Fénix es una Joven de 21 años que vive una vida difícil con su padre- El padre la obliga a casarse con el nieto mujeriego de Thomas Anderson, el joven CEO Joshua Anderson, para evitar la banca rota.
Esta es la historia de un Matrimonio Forzado. Fénix y Joshua compartirán algo mas que un acta de matrimonio.
-Amor, secretos, dolor y engaños te harán ser parte de una historia única.
NovelToon tiene autorización de Gabriela Ale para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Inseparables
Fénix camino por el pasillo de la casa, los pisos de madera brillaban dejando ver su figura traslucida , ella sonrió, hizo un gran trabajo en ellos, uno de los tantos castigos recibidos por su padre o- frunció el ceño- fue su madrasta, no importo sacudió la cabeza y continuo hasta chocarse con un bello cuadro que decoraba el lugar, a decir verdad toda la casa parecía una obra de arte eso era lo único que hablaba de su madre y lo que su padre prohibió retirar, no había fotos de aquella mujer que le dio la vida, solo sus obras de arte.
Fénix tenía guardada en una pequeña caja aquella imagen sonriente de su madre sosteniendo su barriga con amor, un regalo que Nancy le dio a sus dieciocho. Lo único que tenia de aquella mujer que la amo incondicionalmente según su nana.
Continuo su viaje hasta la última puerta abrió lentamente sin hacer ruido, la habitación a diferencia de las demás era muy sencilla, una pequeña cama, una mesa de luz y un pequeño velador, pero lo que más amaba de ese lugar era aquel moisés ubicado al otro lado de la cama, allí dormía su pequeño Bastián de tan solo un año de edad.
-Buenas noches dulzura- su mano cálida cubrió la pequeña cabecita, el negro azabache de los finos cabellos parecían la noche más oscura.
-Parece que la fiebre seso, estoy feliz de que este mejor mi pequeño. -
Bastián arrugo su naricita, como si sintiera ese aroma que lo hacía profundamente feliz, y con gran esfuerzo abrió sus redondos ojitos. El gris radiante de la mirada del niño hizo temblar el corazón de aquella joven mujer que olvido todo su dolor para tomarlo en brazos.
-Ven aquí corazón, mamá te extraño-
Las pequeñas manos sujetaron el rostro de su madre, camino con el niño en brazos y sentándose el borde de la cama tomo las manitos para dejar dulce besos en ellas.
Bastián soltó una risilla que hizo eco en la habitación-
- Te hace cosquillas, no – Fénix volvió a besarlas juguetonamente y el pequeño reía feliz. No había duda él era todo lo que necesitaba.
- -Mamá te ama mucho, nunca olvides cuanto te amo, amor.
- Nunca- escúchame bien- Ella miro fijamente a los ojos del niño y este parecía entender la importancia de lo que su mami iba a decir- Nunca, nunca olvides que te amo, eres lo mejor del mundo para mí, mi corazón te pertenece, siempre estaré aquí, - dijo tocando el pequeño pecho de su bebe, este volvió a reír al contacto
Fénix se había prometido que su hijo se sentiría amado, tanto o más de los que ella deseaba ser amada, quería que ese niño recuerde aun cuando la muerte decida llevarla, que ella lo amaría incondicionalmente, sin importar como el llego a su vida.
- ¿Tienes hambre belleza? - pregunto cuando Bastián daba pequeños cabezazos en su pecho buscando alimentarse.
Con cuidado llevo a su niño en brazos hasta estar completamente acostados, saco su delicado seno y el pequeño apresurado comenzó alimentarse.
- Tranquilo, podrías atorarte. Acariciaba la tierna mejilla, los hermosos ojos grises la miraban fascinados mientras las pequeñas manitas se aferraban al pecho se su madre.
Aun no podía creer que era madre de tan hermosa criatura, esos ojos eran el recordatorio de esa noche, y aunque no fue la mejor, algo bueno había salidos de tan traumática experiencia.
Dos años atrás.
Los golpes en la puerta de su habitación obligaron a Fénix a levantarse de la cama, amaba su cuarto allí evitaba los malos tratos de su madrastra y la fiera mirada de su padre. El gran ventanal daba al jardín principal, lleno de flores, ese rico aroma se filtraba al igual que los rayos de sol, todo era simplemente hermoso.
Los cálidos tonos rosa en la pared hacían más luminoso el lugar, y los osos desperdigados por la habitación le daban un toque infantil
Ahí voy- rápidamente coloco las pantuflas peludas y abrió la puerta.
Sus ojos se abrieron asombrados, aun no podía creer quien estaba frente a ella.
-Sara ¿Qué necesitas?
-Hola hermanita, déjame pasar- antes de que Fénix dijere algo está la empujo y recorrió la habitación. Sara odiaba en lo más profundo de su ser como Fénix sin ser hija de su padre gozaba de mejores beneficios y ese cuarto sin duda alimentaba su ambición.
Todos en una tonalidad rosa, ligeramente elegante, la alfombra bajo sus pies parecía ser más suave que la de su habitación.
La cama redonda con sabanas de seda blancas que caían delicadamente a un costado y ni hablar del enorme vestidor que parecía otra habitación.
-¿Qué quieres? Fénix tenía sus brazos cruzados, estaba aún parada la puerta, y se veía molesta,
-Tu querida hermana serás mi regalo de cumpleaños- Sara sonrió coqueta y se arrojó de un salto a la cama.
-Fénix entrecerró los ojos confusa- ¿de qué hablas?
- Ven aquí- golpeo la cama\, su hermana- te lo explicare claro y fuerte\, solo déjame decirte que después de hoy tu y yo seremos inseparables. -Sonrió con malicia.