Scarlett Donovan es la joven típica que siente que debe ser perfecta, siempre guardando la etiqueta y comportándose a la altura de las expectativas. Su prometido Gianluca Vitale, hijo de una familia influyente en la sociedad Pero que se ve opacado por el desempeño de su tío Massimo. Pero la vida de Scarlett cambiará de un momento a otro cuando descubra el engaño de su prometido y mejor amiga, lo cual la terminara devastando, Pero también la despertara de ese sueño donde la vida es perfecta y la llevará a la vida real. ¿Que hará Scarlett para vengarse? Massimo también ha sufrido una decepción amorosa y odia a las mujeres debido a esto. ¿Que pasará?
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Capitulo 18
Tanto Massimo como Scarlett iban en completo silencio. El auto era un poco sofocante para Scarlett, quien miraba disimuladamente a su esposo. El rostro maduro y perfecto de Massimo invitaba a pecar, o al menos esos eran los pensamientos de la joven, a quien se le hacía agua la boca al recordar el beso que se acababan de dar.
—No es necesario que me adules todo el camino —le dijo Massimo, sacándola de sus pensamientos.
—¿Perdón? —respondió la joven, tratando de tomar el control de cada uno de los pensamientos pecaminosos que acababa de tener con el tío de su ex, y el que en ese momento era su esposo.
—Digo, que se te estaba saliendo la baba con solo mirarme —Massimo volteó hacia ella—. No quiero imaginar cuál sería tu cara si te coloco debajo de mí en cuanto lleguemos a casa. Después de todo, sería nuestra noche de bodas.
Scarlett se puso roja como un tomate. Por más que se estuvo preparando para su venganza, no quitaba el hecho de que aún era virgen.
—Ja, ja, ja, no te estaba mirando por eso —dijo la joven, desviando la mirada.
—No sabes mentir muy bien, pero dime, si no es por eso, entonces, ¿qué mirabas? —preguntó Massimo con tanta calma que ponía nerviosa a la joven.
—Está bien, te observaba a ti. Debo decir que entre Gianluca y tú no hay comparación. Al parecer, él sacó los genes de su madre —respondió la joven.
—Deborah, esa mujer es una arribista que engatusó a mi hermano y a mis padres, pero su teatro se acabará pronto —le dijo con sinceridad—. Para decir verdad, odio a esa mujer tanto como a su bastardo.
Esa rabia dejó sorprendida a Scarlett.
—¿Por qué los odias? Claro, si es que deseas hablar de ello —preguntó Scarlett.
—Quizás debí decírtelo antes de casarnos, pero debes estar atenta. Ahora que eres mi esposa, serás el blanco de esa mujer, y Gianluca tampoco te dejará en paz —Massimo se veía serio.
—No era necesario que me contaras todo, yo tampoco te he contado ciertas cosas que podrían ponerte en peligro —dijo Scarlett con sinceridad.
—¿Hablas de la muerte de tus padres? —preguntó Massimo con cautela.
—Sí, su muerte no fue un accidente como nos hicieron creer, pero tarde o temprano todo saldrá a la luz. Te lo digo porque mi enemigo ahora será el tuyo —le dijo Scarlett.
Massimo sonrió.
—Entonces estamos rodeados de personas que harían lo que fuera con tal de lograr sus objetivos, capaces incluso de matar. Pero yo ya estoy preparado para todo. La cuestión es, ¿lo estás tú? —Massimo la miró un momento antes de devolver su mirada a la autopista.
—Lo estoy. Ambos somos un caso perdido, ambos somos subestimados por nuestro enemigo —respondió la joven sonriendo.
Massimo condujo hasta su apartamento, un penthouse en el centro de la ciudad. Ambos subieron al ascensor, y al llegar, Scarlett se fijó en lo pulcro que estaba todo. Los tonos negros y grises del lugar le daban un toque de elegancia; definitivamente era el hogar de uno de los solteros más deseados de la ciudad. Massimo se quitó la chaqueta mientras los sirvientes llegaban para recibir a su nueva señora, tal y como Massimo había ordenado.
—Señor Vitale, señora Vitale, bienvenidos —habló una de las mujeres mayores.
Eran tres empleados: dos mujeres ya mayores y un hombre de mediana edad. Massimo extendió su mano hacia Scarlett, quien la tomó. Massimo la jaló hacia sí, colocando su mano en la cintura de la joven y, hablando claro y alto, anunció:
—La señora Vitale. Se dirigirán a ella como la señora de esta casa. No quiero quejas ni problemas; cualquier duda, de ahora en adelante, pueden acudir a mi esposa —Massimo besó la frente de Scarlett—. Pueden retirarse.
Los empleados se marcharon de inmediato.
—Marta es la cocinera, si deseas algo, puedes ir con ella. Johan es mi mayordomo; solo cuéntaselo si es demasiado urgente y no puedes contactarme, él te ayudará. Mirta es quien limpia la casa; no creo que la necesites, pero cualquier cosa, no dudes en hacerlo saber —le explicó Massimo.
Scarlett asintió, para luego voltear hacia él.
—Necesito colocar mis cosas en mi habitación, vamos, muéstrame dónde dormiré —le dijo.
Massimo sonrió.
—Segundo piso, vamos —dijo, empezando a caminar.
Scarlett lo siguió hasta que llegaron al segundo piso, donde Massimo abrió una puerta negra que daba entrada a una habitación lujosa, con una cama de seda negra, cortinas grises, un gran balcón y una chimenea moderna. Era una habitación muy grande y elegante.
—¿Dónde queda tu habitación? —preguntó Scarlett.
Massimo la miró extrañado antes de responder.
—Esta es mi habitación —soltó de inmediato.
—Ah, ok, entonces guíame a donde dormiré —dijo con una sonrisa.
—Esta es también tu habitación; somos esposos y debemos dormir juntos.
La sonrisa de Scarlett desapareció.
Massimo levantó las cejas.
—No pensarías que dormiríamos en cuartos separados, ¿o sí? —le dijo mientras colocaba sus manos en los bolsillos.
Scarlett abrió los ojos.
—Este no era el acuerdo —le dijo, enojándose al ver que este la quería tomar por tonta.
—Por supuesto que está en el acuerdo: fingiremos ser la pareja perfecta frente a todos, incluidos los empleados. Lo siento, pero no podemos darnos el lujo de que alguien hable y diga lo que pasa en nuestro hogar, y la mentira se caiga antes de empezar —le dijo, ironizando.
— Eres un idiota — le dijo la joven pelirroja
— Soy muy inteligente y pienso en todo — Massimo se acercó a Scarlett y en su oído susurro — Espero y trajeras pijamas sexis, aunque te digo desde ahora que duermo sin ropa, por qué es más cómodo
Sin esperar nada más Massimo se marchó
El corazón de Scarlett latía muy rápido y podía sentir aún el aroma de la colonia de Massimo impregnada en la habitación.
— Joder, la idea es enamorarlo a el, no al revés — Se dijo así misma — despierta tonta
Sin más, Scarlett se lanzó a la cama mientras enterraba su cabeza, y pensaba
"Si Massimo quiere jugar, pues lo haremos, veremos quién gana este juego. Va a quedar tan enamorado que me rogara para estar con el"