La hija del enemigo

...Narra Natalia...

Lawrence me obligó a besarlo, el beso, comenzó dominante, sin embargo, como fue agarrando más calor, se fue convirtiendo en un beso suave.

Me comenzó a gustar, la manera en la que él me besa, la manera en la que él me somete a sus deseos.

Soy masoquista, y no lo sabía, me gusta ser dominada por él, y sentir su poder sobre mí...

Me hacía recordar el beso que me dio aquel hombre con el que perdí mi virginidad, y quede embarazada de William y de Damián.

¡Sí!... Soy madre de dos hijos, y de los cuales nadie saben de su existencia.

Me ha encargado de esconder a mis propios hijos, por recomendación de mi madre. Fui madre muy joven, apenas tenía los dieciocho años, y lo peor de todo es que no sé quién es el padre de William y de Damián.

Todo comenzó en un viaje que Tania y yo hicimos a Madrid. Las dos chicas, hacíamos viajes continuos a diferentes destinos del mundo.

Tania fue invitada a una fiesta que se llevaría a cabo, en uno de los hoteles más lujosos de Madrid... Esa fiesta no era nada sencilla, había personas muy importantes de todo el mundo.

Me divertí, como nunca, bebí, de todo tipo de vinos, desde el más suave, hasta el vino más fuerte y rico.

En poco tiempo, mi cuerpo se encontraba demasiado caliente, por el alcohol que bebí durante mucho tiempo.

Toda mi vida fue encerrada en un convento para señoritas, hasta que cumplí los diecisiete años, y conocí a Tania.

Mis padres tenían miedo de que se volviera a repetir el mismo episodio, cuando yo era chica...

Así, que me prohibían casi todo, para una chica de esa edad, era demasiado difícil, obedecer, y mucho menos estar encerrada.

_ No puedes estar saliendo todo el tiempo, debes obedecer a tu padre; él se parte la espalda trabajando, para que tú y tu hermana tengan todo... _ Fueron las palabras que escuche de mi madre esa noche.

Me alejé de mis padres por más de un año, y solo me dedique a viajar al rededor del mundo. Me encantaba ser libre y viajar, con mi ex amiga.

Esa noche, conocí a un hombre muy guapo, que usaba un antifaz de color negro, y su traje era del mismo color...

Desde el primer segundo que lo vi con una de las chicas, no pude alejar mis ojos de él... Estuve esperando a que él estuviera solo, para poder coquetear un poco con él.

Se miraba realmente espectacular, tenía toda la aparecía de ser un buen amante en la cama. Tania siempre hablaba de lo bien que se sentía experimentar tu primera vez; con un hombre que fuera un total extraño para a ti.

Se acercó a mí, mientras que Tania fue al baño. Él me invitó una copa, y yo la acepté. Él no habló en ningún momento, eso solo hacía mucho más atractiva la noche.

Estaba decidida a perder mi virginidad, y únicamente buscaba a un hombre guapo que fuera un extraño...

Luego de un corto tiempo, él me llevó a una de la suite del hotel. Desde el primer momento, en que el elevador cerró su puerta...

Sentí las sus manos, recorrer mi cuerpo con locura. El alcohol, que ya tenía en mi cuerpo, fue como un afrodisíaco, qué sirvió para dejarme llevar por él...

Mis manos se enredaron en su cuello, mientras, mis labios devoraba torpemente sus labios. Con un pequeño empujón, me recargo en una de las paredes del ascensor.

Sus manos no dejaban de recorrer mi cuerpo, era una sensación inigualable. Mi vestido se fue bajando por mis hombros, sus labios recorrieron apasionadamente mi cuello.

No pude evitar que se me escaparan unos cuantos gemidos. Me gustaba demasiado la manera en que él me acariciaba.

Sus ansias por hacerme el amor, cada vez se iban notando más. Yo, por mi parte, me sentía más y más nerviosa.

Estaba a muy poco de perder lo más preciado que una mujer podía tener. Y lo estaba haciendo con un total extraño.

Al llegar al pasillo; donde quedaba la suite, el elevador se detuvo. El hombre me cargó entre sus brazos, y me llevo a la suite.

Era tan delgada, que con una sola mano, el chico misterioso me sostenía, y con su otra mano, abrió la puerta de la Suite.

El segundo en que entramos a la habitación, todas las luces se encontraban apagadas, me sentí mucho más segura, ya que no iba a ver al hombre con el que me iba a costar.

Únicamente, iba a sentir, y a disfrutar. Me dejó de pie, junto a la puerta, y estaba por prender las luces, cuando agarré su mano.

Con un movimiento de cabeza, le supliqué que no encendiera las luces... Me sentía demasiado nerviosa, si él veía mi cara.

Lo mejor era que él ni yo nos viéramos a la cara, solo sería sexo, y nada más. No teníamos por qué vernos la cara.

Él no dijo nada, enseguida, mi vestido desapareció de mi cuerpo, lentamente cada una de las prendas fue cayendo por mi cuerpo.

Me levantó del piso, como si se tratara de una muñeca. Me llevó a un sillón, que en ese momento era desconocido para mí.

Colocó suavemente mi cuerpo en el sillón, bocabajo, y subió encima de mí, con mucho cuidado... Sentí su cuerpo desnudo encima del mío, me hizo sentir una sensación demasiada extraña, y placentera.

De un momento a otro sentí algo meterse en mi cuerpo, al principio fue doloroso, pero, como iba pasando el tiempo, se comenzó hacer placentero.

Me dejé llevar como nunca en los brazos de ese extraño. Fue sin duda la mejor noche que pasé en toda mi vida...

Antes de que llegara la mañana, me levanté y como una bandida, salí de la habitación. Mi vuelo a Inglaterra salía en menos de una hora...

En poco tiempo, tomé un taxi que me llevó al aeropuerto. Sin embargo, mis padres ya estaban ahí, y en lugar de ir a Inglaterra a pasarla muy bien. Me llevaron de regreso a medio Oriente...

Ahí es donde estuve viviendo por algunos meses hasta que mis hijos nacieron... Sin embargo, solo mi madre sabe de su existencia. Ella fue la única que cuido de mí, mientras estuve embarazada.

Regresando a la actualidad... Sin tenerlo contemplado, mordí fuertemente el labio inferior de Lawrence.

El sabor de su sangre se mezcló de inmediato en mi saliva, fue sin duda una de las mejores sensaciones que ha probado en toda mi vida.

Lawrence me soltó de las manos y se levantó de la cama, llevó su mano a sus labios, para limpiar la sangre que salía de su boca.

_ ¡Cómo te atreves a morderme!... _ Me gritó furioso.

Por un momento, pensé que él se me iba a echar encima. Me levanté de la cama y corrí donde estaba la lámpara…

La agarré, dispuesta a defenderme de Lawrence.

_ Si te acercas, un solo paso más. ¡No respondo!... _ Lo amenacé...