Sacha, buscando una lectura emocionante, se topa con "Emperador, ¿por qué mataste a mi hermano?", una novela BL donde el emperador, obsesionado con Leo, lo mata accidentalmente al proteger a su hermana adoptiva.
Al terminar la novela, Sacha se ve transportada al mundo ficticio, convirtiéndose en la hermana adoptiva de Leo. Ahora, con el conocimiento del futuro, debe proteger a su hermano del emperador, un hombre que, aunque lo amaba, lo mató por un error trágico.
Sacha se enfrenta a un dilema: ¿puede cambiar el destino de Leo sin sacrificar su propia felicidad? ¿O se verá atrapada en un romance peligroso con el emperador, un hombre que, a pesar de su amor, es capaz de cometer actos terribles?
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La Trampa Tejida
El amanecer llegó con un brillo que parecía burlarse de la oscuridad que rondaba el campamento. Sacha despertó sintiendo el peso de las miradas, algunas llenas de duda, otras de recelo. Desde la noche anterior, algo había cambiado. La tensión era palpable, casi como un veneno invisible que envenenaba el aire.
En el pabellón principal, el emperador había reunido a los líderes para discutir una serie de acusaciones recientes que habían llegado a sus manos. Sacha, sin saberlo, era el centro de esas sospechas.
Adrien Duval, con su porte impecable y su sonrisa calculadora, presentó las pruebas ante el emperador. Un conjunto de pergaminos, flechas con símbolos oscuros, y un medallón que supuestamente pertenecía a Sacha pero que estaba imbuido con un tipo de magia asociada a la secta que habían perseguido en los últimos meses.
—Majestad —dijo Adrien, con un tono solemne—, no es mi intención sembrar discordia, pero estas evidencias no pueden ser ignoradas.
El emperador, sentado en su trono de campaña, examinaba los objetos con una mirada fría y calculadora. No se dejaba engañar fácilmente, pero las pruebas parecían demasiado convincentes como para descartarlas de inmediato.
—¿Qué sugieres, Lord Duval? —preguntó el emperador con voz severa.
Adrien inclinó ligeramente la cabeza, en un gesto de aparente humildad.
—Sugiero que investiguemos a Lady Sacha. Sus movimientos recientes han sido... inusuales. Y su proximidad a los eventos desafortunados no puede ser mera coincidencia.
Leo, que estaba presente, dio un paso adelante.
—Esto es ridículo —espetó, su voz llena de furia contenida—. Sacha no tiene nada que ver con estas acusaciones. Es una distracción para desviar nuestra atención de los verdaderos culpables.
Adrien lo miró con una sonrisa apenas perceptible.
—Entiendo tu lealtad, joven Leo. Pero a veces la lealtad ciega puede ser peligrosa.
El enfrentamiento verbal entre ambos fue interrumpido por el emperador, que levantó una mano para exigir silencio.
—Esto es grave —declaró, su voz resonando con autoridad—. Lady Sacha, ¿tienes algo que decir en tu defensa?
Sacha, que había permanecido en silencio hasta ese momento, levantó la mirada. Sabía que las pruebas eran una trampa, pero desmentirlas sin evidencia podría ser aún más perjudicial.
—Majestad, estoy tan sorprendida como todos ustedes —dijo, con voz firme pero controlada—. No tengo conocimiento alguno de esas pruebas, y tampoco entiendo cómo llegaron a vincularse conmigo.
El emperador asintió lentamente, observándola con una mirada que parecía atravesarla.
—Por ahora, Lady Sacha, no tomaré decisiones precipitadas. Pero te aconsejo que seas prudente en tus movimientos.
Más tarde, en un rincón apartado del campamento, Adrien y Cassian celebraban discretamente.
—Todo va según lo planeado —dijo Cassian, su tono lleno de satisfacción.
Adrien, con una copa de vino en la mano, asintió.
—El emperador es más astuto de lo que esperaba, pero las semillas de la duda ya están sembradas. Será cuestión de tiempo antes de que todos los nobles exijan su cabeza.
—¿Y cuando eso ocurra?
Adrien sonrió con frialdad.
—Cuando eso ocurra, la condenarán. Y nosotros nos encargaremos de "rescatarla" antes de que ejecute su sentencia. Así, no solo eliminaremos cualquier sospecha sobre nuestra participación, sino que finalmente tendremos lo que necesitamos para nuestro propósito.
Cassian rió entre dientes.
—Ingenioso, como siempre, mi lord.
Mientras tanto, Sacha estaba sola en su tienda, tratando de comprender lo que había ocurrido. Las palabras de Adrien resonaban en su mente, junto con los fragmentos de conversaciones que había escuchado anteriormente. Todo comenzaba a encajar.
"Esto no es solo un intento de incriminarme. Esto es algo mucho más grande."
La idea de que pudieran estar vigilándola, esperando el momento perfecto para actuar, la llenaba de una sensación de impotencia. Y, sin embargo, no podía permitirse caer en la desesperación.
—Si quieren usarme para sus fines, tendrán que esforzarse más —murmuró para sí misma.
Esa noche, mientras Sacha reflexionaba sobre los eventos recientes, una figura se acercó a su tienda. Era Leo, con el ceño fruncido y una expresión determinada.
—Sacha, necesitamos hablar.
Ella asintió, dejando que entrara.
—¿Qué pasa, Leo?
—He estado observando a Adrien y a su lacayo, Cassian. Algo no encaja.
Sacha lo miró fijamente.
—¿Qué has descubierto?
Leo suspiró, pasando una mano por su cabello en un gesto de frustración.
—No tengo pruebas concretas, pero estoy seguro de que están detrás de todo esto. Las acusaciones contra ti, las pruebas falsas, todo apunta a ellos.
Sacha sintió un nudo en el estómago.
—¿Qué podemos hacer?
—Por ahora, mantenernos alerta. Y si encontramos algo que podamos usar contra ellos, no dudaré en exponerlos.
Ella asintió, agradecida por el apoyo de Leo, pero sabiendo que el camino que tenían por delante sería difícil y peligroso.
"Si quieren atraparme en su juego, tendrán que jugar mejor. No soy la misma Sacha de la que leyeron en sus planes. Soy mucho más."