AMOR INESPERADO.

Diana sonrió nuevamente y tocándole el rostro le dijo no te enojes guapo, si me hubieras matado, sería lo mejor que me hubiera pasado.

Pero desgraciadamente no tengo tanta suerte.

El conductor sintió, pena por ella era tan joven y guapa, como es posible que alguien así con un futuro por delante quisiera morirse.

Diana dejaba qué sus lágrimas fluyeran al recordar, las palabras de su madre.

- Diana hija, como puedes ser tan ingrata y que solo pienses en tu bienestar sin importarte qué tu padre vaya a la cárcel.

- Déjame tengo que irme, Diana se jaló impulsivamente para alejarse, pero el conductor no la dejo que se moviera ni un poco la tenía sujetada de la mano.

Diana levantó la vista para, exigirle qué la libere, al verlo le pareció conocido y acercándose a él le dijo yo te conozco.

Trato de urgar en su cabeza para saber quien era, pero le fue imposible, la borrachera no la dejaba pensar claramente así que no insistió en recordar.

- No importa quien seas eres tan guapo, y hueles tan bien que si tú quieres podemos pasar la noche juntos.

- No digas tonterías, niña, mírate como estás.

- ¿Qué, qué tengo de malo acaso no te gusto?.

Y forcejeando le dijo, no importa tal vez pueda encontrar a alguien más. Prefiero entregarme a cualquiera antes que ese idiota pueda poseer mi cuerpo.

Diana por lo borracha qué estaba apenas podía articular palabra; sin embargo, se esforzaba porque cada cosa que decía fuera clara.

Suéltame idiota me tengo que ir ahora.

El conductor solo frunció el ceño, en señal de desagrado por lo que le había dicho y sin pensarlo dos veces la cargo y la subió al auto en la parte de atrás, le acomodó el cinturón y sin decir palabra subió para arrancar el auto.

Diana intentó, salir de auto, pero le fue inútil, en ese momento empezó a maldecir al conductor, quien pacientemente solo la miraba por el retrovisor sin perder de vista su camino.

Minutos después, ya habían llegado a una grande y hermosa finca.

Él se bajó y saco a Diana, la cargo en su hombro y la llevo a dentro Diana le golpeaba la espalda para que la bajara.

En cuanto la bajo Diana, se acercó a él y al estar tan cerca se embriagó del agradable aroma qué desprendía, entre su borrachera pensó debe usar una loción bastante cara para que huela así de rico.

¿Entonces que guapo, me aras el amor, le dijo en un tono coqueto y seductor qué no pudiera resistirse?.

Sin embargo, al no tener respuesta alguna Diana se molestó y se dio la vuelta para salir de allí, solo dio unos cuantos pasos para que unas manos grandes y ásperas la tomarán por la cintura para pegarla a su cuerpo.

Diana se dio la vuelta para intentar besarlo, pero fue más rápido él, que rápidamente la cargo y la llevo escaleras arriba, y dejándola en una grande y mullida cama se lanzó sobre ella como un lobo ambriento, beso su boca apasionadamente, por un largo tiempo hasta lograr que Dina emitiera unos gemidos lo cual fue música para sus oídos.

Diana respondió a sus caricias y ambos se perdieron en caricias, Diana se acercó a su oído y le dijo, está es mi primera vez.

El hombre frunció las cejas, las dudas lo asaltaban, pero comprendió que la chica lo decía para que fuera cuidadoso con ella.

Sin decir palabras, ambos siguieron deleitándose uno del otro la noche no fue lo suficientemente larga para saciar todo el deseo que sentía, el hombre le hizo el amor hasta dejarla agotada y aunque él quería más Diana ya se había quedado profundamente Dormida.

Se sintió frustrado al no poder poseerla una vez más, pero la dejo dormir después de contemplar su rostro delicado por un momento y arroparla con la manta, él se levantó para asearse y mientras se bañaba en su mente se reproducía todo lo qué acaba de pasar y en su rostro se dibujaba una enorme sonrisa de satisfacción.

Después de eso volvió a la cama, y se dispuso a dormir.

Roberto con una sonrisa de triunfo en su rostro, tomaba alegremente una copa mientras degustaba una bebida, él vino se esparció en su boca dejando un sabor agridulce y un tanto fuerte, él cual le causaba una infinita satisfacción.

 En su mente, solo podía ver a Diana, mientras reía se imaginaba tocando su delicado cuerpo llenándola de besos para terminar haciéndole el amor como tanto lo había deseado. Sabiendo que sería el primer hombre en su vida su sonrisa se hizo aún más grande y un gozo inundó su corazón.

Roberto anhélaba el momento en que Diana fuera de él, él la había pretendido durante mucho tiempo , él estaba perdidamente enamorado de ella; sin embargo, ese carácter difícil que tenía, no era muy bueno para su relación, ya que ella siempre había mantenido su distancia con él, y Aunque habían sido novio Diana nunca había aceptado estar con él siempre ponía una buena excusa y no pasaba de solo unos besos.

Eso lo tenía muy frustrado; sin embargo, al verla sonreír y pasar tiempo con ella, era suficiente para que él se enamorara cada día más.

Aunque él la amaba, sus días de conquistar y de mujeriego no cesaron a pesar de qué le había prometido a Diana qué lo haría.

Diana se daba cuanta de todas sus conquistas aunque al principio, él le decía una sarta de mentira y Diana las creía, después de algún tiempo ella dejó celarlo y aunque eran novios no le reclamo más lo veía poco y no le importaba mucho lo que él hiciera o con quien anduviera.

Roberto pensó que Diana lo amaba tanto que no le importaba sus amoríos, y mientras el le diera su lugar como su novia ante todos a ella ya no le molestaba sus relaciones de una noche con otras pues, solo eran eso solo sexo y nada más ella savia muy bien que él la amaba y el también la amaba infinitamente y aunque en un principio si pensó en cambiar le fue muy difícil y más aun por que el llegando una vida sexualmente activa no podía conformarse solo con beso y Diana no estaba dispuesta a nada mas.

Él pensaba que si Diana aceptará estar con él, él cambiaría pues ya no te diría que buscar nada pues con ella lo tendría todo.

Pero lo que el no se imaginaba es que Diana cada día se decepcionaba más y aunque en un principio, por la forma en que la trataba lo tierno y paciente que era con ella, detallista y cariñoso ella empezó a tener sentimientos hacia él no sabía si realmente fuera amor, pero si era algo muy fuerte.

Ella se sentía a gusto a su lado y hasta se imaginaba que un día se casaría con él, soñaba en llegar de blanco al altar al lado del hombre que amaba.

Diana.