Syra, una joven valiente y curiosa, se obsesiona con descubrir la verdad detrás de Dorian y los sucesos que lo rodean. A medida que se adentra en la historia de Dorian, Syra descubre que hay fuerzas más allá de su comprensión y que su propia vida está en peligro. Enfrentada a un enigma ancestral, Syra debe desentrañar los secretos ocultos en la mansión y enfrentarse a las sombras que amenazan con consumir su mundo.
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Capítulo 19:Cuidado y protección.
Syra se encontraba en el salón de su casa, sentada junto a su hermano Sean. Habían pasado días desde su último encuentro y Syra había notado que Sean lucía agotado y sufría constantes dolores de cabeza. Preocupada por su bienestar, decidió abordar el tema.
"Sean, he notado que te has visto muy cansado últimamente y has tenido dolores de cabeza", comenzó Syra, mirando a su hermano con preocupación. "¿Te sientes bien? ¿Ha pasado algo?"
Sean suspiró y se pasó una mano por el cabello. Parecía aliviado de que Syra hubiera mencionado el tema. "Sí, Syra, me he sentido realmente agotado y los dolores de cabeza han sido constantes. No estoy seguro de qué está pasando."
Syra asintió comprensivamente y colocó una mano reconfortante sobre el brazo de Sean. "Entiendo cómo te sientes, Sean. Es importante que cuides de ti mismo y que busques ayuda si es necesario. Tal vez deberías considerar visitar a un médico para que te hagan un chequeo".
Sean asintió, agradecido por el apoyo de su hermana. "Creo que tienes razón, Syra. No quiero ignorar estos síntomas. Iré a ver a un médico y veré qué me dicen. Gracias por estar aquí para mí."
Syra sonrió y apretó suavemente el brazo de Sean. "Siempre estaré aquí para ti, Sean. Somos hermanos y nos cuidamos mutuamente. No dudes en pedir ayuda si la necesitas, ¿de acuerdo?"
Sean asintió con determinación. "De acuerdo, Syra. Prometo cuidar de mí mismo y buscar ayuda si es necesario. Gracias por recordármelo."
Los hermanos se abrazaron, fortaleciendo su vínculo y recordándose mutuamente que siempre estarían ahí el uno para el otro.
Minutos después, Liam, el gemelo de Sean, llegó a la sala acompañado de un nuevo sirviente que sostenía los pescados que había atrapado en el lago cercano a la mansión. Liam lucía satisfecho por su pesca, mientras el sirviente no dejaba de elogiar su habilidad.
"¡Mira lo que he atrapado, Sean!" exclamó Liam, mostrando los pescados con orgullo. "Fue una gran pesca, ¿no crees?"
Sean sonrió y asintió, contento de ver a su hermano disfrutar de su pasatiempo. "¡Impresionante, Liam! Parece que has tenido una gran jornada de pesca. Estoy feliz de verte tan entusiasmado."
El nuevo sirviente, emocionado por la pesca de Liam, intervino. "¡Señor Liam, sus habilidades de pesca son asombrosas! Ha demostrado ser todo un maestro en el arte de la pesca. ¡Es un verdadero talento!"
Liam, siendo amable y modesto, sonrió y agradeció al sirviente. "Gracias por tus amables palabras, pero no fue para tanto. Solo tuve suerte y los peces estaban mordiendo hoy. La pesca es un pasatiempo relajante para mí."
Syra observaba la interacción entre Liam, Sean y el sirviente con una mezcla de admiración y diversión. Sabía que Liam siempre había sido humilde y no buscaba alardear de sus logros. Era un recordatorio de su personalidad amable y considerada.
"Estoy orgullosa de ti, Liam", dijo Syra, uniéndose a la conversación. "Tu habilidad en la pesca es impresionante, pero lo más importante es que sigues siendo una persona amable y humilde. Eso es lo que te hace especial."
Liam sonrió agradecido a su hermana y a su hermano. "Gracias, Syra, Sean. Ustedes siempre me conocen muy bien. La pesca es solo una de mis muchas pasiones, y disfruto compartiéndola con ustedes."
Los tres hermanos compartieron una risa cálida mientras disfrutaban de la compañía mutua. En ese momento, Syra se sintió agradecida por tener a sus hermanos a su lado, cada uno con sus propias fortalezas y cualidades únicas. Juntos, formaban un equipo fuerte y apoyador, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Más tarde, Syra decidió dar un paseo por el pueblo, acompañada por otro sirviente. Mientras caminaban, de repente notaron a la gente corriendo hacia sus casas, gritando sobre la presencia de un lobo en el área. El corazón de Syra se aceleró cuando pensó en Qiū Líng y decidió que debían investigar lo que estaba sucediendo.
"¡Vamos a ver qué está pasando!", exclamó Syra en voz alta a su sirviente. "¡Tenemos que asegurarnos de que Qiū Líng esté a salvo!"
Rápidamente, se dirigieron hacia el lugar donde la multitud se había reunido. Para su alivio, encontraron a Qiū Líng sentado tranquilamente junto a la fuente, bebiendo agua. Parecía ajeno al caos que se había desatado a su alrededor.
Syra sabía que tenía que actuar rápidamente para proteger a Qiū Líng. Se acercó a la multitud y se dirigió a ellos con una voz firme pero amable.
"¡Por favor, escúchenme!" llamó Syra. "Este no es un lobo salvaje, es mi perro. Se llama Qiū Líng y es completamente inofensivo. No le hagan daño, por favor."
La multitud se detuvo y miró a Syra con escepticismo. No estaban convencidos de que el animal ante ellos fuera solo un perro. Pero Qiū Líng, como si entendiera la situación, emitió un ladrido suave para confirmar las palabras de Syra.
Ese simple ladrido fue suficiente para convencer a la multitud. Aunque todavía sentían cierto temor, aceptaron la explicación de Syra y se alejaron lentamente. Sin embargo, el miedo hacia Qiū Líng aún persistía en sus ojos.
Syra suspiró mientras observaba a la multitud dispersarse. Sabía que tomaría tiempo para que el pueblo confiara plenamente en Qiū Líng, pero estaba dispuesta a hacer todo lo posible para demostrar que no había nada que temer.
"Qiū Líng, sé que la gente todavía tiene miedo de ti, pero juntos superaremos esto", susurró Syra mientras se acercaba a él. "Demostraremos que eres un compañero leal y amable. No permitiremos que el miedo nos separe."
Qiū Líng levantó la cabeza y la miró con sus ojos llenos de confianza. En ese momento, Syra supo que su amistad era más fuerte que cualquier temor infundado.
El sirviente se acercó a Syra, con una expresión de incredulidad en su rostro. Le habló en un tono de voz bajo pero firme, expresando sus dudas y pidiendo explicaciones.
"Syra, no puedo evitar sentir cierta duda sobre la historia de Qiū Líng siendo solo un perro", dijo el sirviente. "No se parece a ningún perro que haya visto antes, y su presencia ha causado un gran revuelo en el pueblo. ¿Puedes explicarme más sobre esto?"
Syra comprendió la preocupación del sirviente y sabía que debía ser honesta con él. Se tomó un momento para pensar en cómo explicar la situación de manera clara y comprensible.
"Entiendo tus dudas y me alegra que me las plantees", respondió Syra con sinceridad. "Qiū Líng es un lobo, no un perro común. Lo encontré herido en el bosque y decidí ayudarlo. Aunque sé que esto puede parecer extraño, he desarrollado un vínculo especial con él y quiero protegerlo."
El sirviente frunció el ceño, aún escéptico. "Pero los lobos son animales salvajes y pueden representar un peligro para las personas. ¿Cómo puedes estar segura de que Qiū Líng no será una amenaza?"
Syra miró al sirviente directamente a los ojos, transmitiendo su confianza en la naturaleza de Qiū Líng. "Entiendo tus preocupaciones, pero Qiū Líng ha demostrado ser amable y leal. Estoy convencida de que podemos ayudarlo a integrarse en nuestra comunidad y demostrar que no representa ningún peligro. Necesitamos darle una oportunidad."
El sirviente reflexionó sobre las palabras de Syra y finalmente asintió. "Entiendo tu punto de vista, Syra. Confío en ti y estaré dispuesto a apoyarte en esta situación. Espero que puedas demostrar que estamos tomando la decisión correcta al confiar en Qiū Líng."
Syra agradeció al sirviente por su comprensión y apoyo. Sabía que el camino por delante sería desafiante, pero estaba determinada a cambiar la percepción del pueblo sobre Qiū Líng y demostrar que su amistad era genuina y valiosa.
En el tranquilo atardecer del bosque, Syra observaba a Qiū Líng mientras disfrutaba de un pedazo de carne jugosa. Mientras tanto, ella se sentaba en un tronco caído, escribiendo en su diario. En ese momento, decidió compartir con Dorian la historia de Qiū Líng.
"Dorian, quiero contarte sobre el lobo especial que ha llegado a mi vida", escribió Syra en su diario. "Lo llame Qiū Líng. ¿Recuerdas que lo encontré herido en el bosque y decidí ayudarlo? A medida que pasaba el tiempo, hemos desarrollado un vínculo único y especial."
Dorian respondió con sus palabras características, cortas y precisas. "Interesante. ¿Cómo te sientes al respecto?"
Syra sonrió mientras leía la respuesta de Dorian. Sabía que su amigo era directo y conciso en sus respuestas. Siguió escribiendo en su diario, expresando sus emociones y pensamientos sobre su conexión con Qiū Líng.
"Me siento profundamente conectada con Qiū Líng", continuó Syra. "Aunque es un lobo, ha demostrado ser amable y leal. A veces, me preocupa que otros no entiendan nuestra amistad y tengan miedo de él. Pero estoy decidida a protegerlo y demostrar que su presencia en mi vida es especial y significativa."
Dorian respondió una vez más, esta vez con un tono de apoyo. "Entiendo tus preocupaciones, Syra. Es importante que sigas siendo fiel a ti misma y defiendas lo que crees. Si Qiū Líng te brinda felicidad y compañía, entonces esa es una amistad valiosa."
Syra sonrió mientras cerraba su diario, sintiéndose reconfortada por las palabras de Dorian. Sabía que tenía a alguien en quien confiar y que la comprendía en su relación con Qiū Líng. Con su amistad y el apoyo de Dorian, estaba lista para enfrentar cualquier desafío y proteger a Qiū Líng, sin importar lo que el futuro les deparara.
Mientras Syra continuaba escribiendo en su diario, sin darse cuenta, un hombre encapuchado se ocultaba detrás de un árbol cercano. Con una voz susurrante, el hombre lanzó un hechizo que hizo que el diario de Syra se resbalara de sus manos y cayera en un charco de lodo. Syra quedó sorprendida y desolada al ver su amado diario ensuciado.
Confundida y lamentándose, Syra se preguntó si había sido ella quien había dejado caer el diario por accidente. No podía entender cómo había ocurrido tan repentinamente. Sin embargo, no sospechaba de la presencia del hombre encapuchado detrás del árbol.
Con cuidado, Syra levantó el diario del charco de lodo, sintiendo una mezcla de tristeza y frustración por el daño causado. Miró a su alrededor, tratando de encontrar alguna pista sobre lo que había sucedido, pero no vio nada fuera de lo común.
Aunque Syra no sabía quién o qué había causado que su diario cayera al charco de lodo, decidió no dejar que eso arruinara su día. Con determinación, limpió su diario lo mejor que pudo y continuó escribiendo, tratando de no dejar que el incidente la afectara demasiado.
Mientras tanto, el hombre encapuchado se alejó sigilosamente, sin revelar su identidad ni sus intenciones.
A medida que pasaban las semanas, el lobo, Qiū Líng, continuaba dejando sus cacerías frente a la puerta de la mansión de Syra. Desde conejos hasta incluso ciervos, las presas eran cada vez más grandes. Sin embargo, esto comenzó a generar molestia entre los sirvientes, ya que las presas dejaban una larga mancha de sangre en el suelo.
Syra comprendía la preocupación de los sirvientes y se acercó a ellos para abordar el problema. Quería encontrar una solución que pudiera satisfacer a ambas partes y mantener la armonía en la mansión.
"Entiendo que la presencia de la caza de Qiū Líng pueda ser incómoda para ustedes", comenzó Syra, mirando a los sirvientes con empatía. "Voy a hablar con él y tratar de encontrar una solución para evitar las manchas de sangre. No quiero que esto cause problemas en nuestra casa."
Los sirvientes asintieron, agradecidos por la comprensión y la disposición de Syra para abordar la situación. Juntos, acordaron que sería mejor encontrar una ubicación alternativa para que Qiū Líng dejara sus presas, lejos de la entrada principal de la mansión.
Syra se acercó a Qiū Líng y le explicó la preocupación de los sirvientes. Aunque el lobo no podía entender completamente las palabras de Syra, captó su tono y lenguaje corporal. Juntos, buscaron un lugar más adecuado y discreto para que Qiū Líng dejara sus cacerías.
Con el tiempo, encontraron un rincón en el bosque cercano, donde Qiū Líng podía dejar sus presas sin causar molestias ni manchas de sangre en la mansión. Syra y los sirvientes se aseguraron de mantener el área limpia y ordenada, evitando así cualquier inconveniente.
A medida que se implementaba esta solución, la tensión entre los sirvientes y Qiū Líng disminuyó. Aunque aún existía cierta cautela hacia el lobo, se estableció un equilibrio que permitía a Qiū Líng seguir con su instinto de caza, al tiempo que se mantenía la limpieza y la comodidad en la mansión.
Syra se sentía aliviada de haber encontrado una solución y de mantener la armonía entre todos. Aprendió que la comunicación abierta y la empatía eran fundamentales para resolver problemas y mantener la paz en su hogar.