Una pareja de esposos adoptan a una niña que según los lugareños es hija de una bruja. Se la quitaron a la mala y ella ha jurado que regresará del más allá a vengarse.
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Vuelta al pasado
Varias horas después, Luisa y Alejandra se retiraban... Nosotras nos vamos, no queremos que nos agarre la noche en la carretera. Tengan cuidado, este lugar es muy propenso para los bichos raros.
Las dos mujeres solo sonrieron... sin sospechar nada.
Gracias, lo tendremos en cuenta.
Los muchachos se habían ido con a dormir a la casa de Adriana y Carmen, con los tíos. Solo se habían quedado ellas.
Amiga, te quedarás en mi cuarto, yo dormiré en el cuarto de huéspedes.
No es necesario, yo dormiré ahí.
Estás segura?, yo no tengo ningún problema.
Sí, no te preocupes, dijo la mujer.
Bueno, pues, que descanses.
La dueña de la casa se fue a su cuarto, y sin dudarlo se metió a la cama, el sueño pronto la venció y se quedó profundamente dormida.
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Al día siguiente, muy temprano, en otro lugar, Eugenio esperaba a Yaqui, al parecer, estaba lista para continuar con su vida. Las sombras del pasado se quedaban justo ahí, en el pasado.
Claro, no se le quitaba de lleno esa enfermedad, pero con el tratamiento adecuado, podría vivir tranquila.
Como era la esposa de un hombre muy conocido, las noticias no se hicieron esperar.
"La esposa del gran empresario Eugenio Escobar, Yaquelyn Carmona, sale por fin de ese hospital. Es una nueva Yaqui, muchas felicidades para ellos".
Lo que no sabía Yaqui, es que en ese tiempo, él se había enredado con una mujer más joven. Pero eso no era todo, le había dado un hijo. El chico tenía seis años.
Le tenía un departamento amueblado muy hermoso.
Como era de esperarse, la noticia corrió como reguero de pólvora.
"¿De manera que ya saliste de ahí?, pues no te va a durar mucho el gusto. Yo me encargo de eso"...
Luisa era de las personas que no perdonaban, le quitaron siete años de la vida de su hija, aunque ya la tenía, no iba a perdonar a ninguno de los dos.
"Tú serás la que castigue a Eugenio, ese hombre no es bueno, lo que hizo no quedará impune".
A la mente de Luisa llegaron los recuerdos, muy dolorosos, por cierto.
"Hola, Luisa, ¿por qué te portas así conmigo?
Déjame en paz, Eugenio. A mí no me interesas, tienes un montón de mujeres.
Pero yo a la única que quiero es a ti. Dame una oportunidad de demostrártelo, Eugenio casi se le hincaba.
Ya te dije que no te amo. Y ahora, lárgate.
¿Qué te pasa?, ¿por qué te das tantas ínfulas de mujer decente? No eres más que una bruja.
Te equivocas, yo no soy una bruja, solo conozco de remedios caseros, eso nada que ver. ¿Te largas o empiezo a gritar para que todos los vecinos vengan?
No me digas. ¿Y qué me van a hacer?, si tú eres una bruja, todos te conocen. Yo soy el empresario más importante de la ciudad, ¿así que crees que se van a poner de tu parte?
Eres un maldito, pero no te vas a salir con la tuya, lárgate.
Ahora menos que nunca me voy a ir, quise andar contigo por las buenas, porque me pareces una mujer muy hermosa, pero vas a ser mía por las buenas o por las malas.
Y diciendo eso la tomó de los brazos y la empezó a besar.
Ella empezó a forcejear, pero la brutalidad del hombre era excesiva y no pudo evitar que Eugenio abusara de ella.
Después de que Eugenio cometiera el infame acto la dejó tirada en el suelo y se fue de ahí a toda prisa tratando de que nadie lo viera.
Ella se quedó llorando no sabía cómo actuar.
Al paso de los meses ella se dio cuenta de que estaba embarazada y decidió luchar con uñas y dientes por ese hijo que venía en camino, aunque fuera producto de una violación.
Pero la gente del pueblo no se conformaban y no estaban de acuerdo en que ella se convirtiera en una madre soltera. Así que empezaron a acosarla.
Eugenio a sabiendas de que ese hijo era suyo empezó a alborotar a la gente para que hicieran algo en contra de ella. De ninguna manera nadie tenía que enterarse de que ese hijo era suyo.
Él estaba completamente seguro porque cuando la tomó era virgen. Las cuentas coincidían a la perfección.
Y su esposa Yaqui, enferma como estaba de esquizofrenia lo ayudaba mucho, porque él le empezó a meter cosas en la cabeza para que ella lo ayudara a alborotar a la gente en contra de Luisa.
Le decía que Luisa era una bruja y que estaba haciendo un hechizo para que ella no se curara nunca.
Tienes que ayudarme mi amor...
Y Yaqui, como amaba tanto a su esposo, decidió hacer lo que él le pedía.
Y juntos armaron un plan para desprestigiar a Luisa y que el pueblo la corriera.
La gente del pueblo siempre era muy dada a creer todo lo que les decían, y como era un personaje tan importante todos le creyeron.
Así que en cuanto supieron que Luisa estaba por dar a luz, entre todos la acosaron arrebatándole a esa criatura y entregándola a un orfanato dirigido completamente por las monjas.
Asustados por lo que habían hecho, la gente huyó despavorida, dejándola tirada por ahí, creyéndola muerta.
Eugenio y Yaqui decidieron cambiar de casa y se fueron a una mansión un poco más retirada del lugar.
Pero Luisa, que era tan inteligente supo encontrar la dirección, y empezó a fraguar su venganza.
Envenenando a Yaqui para que su enfermedad lejos de curarse se hiciera más fuerte.
Entre los alucinógenos y su enfermedad no sería difícil que pudiera continuar con su venganza".
Luisa volvió a la realidad por alguien que tocaba en su hombro... Mamá, ¿en qué piensas tanto?, ¿por qué te has levantado tan temprano?
Tenía hambre, hija, y me levanté a preparar algo de desayunar, ¿quieres?
Sí, mamá, para desayunar contigo. Me gusta mucho tu compañía.
Pues eres completamente correspondida, mi vida.
Así, las dos mujeres estaban comiendo tranquilamente.
La televisión en el comedor estaba prendida, estaban pasando unas noticias.
"Mujer amanece muerta en su cama".
"Esta mañana la amiga de una mujer que según pensaba que estaba dormida, llamó a la policía para avisar que la señora no se despertaba, cuando llegó la ambulancia, inmediatamente, supieron que estaba muerta a causa de la picadura de varios alacranes. Por obvias razones no quiso decir el nombre para proteger su identidad. Descanse en paz"... En otras noticias...
Mamá, qué terrible está eso.
Sí, al parecer, es la señora que fuimos a visitar ayer.
¡Dios mío, mamá!, ¿y cómo lo sabes?
No te preocupes, lo sé y eso es lo que importa. Terminemos de comer porque se enfría.
Cuando Luisa se levantó para dejar los trastes en el fregadero, una sonrisa macabra iluminaba su rostro.