Desde que tiene memoria, Catalyn Spencer ha tenido poderes que la han llevado a ser discriminada incluso por su propia familia, pero solo su mejor amigo, Derek, la ha aceptado tal y cómo es. Sin embargo, cuando se encuentra con la bruja Victoria, su futura mentora, y la invita a unirse al aquelarre Eclipsis, descubrirá que Derek guarda más secretos de los que esperaba y podrían estar relacionados a una maldición mucho más oscura y peligrosa.
Los caminos de las personas están conectados por algo mas que el destino. Las mejores historias de amor a veces no tienen un final, a veces, ni siquiera tienen un comienzo y el hilo rojo podría romperse más de una vez.
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Capítulo 18: Rosas y Vidas Marchitas
Varios días habían pasado desde el atentado en el centro comercial. Catalyn había permanecido en su casa durante una semana por "comprensión y caridad" de la universidad y le habían dado la oportunidad de ver sus clases desde su habitación, pero eso solo había aumentado las discusiones y los desacuerdos con su mamá, que se empeñaba en seguir preguntándole sobre el ataque y su participación en él. Catalyn estaba cansada de su insistencia, pero no le gustaba discutir y lo único que hacía era intentar razonar con ella. Solo había un momento del día que lograba subir un poco su ánimo: cuando Derek la visitaba cada tarde y le traía algún detalle que la hacía sonreír, como dulces o flores. No sabía por qué se comportaba tan tierno y atento, pues nunca lo había sido antes, pero se había dejado consentir un poco. Después de todo, no habían sido días fáciles. Ese día en particular había sido más desafiante que los otros.
A pocas horas del atardecer, Catalyn estaba leyendo e intentando entender lo que le pedían en sus clases, pero escuchó a su mamá hablar por teléfono. Parecía alterada y disgustada y Catalyn se levantó para escuchar mejor. Se aseguró de que no la viera y se asomó por encima del barandal del segundo piso, intentando descifrar con quién hablaba, pero se le heló la sangre al descubrirlo.
- Pero, Padre, ¿eso le dolerá? - la escuchó decir y Catalyn se preguntó a qué se refería. Hubo un momento de silencio, luego ella dijo -: Entiendo, ¿y Vanessa está bien para hacer... eso?, ¿ya se recuperó?
¿Vanessa?, ¿ahora su mamá estaba también aliada con esa bruja?
- ¿Está seguro de que esto va a controlarla? - preguntó la señora Lillian y Catalyn sintió un nudo en la garganta -. No quiero hacerle daño.
Catalyn se alejó del barandal y buscó su teléfono. Lo primero que hizo fue contactar a Derek y luego a Victoria. ¿Qué pretendía hacer su mamá que necesitara de Vanessa y el padre Nicolás?, ¿la enviaría al convento a la fuerza?, ¿iban a dormirla con los poderes de Vanessa? Catalyn empezó a sentir pánico.
Derek le contestó casi de inmediato, diciéndole que guardara la calma y que en el momento en que algo más sucediera él la protegería, pero Catalyn no pudo evitar pensar en qué podría hacer Derek contra una bruja como Vanessa. Victoria le respondió lo mismo, en ese instante no sería lo más adecuado huir si no quería lastimar a su mamá y aún tenían que saber qué era lo que pretendían. Sin embargo, la ansiedad en su pecho no paraba de aumentar.
Buscó hechizos de protección en sus grimorios, pero tenían ingredientes que no podría conseguir en ese momento. No tenia permitido salir sin autorización y no pensaba escaparse. No llegaría a esos límites. Tal vez podía hacer un hechizo que la escondiera o le permitiera huir en caso de que el padre Nicolás intentara hacerle daño, pero odiaba la idea de dejar a su mamá sola.
Solo le quedaba esperar.
Pero eso solo hizo que el resto del día fuera más desesperante y largo que los demás. No había sucedido nada extraño en particular y su mamá había mantenido la distancia, lo que hacía sentir a Catalyn culpable y sola. No habían recibido más llamadas y todo parecía estar bajo control, pero eso no hizo que Catalyn pudiera conciliar mas fácilmente el sueño. No dejaba de darle vueltas a lo que había escuchado y se había mantenido despierta solo pensando en todo lo que podían estar planeando. Había querido convencerse de que su mamá aún la queria lo suficiente para defenderla en caso de que quisieran hacerle daño. Eso quería creer. Su papá nunca hubiera dejado que la encerraran en un convento o que siquiera se atrevieran a experimentar con sus poderes, pero él ya no estaba con ella y Catalyn había tenido que enfrentar los retos de ser bruja sola.
Por lo menos tenía a Derek y a Victoria en esta ocasión.
Exhausta de tener miedo y de dar vueltas en la cama, Catalyn decidió confiar en que sería más grande el amor que su mamá sentía por ella que el miedo por sus poderes, e hizo un hechizo para conciliar el sueño.
Pero que equivocada estaba.
Un par de horas después, más allá de las tres de la mañana, Catalyn sintió un peso en su pecho que la asfixiaba. Se despertó de un sobresalto y dio un grito ahogado cuando vio tres figuras a su alrededor que se confundían entre las sombras de la noche. No podía distinguir quiénes eran o que estaban haciendo, pero si sabia con certeza que estaban muy cerca de ella y que una de ellas estaba recitando un hechizo. Intentó ponerse de pie, pero una fuerza increíble le aplastó el pecho y la obligó a permanecer acostada, casi inmóvil. Apenas respiraba. Cerró los ojos con fuerza e intentó contrarrestar el conjuro, pero ni siquiera era capaz de emitir un leve sonido. No iba a funcionar pedir ayuda porque ni siquiera podía gritar. En su mente, repitió todos los contrahechizos que se le ocurrieron, pero la magia que la ahogaba era siniestra y densa, como arenas movedizas. Abrió los ojos desesperada e intentó de nuevo reconocer a las figuras que la rodeaban, y esta vez tuvo éxito.
Sintió que su corazón se partía.
Su mamá, con Vanessa y el padre Nicolás.
La bruja tenía las manos extendidas sobre ella y recitaba un conjuro que Catalyn apenas comprendía. Rezaba a cualquier entidad que la pudiera ayudar que estuviera entendiendo mal. Mencionaba palabras como "bloqueo", "poder" y "muerte", pero era difícil decirlo con certeza. El idioma que usaba se le hacía desconocido. Su mamá, mientras tanto, estaba rezando de la mano del padre Nicolás. Catalyn sintió las lágrimas en sus ojos, ¿ella estaba de acuerdo con eso? La estaban lastimando, la estaban matando. ¿Lo permitiría?, ¿a su única hija?
Catalyn lloró, pero pronto el dolor físico fue más intenso que el sentimental. El peso en su pecho se disolvió, solo para ser reemplazado por una punzada intensa de dolor en su cabeza y en su corazón. Catalyn gritó, esta vez tan claro y desgarrador que muy probablemente la escucharon a kilómetros de distancia.
- Esperen, ¡me dijiste que no le haríamos daño! - escuchó a su mamá, pero apenas si podía reconocer su voz.
- Lillian, esto es lo mejor para ella. Sus poderes son salvajes y peligrosos - le dijo el padre Nicolás con voz suave y manipuladora.
- Pero la estamos lastimando...
- Vanessa se asegurará de extinguir todo su pecado. No te preocupes.
- Por favor - empezó a rogar Catalyn, retorciéndose en su cama -. ¡Prometí no hacer magia de nuevo!
- Mi niña, es lo mejor para todos nosotros -. Su mamá le cogio la mano y le habló al oído -. Solo resiste un poco, pronto se terminará. Pronto serás normal, como nosotros.
- Mamá... - sollozó Catalyn -, ¿por qué me haces esto?
- ¡Es por tu bien!
- ¡Duele! -. Catalyn gritó más fuerte - Duele mucho, por favor deténganse. Lo juro, lo juro. No volveré a practicar magia. ¡Lo juro! Solo paren...
Su interior quemaba, como si la sangre en su cuerpo estuviera en ebullición. Estaban matando una parte de ella, estaban extinguiendo su naturaleza.
Vanessa alzó más sus manos y Catalyn se quedó sin aire. Empezó a ahogarse, dándose cuenta que estaba escupiendo sangre. Miró a su mamá y al padre Nicolás.
- ¿Ves lo que me está haciendo...? - dijo jadeando, resistiendo el dolor para no gritar -. ¿Crees que papá... que papá hubiera permitido esto? - intentó persuadirla.
- Hace mucho que no está - le respondió su mamá con sus ojos arrasados en lágrimas -. ¡Lo hago por ti!
- ¡Nunca me quisiste! -. Catalyn cerró sus ojos, llorando a cántaros e intentando repeler el hechizo, pero era tan fuerte que se sorprendió de que Vanessa tuviera el poder suficiente para hacerlo -. Nunca me aceptaste..., ¿pero por qué me haces esto?
Luego se dio cuenta.
Del cuello de Vanessa colgaba una cruz de plata. La misma del padre Nicolás. Estaba canalizando un objeto oscuro.
- ¡Hago esto porque te amo, Catalyn! - gritó su mamá -. Es lo mejor, es lo mejor para ti.
- ¡Ellos están usando magia negra! - exclamó enojada, ahogada y, sobre todo, dolida - ¡Esa maldita cruz está llena de magia!
- Ellos... ellos están usando el poder de nuestro Di...
- ¡Vanessa es una bruja de muerte!
Ahora estaba viendo manchas negras.
Su mamá volteó a ver al padre Nicolás, confundida.
- Solo está asustada - respondió él -. Ya se le pasará.
No iban a detenerse y su mamá no estaba dispuesta a defenderla. Ella había permitido que entraran a su casa para matar una parte de Catalyn, ¿cómo podía estar tan cegada por el miedo?, ¿por qué la obligaba a sufrir de esa manera solo por ser diferente?, ¿alguna vez... la quiso como era? Catalyn no creía que pudiera aguantar por mucho más tiempo. Sentía que la oscuridad la arrastraba y que su cuerpo dejaba de responder.
- ¿Ves, Lillian? Si hubiéramos hecho esto cuando aún era una niña no estaría sufriendo tanto - escuchó decir al padre Nicolás -, pero tu esposo nunca lo permitió.
- Yo... - intentó responder su mamá, pero Catalyn comenzó a vomitar sangre.
- ¡Victoria! - empezó a gritar, tan fuerte y claro como pudo -. ¡Ayuda, por favor!, ¡Victoria!
- ¿Quién es Victoria? - preguntó el sacerdote.
Nadie respondió.
Vanessa seguía en trance mientras mataba el poder de Catalyn y su mamá la sostenía como si quisiera someterla. El padre Nicolás solo observaba.
- Victoria... - dijo sin aire -. Por favor, ayúdame...
- ¿Es otra bruja? - insistió el sacerdote.
- Derek... - lo llamó con la voz ronca -. Te necesito. Por favor...
Lo siguiente que escuchó fue un grito y un golpe sordo a su lado izquierdo. Intentó ver hacia esa dirección y le pareció ver que Vanessa se había estrellado contra su ventana, casi cayendo de ella. Aún su vista estaba borrosa y los sonidos se le hacían lejanos. Le dolía respirar y sentía en su boca el sabor ferroso de la sangre, pero entre manchas negras vio a Victoria con las manos extendidas hacia Vanessa y hacia el padre Nicolás. El dolor se había detenido, pero aún sentía que muy pronto iba a desmayarse.
Vanessa había salido de su trance y ahora gemía de dolor mientras se ponía de pie, pero Victoria chasqueo sus dedos y Vanessa volvió a caer al suelo, desmayada.
- ¿Quién es usted? - preguntó el padre Nicolás enfrentando a Victoria, pero ella alzó su otra mano y lo dejó inconsciente.
La mamá de Catalyn se había quedado en shock.
- ¡¿Está loca?! - le gritó Victoria a ella -. ¡Es su hija!
- ¿Usted también es una bruja? - preguntó la señora Lillian con un hilo de voz.
Victoria gruñó y alzó su mano hacia ella.
Catalyn quiso intervenir, pero se estaba desmayando.
- ¡Espera, no le hagas daño! - gritó Derek. Lo vio entrar corriendo a su habitación -. ¡Es su mamá!
- ¡Casi la mata!
- ¡Sigue siendo su única familia!
Catalyn hizo su mayor esfuerzo por mantenerse consciente e intentar moverse, pero su cuerpo no respondía.
- Por favor... - dijo apenas -, solo déjala...
- Aléjese de ella - le ordenó Victoria -. Puede ser su mamá, pero una madre nunca le haría esto a su hija.
- ¡Yo solo quiero protegerla!
- ¡Le he dicho que se aleje!
Derek se acercó a Catalyn y frunció el ceño.
- No te preocupes, estarás bien - le dijo con voz dulce, acariciando su rostro, pero se veía realmente preocupado.
La cargó en brazos y Catalyn lloró de dolor e impotencia. Volteó a ver su mamá. Lloraba a cántaros y la observaba como si fuera un animal herido al que le habían arrebatado su hogar. Catalyn no sabia si le dolía más el cuerpo por el hechizo o el corazón por lo que su mamá le había intentado hacer. Creía que la segunda opción.
- Catalyn... - empezó a decir su mamá -, yo lo... yo..., perdóname.
Catalyn no le respondió y empezó a dejarse llevar por la oscuridad.
Derek salió con ella cargada en brazos y Victoria los siguió de cerca. Una neblina de color azul oscuro empezó a envolverlos y Catalyn sintió que su cabeza daba vueltas. Vio por última vez en un buen tiempo a su mamá y cerró sus ojos.
Algo en ella había cambiado.
Para siempre.
-Victoria (2024)
¿Es normal que las shippee?
*Motivational Música intensified"
De día: Call Center de portabilidad de Claro :v
para unos, una extraña
para mi, mi diosa
mi aire vital para respirar
mi corazón palpitante
mi medicina
mi uso de razón