Tras morir de una manera cruel y también injusta, Dayana de una manera misteriosa ha regresado en el tiempo.
En su regreso, ella planea no volver a ser una tonta que se dejó engañar de sus enemigos.
Ella en esta segunda vida será realmente una villana, y no tendrá piedad de quienes la dañaron.
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Asalto 4/5
Ambos niños se quedaron en la habitación hablando un rato, y cuando se cansaron, Dayana mandó a unos de sus clones por algo de comer y cuando este llegó, ella y su amigo comieron y luego de turnarse para tomar un baño, ambos se fueron a dormir temprano.
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Pasada la media noche, Dayana y su fiel amigo se prepararon para dar riendas sueltas a su plan macabro, y ellos, con ayuda del clon que salió temprano, fueron a su destino, que era asaltar a los que fueron a vender las joyas de Marta.
Todas aquellas personas estaban descansando en una de las tantas posadas de la capital, y todo lo que aquella mujer le dio a vender, lo tenían ahí mismo.
Ellos estaban dormidos, ya que el viaje fue muy largo y agotador.
Por el momento todo parecía ir tranquilo, pero de un momento a otro, la habitación se volvió aún más oscura, y un par de sombras entraron por la ventana de esa habitación, y comenzaron a herir a esos hombres.
Los soldados que andaban con ellos sacaron sus espadas y trataron de defenderse.
Pero ese par de sombras, no solo las espadas no le hacían nada, sino que al filo tocarlas, se dividían en dos.
Al no poder hacer nada, todos quisieron huir, pero las sombras les jalan de los pies y lo hacían caer.
Luego de eso, fueron golpeados sin parar hasta desmayarse.
Al despertar, todos estaban en el suelo, con apenas unas cuantas heridas, eso sí, faltaba lo principal, que era las pertenencias de la emperatriz Marta.
Alarmados, esas personas salieron de la habitación y fueron a hablar con el dueño de esa posada, y el hombre se asustó por ver tal cosa.
Alarmado, él mandó a su gente a esa habitación, y allí, aparte de estar desarreglada, no había nada fuera de lo normal, por lo que deducen que lo ocurrido, fue obra de mercenarios expertos.
Esa noche la posada estaba bajo un ambiente pesado, y los demás inquilinos no querían que las personas agraviadas estuvieran bajo el mismo techo que ellos, y deciden que lo mejor es que todos se vayan.
Así lo hizo el dueño de la posada, él por presión de sus inquilinos, sacó a esas personas fuera de ahí, quienes tuvieron que intercambiar un caballo, para conseguir hospedaje y un doctor.
Sin darse cuenta, la noche se le pasó enseguida, y aquellas personas regresaron temprano en la mañana para ir a decirle a Marta lo que pasó.
Ella cuando tuvo conocimiento de lo que pasó esa noche, se desmaya de la impresión y tuvieron que mandar a llamar al médico imperial y también al emperador.
Aquel último, al enterarse de lo sucedido, mandó a investigar, solo para confirmar que lo que esos hombres dijeron era real.
Cómo aún quedan unas horas para cumplir el plazo que se le dio a Marta, el emperador, aun estando ella desmayada, mandó a vender todas sus pertenencias. Las cuales eran exageradamente abundantes. Eso sí, un pequeño escuadrón de mil hombres fue a custodiar aquello, para que no venga a pasar lo mismo que la noche anterior.
Por suerte no pasó nada, y los guardias llegaron con todo en orden, y se pudo recuperar el dinero sustraído por Marta, más un poco más, el cual también sería para los pobres, y para una compensación para la esposa del primer ministro.
Cuando Marta recobro la conciencia, que se le informa sobre lo que hizo el emperador, casi le da otra vez un desmayo, y por más que gritó, nada pudo hacer.
Por lo que pasó, las clases de las niñas se suspendieron ese día, y Dayana y su amigo, tras esconder bien el tesoro de Marta, estaban en el bosque practicando magia.
La niña le enseñaba a su buen amigo y compinche, como hacer un clon de sombras y no morir en el intento.
Para él, quien ya tiene gran uso de su magia, era algo menos difícil que los entrenamientos iniciales.
Los dos se divierten mucho mientras hacen lo que les gusta.
Cuando la tarde cayó, el niño pudo crear un clon de sombras y eso llenó de orgullo a Dayana, quien no dudó en expresarlo.
—Tal parece que solo eres feo, al parecer tu cerebro te funciona bien— dice ella entre risas y el niño la mira mal.
—Enana, no te pases, debes de guardarle respeto a tus mayores— expresa el niño molesto, puesto que, aquella enana se estaba burlando de él.
Ante lo dicho por el niño, ella se comenzó a reír aún más.
—Aunque te veas más alto que yo, no significa que seas tan mayor, de momento puedes ser que solo me lleves algunos años, pero no es para que te considere mi mayor— se ríe ella y el niño se sintió ofendido.
Eso provoca que ella se ría aún más, y él comenzó a seguirla para hacerle cosquillas, puesto que, ese es el punto débil de Dayana.
Ella al ver semejante cosa, corrió por su vida, por más que corría, aquel niño no se detenía.
Ambos pasaron largo rato corriendo y riendo, por suerte, estaban bastante lejos de la gente.
Cuando los dos se cansaron, simplemente se detienen debajo de un árbol y vuelven a hablar de la magia.
En esta ocasión de la magia de fuego de aquel niño, la cual era igual de poderosa que la de oscuridad.
Al ya tener su maná restaurado, ambas magias estaban funcionando bien, lo único que no le funciona, es su memoria, puesto que, aun sus recuerdos estaban sin llegar, pero el resto, estaba todo en orden.
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Por fin se cumplió el plazo que le dio el emperador a Marta para reunir el dinero, y al pasar aquel suceso de la noche anterior, el emperador había mandado a sus hombres a vender las cosas de valor de aquella mujer.
Unas horas después los hombres llegaron con una gran fortuna, y se la entregaron al emperador, quien, después de tomar lo que corresponde a lo sustraído, ordenó que también se tomará el resto, para hacerle mejoras a las casas de los más necesitados y la compensación ya mencionada. Es lo menos que debe hacer, luego de lo que Marta hizo.
Los nobles, por ese hecho estaban contentos con el actuar del emperador, mientras que la involucrada, estaba llorando a mares cuando se le dijo lo que había hecho el emperador con ese dinero.
Ella aunque tenga sangre de plebeyos, siente gran desprecio por los que lo son