Oliver, un chico que oculta ser sigma, es descubierto por Allen, un alfa, quien lo comienza a molestar y amenazar con revelar su secreto. Oliver decide vengarse de una manera que Allen no lo pueda olvidar, pero poco sabría Oliver que Allen terminaría disfrutando aquello, teniendo sentimientos encontrados.
¡Alerta de (+18) y Non-Con!
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Ciclo roto (+18)
Contenido sexual explícito solo para mayores de 18
POV Oliver
Me quedé mirando a Allen por un instante, luego, sin esperar un a respuesta, lo hice entrar a mi habitación y cerré la puerta con un firme empujón. La habitación estaba en penumbra, apenas iluminada por la tenue luz de la lámpara de escritorio.
Sin decir una palabra, comencé a desvestirme. Mi mente estaba nublada, una mezcla de resentimiento y resignación me impulsaba a actuar.
Allen me observó con una mezcla de sorpresa y una leve preocupación en su rostro.
-¿Ni siquiera nos hemos saludado y ya te estás entregando a mí?- Preguntó, con una sonrisa forzada que parecía tratar de aliviar la tensión palpable en el aire.
-No entiendo de qué te sorprendes , Allen, si eso es a lo que siempre vienes.- Respondí con frialdad.
Mientras hablaba, Allen pareció notar las nuevas vendas en mi muñecas.
Allen frunció el ceño, aparentemente sintiendo una mezcla de preocupación y culpa.
-¿Te has estado cortando de nuevo?- Su voz más baja y seria de lo habitual, mientras sus ojos se fijaban en mis vendas.
-No, Allen, las uso de bonito.- Respondí con sarcasmo.
La respuesta pareció provocar la furia de Allen. Se acercó rápidamente, sus manos tratando de agarrar mis muñecas para comprobar lo que había hecho.
Intenté apartarme, pero el movimiento fue torpe y ambos terminamos forcejeando. En medio del caos, tropezamos y caímos juntos sobre la cama. La respiración de ambos era pesada, llenando la habitación con una mezcla de enojo y tensión no resuelta.
-Mierda, Oliver…- Dijo Allen, insultando entre dientes, su voz impregnada de frustración. -¿Por qué sigues haciendo esto, Oliver?-
-Porque ahora, Allen, el hecho de que no e estes acosando y estemos teniendo sexo no significa que las cosas estén arregladas entre nosotros.- Dije, con una mirada fría. -Así que mejor cállate y hagámoslo de una vez.-
Allen titubeó por un momento, su expresión mostrando una mezcla de irritación y confusión.
-No.- Respondió, pero lo interrumpí rápidamente.
-No era una pregunta.- Dije con determinación. Mi mirada clavada en la de Allen, desafiante y sin titubeos. -Si no vas a empezar, entonces lo haré yo.- Dije, mi voz baja pero cargada de resolución.
Sin esperar respuesta me levanté de la cama y le quité la mochila a Allen.
Allen observó, su confusión reemplazada por una mezcla de curiosidad y aprensión.
-¿Qué estás haciendo?- Preguntó, pero no respondí. En lugar de eso, abrí la mochila y comencé a rebuscar en su interior.
Después de unos segundos, encontré lo que buscaba, una correa de cuero negro, robusta y claramente diseñada para el control. La sostuve en el aire, mirándola con una mezcla de satisfacción y desprecio.
-Sabía que habías traído algo especial.- Dije, volviéndome hacia Allen con una sonrisa sarcástica en los labios. La correa colgaba de mi mano, oscilando ligeramente mientras daba un paso hacia adelante, mis ojos brillando con una intensidad peligrosa.
Allen tragó saliva, la tensión entre nosotros, la mezcla de deseo y resentimiento, nos empujaba inexorablemente hacia adelante.
-¿Es esto lo que quieres?- Pregunté, mi voz baja y cargada de desafío. La correa se tensó en mi mano, mis dedos blanco por la fuerza con la que la apretaba.
Allen asintió lentamente, sin apartar la mirada de mis ojos.
-Sí…- Respondió, su voz apenas audible.
Me acerqué más, la correa ahora firmemente sujeta en mi mano.
-Entonces empecemos.- Murmuré, mi tono implacable y decidido, antes de cerrar la distancia entre nosotros y tomar el control de la situación.
No perdí el tiempo. Le puse la correa a Allen en su cuello, con una firmeza que dejaba claro quien estaba en control. Allen se dejo hacer, sus manos temblando ligeramente mientras lo empujaba conrea la cama y comenzaba a desnudarlo. Cada prenda revelaba más de su piel, más de la vulnerabilidad que estaba decidido a explotar.
Una vez que Allen estuvo completamente desnudo, tiré de la correa, forzándolo a bajar la cabeza.
-Ahora, querido alfa, muéstrame lo que puedes hacer.- Ordené, mi voz baja y fría. Allen obedeció, acercándose a mi cuerpo con una mezcla de sumisión y deseo.
Mientras Allen comenzaba a hacerme sexo oral, tiré de la correa, controlando cada movimiento.
-¿No te gustaron las cuerdas de la otra vez, eh?- Dije con una sonrisa sarcástica. -Parece que prefieres una correa… algo más suave, ¿no es así?-
Allen no respondió, como estaba ocupado en complacerme, pero la mirada en sus ojos decía suficiente. La humillación y la excitación se mezclaban, y yo lo sabía.
Allen obedecía, y llevó sus manos a mi trasero, explorando con sus dedos mientras su boca trabajaba sobre mi miembro. La mezcla de placer y dolor me hizo soltar un gemido ahogado, tirando la correa con más fuerza.
Allen, con cada movimiento de sus dedos dentro de mí, buscando mis puntos más sensibles, provocaban reacciones profundas, arrancando suspiros y jadeos que llenaban la habitación.
La intensidad del momento aumentó, conmigo sintiendo una mezcla de poder y liberación que nunca antes había experimentado. Cada movimiento de Allen, cada caricia y embestidas de sus dedos, me llevaban más cerca del borde.
Empujé a Allen hacia atrás, obligándolo a recostarse boca arriba sobre la cama. Sin perder el tiempo, busque un condón y se lo puse para posicionarme sobre él, agarrando con fuerza la correa. Con una mezcla de deseo y dolor en mis ojos, me senté sobre el miembro ansioso y erecto de Allen, dejándolo entrar bruscamente en mi interior. Un gemido escapó de mis labios mientras se hundía completamente, si mostrar cuidado o delicadeza.
Allen arqueó la espalda, sus manos instintivamente se aferraron a mis caderas. Sabía que la sensación de ser envuelto por mi estrechez lo abrumaba. Los tirones de la correa le provocaban un equilibrio entre placer y asfixia que intensificaban la experiencia.
Comencé a moverme con una furia contenida, subiendo y bajando con un ritmo frenético. Cada vez que me dejaba caer, arrancaba un gemido de Allen, que intentaba acompasar sus embestidas con mis movimientos.
-Mírame.- Exigí entre jadeos, tirando aún más de la correa para asegurarme de que Allen no desviara la mirada. -Quiero ver tu cara mientras te uso.-
La expresión de Alen era una mezcla de placer y dolor, completamente entregado a mi voluntad.
-Eres un maldito…- Jadeó Allen, pero sus palabras estaban llenas de deseo y rendición. Respondí con una sonrisa feroz, disfrutando del control que tenía sobre Allen.
La habitación se lleno con el sonido de piel contra piel, los gemidos y suspiros de ambos intensificándose. Me incliné hacia adelante, aumentando el ángulo y profundizando la penetración, arrancando gruñidos más profundos de Allen.
-Te gusta esto, ¿verdad?- Susurré, mi voz llena de una oscura satisfacción. -Te gusta ser dominado por alguien que desprecias.-
Allen solo pudo asentir, incapaz de formular una respuesta coherente. Satisfecho con la reacción de Allen, aumenté el ritmo, moviéndome con una desesperación casi salvaje, Mis movimientos se volvieron más erráticos, la presión creciendo dentro de mí creciendo a un ritmo vertiginoso.
Con un último y fuerte tirón de la correa, llegué al clímax, mi cuerpo temblando de placer. Allen me siguió poco después, su cuerpo arqueándose mientras se corría dentro de mí, aunque el condón impedía cualquier contacto directo. Ambos nos quedamos así por un momento, respirando pesadamente y recuperándonos de la intensidad del encuentro.
Me levanté lentamente, soltando la correa y dejando que cayera al suelo. Me dirigí hacía mi ropa esparcida por la habitación, comenzando a vestirme sin siquiera mirar a Allen. Mi respiración era pesada, aún tratando de estabilizarme después del intenso encuentro. Allen, aún tendido sobre la cama me observaba con una mezcla de sorpresa y confusión.
-Vístete y vete.- Dije con frialdad, mi voz cortante como un cuchillo. -Esté fue nuestro último encuentro.-
Allen se incorporó, apoyándose sobre un codo mientras parecía procesar mis palabras.
-¿Qué? Pensé que ya habíamos arreglado las cosas.- Dijo su tono incrédulo y diría que hasta algo dolido. La confusión era evidente en sus ojos, como si no pudiera comprender cómo había llegado a este punto.
Me giré para mirarlo, mi expresión dura y sin rastro de la vulnerabilidad que alguna vez mostré.
-¿Para ti esto es arreglar las cosas?- Respondí con voz firme y amarga?- Respondí con voz firme y amarga. -¿Crees que por acostarte conmigo te perdoné? Solo me acosté contigo porque me sentía culpable de haber caído tan bajo como tú. Ya te lo dije, haber hecho esto no significa que las cosas estén arregladas. Solo vete…-
Allen no se movió de la cama, sus ojos clavados en mi mientras terminaba de vestirme.
-No quiero irme.- Murmuró, su voz cargada de una mezcla de desesperación y frustración.
Me giré hacia él, aún mi expresión dura y llena de determinación.
-¿Qué no entiendes, Allen?- Dije con voz cortante. -Empezaste haciendo mierda mi autoestima y yo terminé tu trabajo. No hay nada más que hablar.-
Allen se levantó, acercándose a mí con una mirada suplicante.
-Oliver, por favor…- Dijo, pero levanté una mano y lo detuve.
-No, Allen. Si te vuelves a acercar a mí, no dudaré en subir ese video.- Dije con frialdad. -No me importa si caes solo o caes conmigo, solo me importa que caigas.-
Allen tragó saliva.
-¿Lo dices en serio?-
-Debiste quitarme el vídeo ese día.-
Allen bajó la mirada, parecía que la realidad de la situación por fin lo había golpeada con fuerza. Lentamente, se vistió y se dirigió hacia la puerta, yéndose sin decir una sola palabra más.
Cuando se fue, sentí una mezcla de alivio y tristeza. Me dirigí a mi escritorio donde el video estaba en mi computadora y lo borré, creyendo que así eliminaría evidencia del ciclo tóxico en el que había estado atrapado.
Aunque feliz por la llegada de la bendi 🤭😊.
porque Oliver lo violo, con todo lo aberrante que eso es.
triste , no esperaba eso de Oliver, me desilusionó