se sorprendió Pero lo recibió con gusto. Luego el se levantó y se alejo hacia la puerta.

Chloe observó cómo Alessandro se dirigía a la puerta, pero antes de salir, él se giró y le dedicó una mirada cálida.

—Estaré abajo cuando estés lista, no hay prisa —le dijo suavemente, como si le diera la libertad de tomarse su tiempo para procesar todo lo que había ocurrido ese día.

Chloe asintió y le regaló una pequeña sonrisa, agradecida. Cuando la puerta se cerró, suspiró profundamente. El día había estado lleno de emociones inesperadas. La compañía de Camila le había levantado el ánimo, y la calidez y apoyo de Alessandro eran algo que nunca había imaginado encontrar en medio de su tormenta personal.

Alessandro había sido claro en su intención de ayudarla, y Chloe no dudaba de que él realmente iría hasta el final. Pero aún quedaba mucho que procesar, y el favor que planeaba pedirle requería de toda su determinación y astucia.

Después de unos minutos, Chloe se levantó y se dirigió al baño para asearse, lavando el cansancio del día de su rostro. Se miró en el espejo, notando cómo en sus ojos brillaba algo nuevo, una mezcla de esperanza y propósito. Al terminar, se cambió y se arregló para bajar a cenar, con la decisión de disfrutar ese momento y de fortalecer la conexión que tenía con Alessandro. Sabía que necesitaría aliados, y él se había convertido en uno de los más importantes.