¿Morir así de miserable? Esta novela es una mierda. Todos son unos lunáticos.
‹El villano maldito›, era una popular novela histórica sangrienta y con un romance un poco torcido. Leí el libro hasta que mi cuerpo enfermizo no pudo ni siquiera sostener el libro, y quedé ciega. No debí tener siquiera una pizca de lástima por el final miserable de la protagonista de la historia, ¡Entonces no habría reencarnado en su cuerpo! La princesa heredera y, el personaje más lamentable del libro. Murió tratando de dar a luz al heredero del frío y despreciable príncipe maldito, a quien amó sinceramente. El feto ni siquiera esperó 9 meses, como un monstruo, desgarró el vientre de su madre. No sé que pensaba esa princesa, pero no tendré una muerte tan lamentable otra vez. “En primer lugar, debo cancelar ese maldito compromiso”—Pero, ese desgraciado príncipe me tomó de la mandíbula y frunció el ceño atractivamente —“¿No me amas?—¿Estás tratando de escapar de mí?”.
原创故事。
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Capítulo 18 : Invitados.
...⚘...
—Entonces puede levantarse, ma'am Aklen
Esbocé una sonrisa en los labios, mientras le sujetaba las manos con cuidado.
Con un rostro como este, me resultaba bastante fácil lucir inocente.
Sería bueno si Aklen sigue pensando que soy ingenua.
Se soltó de mi agarre con una sonrisa incómoda y se paró lentamente, dejando su cabeza gacha.
Abrió la boca.
—Princesa-
Me levanté y volví a agarrarle las manos.
—Puedes decirme Mei.
Incliné la cabeza mientras esbozaba una sonrisa amigable.
Arrugó la cara con un notable desagrado después de agarrarle las manos. Entonces trató de que quitara mis manos de las suyas disimuladamente.
Aklen no suele ser infantil con este tipo de cosas, así que, debo desagradarle mucho.
Agaché la cabeza y, conteniendo aire en las mejillas; la miré con los ojos aguados; mi mirada dolida.
—Ma'am Aklen, ¿No te agrado? Yo—me pasé las manos por los ojos —quiero ser tu amiga.
Hizo una mueca.
Já, de verdad me odia.
La puerta se abrió.
—¿Me buscaba?
Borá entró relajadamente con una risita en los labios.
Ha estado haciendo un buen trabajo y, al igual que Ting, me cae bien. No todos son lunáticos en esta novela después de todo.
Me limpié las mejillas y fui hasta ella.
—¿Puedes arreglarla? —señalé a Aklen.
Borá la miró, la escaneó, le hizo una mueca, y luego volvió a mirarme, como si me dijera: “mi señora, ¿acaso enloqueció?”.
Asentí.
A Borá no le agrada Aklen, por alguna razón. Me dijo que era porque parecía un tipo de “mujerzuela”.
No parece, lo es.
Aklen se acercó y, sin ningún tipo de reverencia, le habló.
—Digame Aklen, por favor. Seré desde hoy, la dama de compañía de la princesa Gwshan. Creo que ya nos hemos visto anteriormente, ¿es usted la maquillista personal de la princesa?
Borá rodó los ojos con molestia nada disimulada. Después suspiró.
—Siéntate.
Me reí discretamente.
—Puedes llamarla Borá —dije.
—Es de preferencia que no me llame —terminó Borá.
Aklen hizo una mueca apenada mientras obedecía las instrucciones de Borá.
—¿E-Es esto necesario?
Borá abrió la boca; ofendida.
—Muchacha, si a partir de ahora serás dama de compañía, sería primordial que no refutara ante las órdenes de nuestra ama —la miró directamente —¿no lo cree?—volvió a hacer su trabajo.
Aklen no dijo ni una palabra.
La verdad es que Borá daba un poco de miedo.
—Ha llegado en un momento inoportuno, ma'am Aklen. Estaba a punto de salir cuando llegaste. Hoy se festeja la ceremonia de compromiso de la prima de su alteza; el emperador y, también un pequeño Baijiaji.
Borá esbozó una sonrisa orgullosa mientras maquillaba a Aklen.
—También es la invitada especial del emperador —agregó.
Vimos a Aklen esbozar una radiante sonrisa.
Por supuesto, la familia real de Hwanhuan también asistirá, lo que significa que, Hwan estará presente sin falta.
¿Es eso lo que te alegra, Aklen?
Que tontería.
¿Te emociona tanto encontrarte con un hombre comprometido?
Escuché a Borá chasquear la lengua.
Por la puerta, entró una criada, era la mujer con la boca rota de aquella vez.
Se inclinó ante mí con respeto.
—La duquesa viuda ha llegado, princesa Gwshan.
Le di una mirada a Borá antes de salir.
La duquesa viuda y, la madre de Cai, también la persona a la que Runhui le dejó el imperio Gwshan mientras yo decidía si casarme o no (un año).
Se ofreció a acompañarme en lugar de Odette a este evento real en Hwanhuan como si fuera mi madre. También dijo que quizás podría aprovechar esta oportunidad para conseguir un buen partido para Cai.
En la novela no se describió mucho de ella. Solo decía que era infértil, pero que Cai, su único hijo, fue como un milagro.
Recuerdo haber simpatizado con su corta historia que solo rellenó dos líneas del libro.
Después del funeral de Runhui, nunca se le volvió a mencionar, ni a ella, ni a Cai.
Me resultó mejor idea asistir con ellos, que asistir con Odette, que solo sabe dar vergüenza, así que acepté.
—Le agradezco que aceptara nuestra compañía, princesa Gwshan.
La duquesa viuda inclinó el cuerpo respetuosamente al bajar de palanquín. Ablandó su voz haciéndola sonar con dulzura. En su semblante se notaba lo emocionada que estaba.
—Es un alivio que hayan llegado bien.
Mis ojos se dirigieron al chico azabache que estaba detrás; refunfuñando algo.
Se me acercó relajadamente y me desordenó el cabello.
Maldito, ¡este peinado llevó tres horas!
—Prima, ¿Por qué has hecho que mi madre asista a tal evento?
Cai, pensé que solo era un tipo serio e inteligente. Pero, me acompañó neciamente durante los días postreros al funeral y, me di cuenta de que también es un chico juguetón y perezoso.
Le atrapé la mano.
—¿Por qué no solo te casas? Le sacarías un gran peso de encima.
Chasqueó la lengua como un problemático.
—No he encontrado a alguien bueno para mí.
Se cruzó de brazos y encogió los hombros.
—Dudo que haya alguien que pueda soportarte.
Me mostró los dientes en una sonrisa juguetona; aplastándome las mejillas.
—También yo.
Entonces, detrás se estacionó otro palanquín bordado y decorado en rojo.
Primero bajaron dos sirvientes vestidos con túnicas, para ayudar a bajar al pegoste de persona que no podía bajar solo.
Ese malnacido al final no murió y, solo quedó paralítico, pero, no deja de ser repugnante incluso en ese estado. Por lo que veo, Odette lo invitó a mis espaldas.
Odette empujó las ruedas de su silla para llegar a él.
—¡Hermano! ¡Has llegado finalmente! —gritó.
La escoria me miró, pero giró la cabeza de inmediato y, el cuerpo comenzó a temblarle, aun así, se atrevió a dirigirme la palabra.
—S-Sobrina, ¿H-Has estado bien?
Asqueroso.