Una historia, en el que el amor se pone en juego de distintas maneras; desde la forma en que se puede encontrar de acuerdo a la actualidad en la que vivimos; poniendo un ejemplo de todo lo que puede pasar en una relación, cuando la sinceridad y la confianza son la base de la misma y como el pasado puede volver a nosotros, pero es decisión de cada uno si lo acepta además de las condiciones en que lo hacemos.
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EL COMIENZO DE UNA VIDA JUNTOS
Al terminar la fiesta, la pareja se dirige a su luna de miel, viajando en la limusina hasta llegar a su destino, el vello puerto de Acapulco, la pareja llegan a un hotel en el que Carlos vivió bellos momentos en su infancia, cuando vacacionaba con su familia, cumpliendo también así uno de los sueños de la vida de Liz.
Esa noche la pareja no descansa, teniendo Liz una sorpresa sexy a su marido para la noche de boda, la cual, como nos podemos imaginar, disfrutaron al máximo, sin perder un solo momento, dando rienda suelta al acto más bello y antiguo del mundo, disfrutándolo más, ya que esta vez es el primero como marido y mujer.
Carlos: UFF eres increíble mi amor, no imagine que como esposos, sería más intenso que como novios
Liz:
¡Amooor! Eso no se dice
Carlos:
No digo mentiras, amor o ¿sí?
Liz:
No mi amor, no es mentira, pero tampoco lo tienes que decir como si de novios no fuera rico
Carlos:
Si lo fue mi amor, pero ahora lo es más, porque ahora eres mi esposa y me alegra más aún
Liz:
En eso, si tienes razón, esposo mío, es más intenso en estos momentos, pero recuerda que es el primero del resto de nuestras vidas, y no tiene por qué ser más intenso que antes o después
Carlos:
Eso sí, mi amor, pero bueno, es hora de dormir porque mañana nos espera un gran día, por cierto, en mi maleta hay otro regalo de mi parte para ti.
Liz:
Hay mi amor, ¿qué estarás tramando?
Carlos:
Tranquila mi amor mañana lo sabrás
La noche pasa y al día siguiente, Carlos lleva a Liz a desayunar al restaurante del hotel, que tiene un buffet de desayuno con todo tipo de ricos platillos, ante la sorpresa de Liz, la cual estaba maravillada por la belleza del hotel, al terminar de desayunar, la pareja sale recorrer el bello puerto, recorriéndolo y comprando algunos recuerdos y ropa playera para estar frescos con el ambiente, durante el paseo llegan a la playa, para disfrutar del oleaje, brisa marina y de la agradable compañía.
Carlos:
¿Qué te parece el mar mi amor?
Liz:
Maravilloso amor, siempre quise conocerlo, gracias por hacer este sueño realidad
Carlos:
Es un placer mi amor, me gusta que estés feliz, y creo que es hora de qué agás algo que todas las chicas hacen cuando vienen a la playa
Liz:
¿Qué es mi amor?
Carlos:
Hacerte trenzas y tal vez algún tatuaje de jena o estampa, yo me are uno de jena
Liz:
Hay mi amor, siempre me sorprendes con algo, está bien, en cuanto pase una chica me peinaré
Carlos:
No hay que esperar mucho amor, ahí viene una, llámala y elige el que más te guste
Liz llama a la chica para que la peine, eligiendo una especie de diadema, el cual la hace ver más hermosa a los ojos de su marido, el cual está encantado, de disfrutar de uno de sus lugares favoritos, con su amada esposa, la cual también disfruta al ver su sueño hecho realidad y aún más feliz por estar viviéndolo con el hombre que ama.
Liz:
Mi amor, ¿Qué tatuaje te vas a hacer?
Carlos:
Uno que es mi estilo, y me hice la vez que vine con Juan que en paz descanse, uno de tauro
Liz:
Muy cierto amor es muy tu estilo y que bien que lo agás también en memoria de tu amigo
Carlos:
A si es mi amor, es también como recuerdo aquel viaje que hice con aquel desgraciado que se nos adelantó
Liz:
Mi amor no le digas tan feo a tu amigo
Carlos:
Se lo merece amor
Liz:
Te pasas cariño
Carlos
se hace el tatuaje de jena que le comento a Liz, recordando el viaje de hace algunos años, pasado el tiempo de la digestión, Carlos lleva a su esposa la mar sujetándola fuertemente para enseñarla a nadar, lo cual aprende poco a poco pero sin la seguridad de soltarse de él.
Carlos:
Tranquila mi amor, no pasa nada, estoy contigo
Liz:
Lo sé amor, pero no me sueltes, aún no sé nadar también como tú
La luna de miel pasa en un abrir y cerrar los ojos y la pareja, vuelve a la ciudad, llegando a su casa, estrenándola por primera vez juntos, con Carlos cargándola en sus brazos, mostrando un cartel con la leyenda, bienvenida a nuestro hogar. Liz estalla en lágrimas de felicidad, besando a su marido con todo el amor que le tiene.
Carlos:
Bienvenida a nuestro hogar mi amor
Liz:
Gracias cariño mío, es muy hermoso
Carlos:
No es nada, mi amor es lo mínimo que te mereces, este es nuestro hogar ahora y será donde formemos nuestra familia, espero pronto una par de piecitos corriendo por la casa
Liz.
Ji, ji, ji, yo también amor sería muy bello, tener un bebe que complete nuestra pequeña familia
Los días se convierten en semanas y las semanas en meses, Carlos y Liz han establecido los roles de la casa mutuamente disfrutando la vida de casados, siendo Carlos el proveedor y Liz ama de casa y administradora del negocio de su esposo haciéndolo de forma increíble.
En la vida, las sorpresas no paran, y en una tarde, cuando Carlos llega del trabajo es recibido, por Liz, con un camino de pétalos de rosa, al seguirlo llega hasta la mesa de centro donde se encuentra una hoja, la cual al leerla hace que Carlos grite de felicidad, viendo a su amada que lo ve con una sonrisa; sé trata de una prueba de embarazo positiva.
Carlos.
Mi amor eres maravillosa, es la sorpresa más grande que me has podido dar
Liz:
Me alegra que te guste la sorpresa amor
Carlos:
Me fascinas amada mía