CADA QUIEN LABRA SU DESTINO

Pasaron tres meses y había acabado el primer periodo de clases, los padres de familia estaban citados para la entrega de informes, la tia de Leda fue con gafas oscuras para que no se le notará sus ojos de trasnocho.

La los profesores la felicitaron porque Leda era la mejor de la clase, ella se sintió muy orgullosa de su sobrina, sabía que era una buena chica y quería un mejor futuro y por eso se ha dedicado a estudiar, para no seguir su ejemplo, la tia salió del colegio con una gran sonrisa sabiendo que su sobrina quería ser diferente a ella, apesar de lo que veía y escuchaba en casa, sabía que no era un buen ejemplo para su sobrina y que la quiso inducir en el mismo camino de ella.

Por otro lado salía la vecina enojada, su hija había perdido 6 materias, al llegar a su casa la encontró vomitado, la mujer se acercó, cuando quiso preguntarle que sucedía la hija se desmayó, ella pidió ayuda y la llevaron al hospital, allí la atendieron y le hicieron una serie de exámenes, la mujer estaba muy preocupada por la salud de su hija.

Después de una hora entro un médico con los resultados de los exámenes, la mujer estaba nerviosa, pero no tanto como su hija, el doctor miró a la señora y después a la hija; la mujer desesperada le preguntó ¿que tenía su hija? El doctor miró a la hija y dijo.

* Su hija debe saber bien que tiene, pero ella no se lo va a decir, ella esta embarazada.

Cuando la mujer escuchó los resultados de los exámenes casi se desmaya, enseguida pensó en la vergüenza que iba a pasar con sus vecinos, más con Leda y su tía a quien ella más criticaba, la mujer se sentía impotente, ella estaba creída que su hija era una mansa paloma, estaba pendiente de la vida ajena y no se daba cuenta que la suya y la de sus hijos necesitaba más atención.

La mujer miró a su hija con tristeza, sabía que en parte ella tenía culpa por no brindarle confianza, se dedicó a estar pendiente de la vida ajena; la mujer en ese momento recibió una llamada, ella sintió como su mundo se derrumbaba en cuestión de minutos, se enteró del embarazo de su hija, después la llamaron de la estación para que se presentara porque su hijo lo atraparon robando, la mujer no sabía que hacer, pero se acordó que una vecina ya le había dicho y ella no creyó; la mujer creía que sus hijos eran el buen ejemplo del barrio, nunca pensó pasar por todo eso en cuestión de minutos.

La mujer vivía prácticamente sola con sus hijos, su esposo era conductor de tractomula, por lo tanto la encargada de velar por la crianza y la educación de los hijos era ella, aunque el hombre siempre llamaba y cuando tenia descanso se la pasaba con sus hijos para que sintieran que el formaba parte de la familia y supo que los quería incondicionalmente. Pero ninguno entendió el sacrificio que el hacía para mantener a su familia bien.

La mujer sacó a su hijo y lo llevó a casa con su hija, sabía que todo lo que le estaba pasando era castigo por juzgar a los hijos ajenos, con el paso de los meses a la hija se comenzó a notar el embarazo, el hijo no la respetaba y salía con sus amigos sin importar lo que ella dijera, Leda presenció la discusión de madre e hijo pero no dijo nada, para Leda era vital que el amor propio creciera y se nutriera del desinterés ajeno, siendo ella la única responsable de su propia felicidad y bienestar, no de terceros. 

La mujer tenía a sus hijos en un pedestal, pero se les cayó de un momento a otro, la hija quedó embarazada de un chico que no estudiaba, al joven le gustaba estar en las esquinas, vestido según el a la moda y mal hablado, la mujer siempre criticó eso de los hijos ajenos, pero su hijo se convirtió en uno de ellos, la hija hizo como muchas de las jovencitas, no les gustaba los chicos serios, sino los que andaban en las esquinas.

Leda se dio cuenta de todo, pero a ella no le importaba la vida ajena, por mucho que la mujer la juzgó y criticó ella no podía sentirse feliz, a ella le dio tristeza por la mujer que descuido su hogar por andar pendiente a quienes no debían, Leda quería salir lo más pronto posible del barrio, su tia se quedaría en su casa porque quería seguir en lo suyo.

Leda se dio cuenta que en la vida es fundamental cultivar la autocrítica, basada en la asertividad y gratitud, pues detrás de cada piedra con la que tropezamos se encuentra una nueva oportunidad para aprender y mejorar, eso era lo que pasaba con ella y su tía, ella no iba a seguir sus pasos, estaba estudiando para tener su propio negocio y no depender de nadie y menos de hombres.

Paso el tiempo y ya Leda había terminado su estudio de cosmetologia y estética, había guardado todo el dinero que podía, el que le daba su tía por cada cumpleaño, el que ella podía recoger cuando iban hombres a casa de su tía, decidió arrendar un local que había en un centro comercial, tenía una compañera con la cual se identificaba, la compañera se llamaba Neyis, y vivia con la abuela, Leda le propuso trabajar con ella pero por un sueldo un poco bajo para comenzar; Neyis acepto porque le tenía mucho aprecio a Leda.

Con 18 años ya Leda había emprendido su propio negocio, la tia se sentía orgullosa de ella y le dijo que contará con ella siempre, Leda le agradeció por su ofrecimiento y por haberse hecho cargo de ella, no le dio el mejor ejemplo, pero siempre la trató bien y le dio todo lo que pudo y eso Leda lo agradeció.

Al principio el negocio no tenía mucha acogida, pero Leda no perdió la esperanza y buscó estrategias para atraer clientes, hizo promoción de 2×1 en tratamientos faciales, masajes y depilación. Sus clientes salian satisfechos del lugar, con sus experiencias salieron dispuestos a recomendar el spa a sus amigos y familiares. Las jóvenes ofrecieron un servicio excepcional para que sus clientes siempre tengan ganas de volver.