Nick es un hombre millonario, exitoso, guapo, y amable, alguien que lo ha tenido todo… Pero su pasado es mucho más gris y profundo que aquella fachada, porque años atrás, luego de perder la memoria, terminó en un orfanato donde la pasó abusos, humillaciones y problemas, pero gracias a la bondad de un hombre que lo adoptó, su vida mejoró. Sin embargo, ¿quién podría imaginarse que, aun así, le faltaba un obstáculo mucho más complicado que enfrentar? El amor llegó a su puerta, de una manera singular e incluso puede parecer incorrecta.
Por otra parte, Jennifer creció como una hermosa joven, que aunque no tenía a su madre, sí tenía un hogar lleno de amor junto a su padre y sus cuatro hermanos adoptivos. Sí, adoptivos, que aunque no tenían un lazo de sangre que los uniera, el lazo de la familia… o del amor, era más fuerte. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
ESTA NUEVA NOVELA ESTARÁ LLENA DE EMOCIONES, PROBLEMAS Y CONFLICTOS… PERO IGUAL QUE EN MIS OTRAS NOVELAS, EL AMOR PREVALECE.
LOS AMO
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Capitulo 6 "Es mi hermana"
Ella, ella es la única que me hace reír, que logra que mis días sean buenos, es la razón por la cual le di una oportunidad a este mundo lleno de personas podridas… ella es la mujer que amo, aún es una niña, de seguro sueno como un pervertido pedófilo.
—Ashhh —llevé las manos a mi cabeza frustrado sin poder quitar aquel beso de mi cabeza. ¿En qué demonios pensé al corresponderla? Ella estaba ebria, es claro que no tenía ni idea de lo que hacía, y yo como un idiota bajé la guardia. Intenté luchar, pero ella… mentiría si negara que desde hace meses he sentido una enorme curiosidad por sentir sus labios, porque yo sea el motivo de sus alegrías, y sea quien la proteja siempre. Por algún día ser el hombre privilegiado de poder llamarla “esposa”… pero es imposible
—¿Se siente bien, señor Monroe?—preguntó Lara, mi asistente, al entrar a la oficina y cerró tras ella, entonces se acercó más fresca —¿Oye, te encuentras bien, Nicolas?
—Sí, estoy bien —aclaré, alejándome un poco gracias a la conversación de ayer
—¿Por qué te alejas? ¿Así serán las cosas ahora?
—Solo no quiero que confundas nada, Lara. Eres mi asistente y amiga, pero de ahí a algo más no sucederá, lo sabes.
—¿Pero por qué? ¿Es porque tengo más bajos recursos que tú? Por Dios, es el siglo veintiuno, y te conozco, no eres materialista. Te amo, dame una oportunidad.
—Dije que no, Lara. Y discúlpame si ayer tal vez sentiste que te di esperanzas al invitarte como mi acompañante, pero también te dije que te veía como amiga.
—¡Pues no lo acepto! ¡Por ti he rechazado a muchos hombres en esta empresa y en otra! Porque te amo ¿Acaso no lo ves?
—No te pedí que lo hicieras. Ahora te recomiendo que me trates como lo que soy. Tu jefe, y fuera del horario laboral, tu amiga. Es todo. Si no puedes con ello, consideraré transferirte a otro equipo. —Salí, sin más, cerrando la puerta frustrado, subí a mi auto deportivo y conduje por un largo rato hasta llegar a mi lugar secreto. Es el inicio de una laya donde hay una especie de farol abandonado en la orilla, por lo que no es concurrido y suelo encontrar paz. Algo que llevo buscando toda mi vida y solo he logrado sentir en algunos momentos… solo con ella.
La quiero demasiado, es la mejor hermana del mundo, es la hija del hombre que me acogió y me ha tratado como a un hijo. Ella es la mujer más bondadosa que conozco, que a pesar de tenerlo todo materialmente en la vida y poder vivir cómodamente sin mover un solo dedo, aun así busca esforzarse, mejorar y ayudar a su familia y allegados. Ella es experta en dar sin esperar nada a cambio. También es algo caprichosa y mimada, pero así la amo, siendo una pequeña tierna que logra hacerme cuestionar todo en mi vida… Pero es mi hermana.
Gracias a ella tengo un nombre. Ella fue quien me llamó Nick. Extrañamente, aquel día, cuando llegaba de hacer el papeleo con Adrián y llegué por primera vez a una casa totalmente extraña y enorme, la vi. Era una bebe muy hermosa, apenas y se le notaba algo de cabello por lo rubio. Sus ojos azules y profundos no pasaban desapercibidos, y a pesar de haber perdido a su madre, tenía una sonrisa tan angelical que me fue imposible no quererla. Desde ese entonces me relacioné con ella.
No sabía hablar casi nada, al parecer era un trauma y no de nacimiento, eso dijeron los especialistas. Poco a poco con terapia y la ayuda del señor Adrián mejoré al punto que me inscribió a un instituto especializado para aprender todo lo que no había podido aprender a mi edad. En esa escuela me esforcé como nunca antes y me propuse ser el mejor y el más destacado.
Toda mi vida he tratado de hacer las cosas bien y no decepcionarlo ni una sola vez. He llevado una vida impecable, he hecho crecer el negocio y cada día tienen más respeto por la empresa gracias a que es la número uno en tecnología. No solo eso, sino que hace cinco años creé otra automotriz y me la paso en ambos lados trabajando para lograr que él se sienta orgulloso y para agradarle todo lo que ha hecho por mí. Puedo decir también que lo quiero, bastante a decir verdad. Es la figura paterna en mi vida, e incluso materna en algunas ocasiones, es un gran consejero y gran estratega para los negocios, lo admito demasiado. No puedo ser tan desconsiderado e ingrato como para meterme con su tesoro más preciado, la luz de sus ojos. No soy digno de ella. E incluso si lo fuera, a los ojos de Adrián soy su hijo y ella también, esto lo rompería.
Una llamada entró y me interrumpió de mis pensamientos. Era Mark, el asistente y mano derecha de Adrián.
—Señor Monroe, su padre pregunta por usted. Íbamos camino a su oficina y llamamos, pero su asistente dijo que no se encontraba.
—No estoy ahí, Mark. ¿Para qué me necesita mi padre? —pregunté tranquilamente mientras iba camino al auto de nuevo.
—Déjame hablar con él —escuché decir a mi padre al otro lado de la línea —Hijo, ¿estás bien? ¿Hay alguna reunión imprevista?
—No, padre, todo está en orden, solo salí a respirar un poco. Tengo todo en orden, no te preocupes —le expliqué mientras conectaba la llamada al auto y me encaminé a la carretera para ir a la empresa.
—¿A respirar? ¿Te encuentras bien?
— Sí, padre, todo está muy bien, no te preocupes - lo tranquilicé, y odio que sea tan bueno leyéndome.
—Bien… te dejaré en paz si no quieres decirme qué te sucede. Pero ¿qué tal si en vez de ir a la empresa vamos a un partido de tenis como en los viejos tiempos? —no pude evitar sonreír.
—¿Ahora? ¿No tienes reuniones?
—Pueden esperar, el tiempo con los hijos es limitado, más para mí que envejezco cada día. Invité a Matt, pero me rechazó porque tenía mucho trabajo. Ya sabes cómo es. ¿Te apuntas a jugar con tu aburrido padre?
—Claro, jamás te diría que no. Nos vemos allá —colgué la llamada y en ese momento de la nada un señor mayor se atravesó en el camino y gracias a que no iba tan rápido, frené rechinando las llantas del auto. El señor se cayó al suelo de la impresión, salí rápidamente del auto para revisar al hombre.
—¿Se encuentra bien? —pregunté reocupado, tenía unos cincuenta y tantos años, y un traje color azul cielo. Extrañamente se me hizo familiar, pero no recuerdo haberlo visto antes
—¿Eh? — estaba algo desorientado, pero al enfocarme asintió y lo ayudé a colocarse de pie.
—¿Está seguro? —Él asintió, pero miré que tenía un corte en su frente y salía sangre—. No, mejor vamos al auto, lo llevaré al hospital.
—No,no,yo iba camino a buscar a alguien
—Ese alguien puede esperar, su salud es primero. Si quiere, dígame el nombre de ese alguien el nombre y el número, trataré de contactarlo y le explicaré lo sucedido.
— Iba camino a un orfanato a las afueras de la ciudad. Estoy buscando a mi nieto, necesito encontrarlo.
—Le ayudaré a contactar al orfanato y posponer su sita si lo requiere, pero suba al auto, lo ayudaré —. El hombre no protestó más e hizo una mueca tocando su brazo. Al llegar al hospital, me hice cargo de todo y le informé a mi padre de lo ocurrido. Él a los minutos llegó.
—¿Tú estás bien, hijo? Preguntó revisándome.
—Sí, lo estoy, fue al señor que lastimé. No es grave, pero aun así, por su edad, lo van a tener en observación unas horas
—Claro, entiendo. Yo voy a… —De la nada una llamada interrumpió y Adrián contestó—dime hija. ¿Qué? ¿Pero cómo? Escóndete, ya enviaré refuerzos, quédate ahí.
Mis alarmas se encendieron y mi cuerpo se tensó.
—¿Qué sucede?
—No lo sé, Jenny está llorando y está escondida con su amiga en los baños del colegio. Dijo que había unos hombres que habían preguntado por ella y la habían perseguido, pero se escondió.
—¿Qué? — Tomé mi celular tratando de estar tranquilo — Que los guardias entren al colegio, cuiden la vida de los estudiantes, pero protejan y salven a Jen a como de lugar — ordené al otro lado de la línea y colgué —Papá, debo ir.
—Lo sé, yo igual. Pero ¿y el hombre de aquí?
—Ya pagué todo, le dejaré mi tarjeta y una nota con el doctor —me apresuré a escribir que si llegaba a necesitar ayuda en cualquier caso no dudara en contactarme. Le dije al doctor que me mantuviera al tanto de todo, además dejé algo de dinero y luego salí apresuradamente con mi padre a buscar a Jen
Al llegar vi que estaban sacando a dos hombres a rastas mientras ellos gritaban, pero mi vista solo podía buscar a Jen, ella debe estar bien. Cuando vi que ella estaba saliendo de en medio de los guardias que la cubrían con su cuerpo, corrí a toda velocidad y sin dudarlo la tomé entre mis brazos abrazándola. Ella estaba llorando asustada.
—Tranquila, tranquila, ya todo está bien… tranquila —ella se aferró a mi pecho llorando y Adrián también llegó preocupado y se unió al abrazo mientras ella se volteó y empezó a llorar en sus brazos. Yo, por mi parte, vi a los hombres que estaban siendo arrastrados y me acerqué a mi guardaespaldas personal.
— ¿Qué sucedió? ¿Por qué querían hacerle daño a Jen?
— Al parecer son extorsionistas y creyeron que la mejor oportunidad era amenazarlos con la vida de la hermana menor. Los llevaremos a interrogar.
—No, llévalos a mi taller, me encargaré de ellos a mi manera —le ordené y él asintió sin refutar, volteé la vista e hice contacto visual con uno de los hombres. Nadie toca a Jen y sale vivo.
Volví hacia Adrián y Jen, pero para mi sorpresa Matt se me atravesó, casi me caí al suelo cuando pasó de largo y empezó a revisar a Katherina, la mejor amiga de Jen. Ella también estaba asustada, pero… ¿Por qué este idiota llegó así?
Ignoré eso y seguí caminando hacia Jen y ella evitó mi mirada. Por alguna razón eso me dolió, pero era lo mejor.
—¿Te encuentras bien?—pregunté más calmado y ella asintió.
—¿Qué querían esos hombres? —preguntó Adrián
— Al parecer querían usar a Jen como carnada para extorsionarnos.
—Pero cómo se atrevieron… con mi niña nadie se mete. ¿Ya los arrestaron y todo?
—No te preocupes, me encargaré de ellos —le aseguré. Él asintió, entonces dirigí la vista a Jen —y tú, no tienes por qué preocuparte, jamás te volverás a topar con ellos en la vida, y nadie te hará daño.
Ella asintió y luego se abrazó con Katherina, entonces Matt se acercó
— ¿Jennifer está bien? —preguntó a Adrián
—Sí, hijo, todo está bajo control gracias a que ella se dio cuenta rápido y se escondió
—Al parecer tu cerebro inteligente si sabe actuar rápido —le concedió revolcando su cabello mientras ella empezó a reír.
—Sí, y tu corazón también reacciona más rápido que tu cabeza, señor, «yo no me preocupo por nadie y soy de hielo» —le respondió ella mientras intercambiaba la mirada entre él y katherina
—Mejor cállate o diré algo desagradable, querida “Jen” —le advirtió él intercambiando esta vez la mirada entre ella y, entonces, le coloqué una mano en el hombro.
—Tranquilo hermano, deja a las chicas en paz. Volvamos a la mansión y pensemos qué hacer.