En medio de la adversidad y la desconfianza, dos almas se ven unidas por un destino implacable. Ella, acusada injustamente y condenada por un crimen que nunca cometió. Él, sediento de venganza y convencido de su culpabilidad. Obligados a un matrimonio forzado por circunstancias ajenas, se embarcan en un viaje lleno de secretos, intrigas y pasiones ocultas. ¿Podrán superar el peso del pasado y encontrar la verdad que los liberará? Descúbrelo en esta apasionante novela de amor y redención.
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Capitulo XIX Venganza
Varias semanas después Daphne había empezado sus estudios, le estaba yendo muy bien, seguía siendo la mejor de la clase, estudiaba en la mañana y por la tarde iba a la oficina de su esposo y lo ayudaba en algunos casos, definitivamente Daphne sería una de las mejores abogadas del país, ya no era un secreto para nadie que ellos estaban casados, todos los que conocían a la pareja decían que ellos eran tan diferentes que no parecía creíble que estuvieran casados, ya que mientras Gabriel caminaba por aquellos pasillos como todo un señor, creyéndose ser el todopoderoso y pocas veces respondía a los saludos de sus empleados, Daphne siempre estaba sonriente y preocupada por los demás, para muchos ellos eran polos opuestos y como los polos opuestos se atraen entonces por eso estaban juntos. Sin embargo, Gabriel seguía con la mala costumbre de darle órdenes a su esposa.
"Tienes que estar lista a las ocho de la noche, iremos con el abuelo", informo Gabriel fríamente.
"Amor, puedes estar lista a las ocho, perdón por no avisarte, pero hoy iremos a ver al abuelo. ¿No crees que suena mejor así?", respondió Daphne volteando los ojos.
"Sabes que me molesta que hagas eso con tus ojos, y bueno ya sabes que así soy", contesto Gabriel de mala gana.
"Y usted sabe que me choca que me esté dando órdenes", argumento Daphne molesta.
"Sabes que, mejor quédate en casa, no estoy de humor para tus niñerías" respondió Gabriel agarrando su saco para irse de la casa.
"Como quieras", dijo Daphne metiéndose en la cama al borde de las lágrimas.
Gabriel había cambiado mucho, últimamente estaba de mal humor y ya casi no estaba en casa, el único momento que compartían era cuando estaban en la oficina y ahí siempre hablaban de trabajo, Daphne estaba pensando que él volvió a recordar el pasado y eso ahora le estaba pensando. Mientras Daphne se rompía los sesos pensando en Gabriel, este se encontraba en caca de su abuelo, quien se molestó porque Daphne no había asistido a la cena.
"¿Qué pasó con Daphne?, la invitación era para los dos", pregunto el abuelo irritado.
"No quiso venir, se puso altanera y empezó a discutir de la nada" explico Gabriel acomodando las cosas a su conveniencia.
"Espero que me estés diciendo la verdad, sabes que aprecio mucho a tu esposa y que no te voy a permitir que le hagas daño de nuevo", amenazó Álvaro golpeando el piso con su bastón.
"Tampoco puede pretender abuelo que aguante sus malcriadeces, ella es una mujer casada y como tal debe comportarse", explico Gabriel seguro de tener la razón.
"Acaso tengo que recordarte todo lo que esa niña ha sufrido, ¡ah!, mejor no, puede ser que te ofendas si te digo unas cuantas verdades", grito Álvaro perdiendo el control.
"Mejor me retiro, no quiero discutir con usted", Gabriel salió molesto de la casa de su abuelo, a él nadie lo entendía, nadie entendía su lucha interna, él pensó haber superado el pasado, pero en los últimos días su hermano se ha hecho presente, era como si le estuviera reclamando que estuviera con la mujer que le había quitado la vida. Esa mezcla de sentimientos, ese debate interno entre el amor que sentía por Daphne y esas ganas de estar siempre con ella y el odio que lo llevaba a querer vengarse y hacerla pagar lo estaba volviendo loco. No sabía qué hacer con esos dos sentimientos viviendo dentro de él, la desesperación lo estaba alejando de Daphne, lo estaba matando.
Por otro lado, ella también se sentía muy mal, no quería pasar por lo mismo de nuevo, así que la única salida que encontraba era alejarse de su esposo, esa relación se estaba volviendo muy dañina y la única que saldría perdiendo era ella, Álvaro una vez le planteo la posibilidad de huir e irse lejos, poner distancia entre ella y Gabriel y al parecer había llegado ese momento. Aunque le dolía el corazón era lo mejor por el bien de ambos. Así que llamó al abuelo y le pidió que la ayudará a escapar.
Esa noche Gabriel llegó tarde a la casa y subió las escaleras, quería descargar todo el dolor que estaba sintiendo, tenía que decir lo que sentía a Daphne, su hermano muerto no merecía esa traición de parte de él.
"¿Estás despierta?", pregunto con voz fría.
"Si, me tenías preocupada, ya es muy tarde", respondió Daphne tratando de llevar la fiesta en paz.
"Yo soy el que debería preocuparme al estar durmiendo al lado de una axxxxxx, una persona capaz de quitarle la vida a otra a sangre fría", grito Gabriel furioso.
"Estás mal, yo no hice eso de lo que me estás acusando, pero tampoco te voy a explicar nada, piensa lo que quieras", respondió Daphne levantándose de la cama.
"¿A dónde piensas que vas?, estoy hablando y ahora me escuchas", siguió gritando Gabriel sin importarle nada.
"Ya basta, déjame en paz, ahora mismo me voy de esta casa y si quieres envíame de nuevo a prisión o mejor acaba con esto de una vez, vengate de una vez de mí, pero sea lo que sea que vayas a hacer hazlo rápido, ya no aguanto más esta vida de incertidumbre y sosobra", hablo calmadamente Daphne entre lágrimas.
"Si me voy a vengar de ti", Gabriel agarró a Daphne del cuello y la lanzó de nuevo a la cama, ella no hizo nada para defenderse, simplemente dejo que él se desahogará.
Una vez termino, fue al baño y empezó a romper todo lo que había en este, mientras que Daphne solo lloraba desconsolada ante aquel acto tan vil. Con las pocas fuerzas que le quedaban se puso de pie agarró sus documentos legales y salió de la casa con ayuda de Gertrudis quien se fue con ella para cuidarla.