EL MAFIOSO SE ADUEÑÓ DE MI CUERPO

Penny le arrebato el papel a Carlos, molesta le grita a Nil.

• Nil, tú sí que eres un descarado, un… como te atreviste a mandarle hacer prueba de paternidad, cuando esa mujer solo ha estado contigo, que no vez le desgraciaste la vida; si no fuera porque te respeto en este momento te partía la cara, porque no es justo que ella todavía tenga que pasar por esta vergüenza, haciéndola ver como una mujer fácil.

Nil le sonríe y le quita el papel de la mano antes que lo rompiera, no miro lo que decía, solo lo metió en su saco; él podía ver lo furiosa que estaba Penny, en ese momento le dice.

• Penny cálmate, no hice esta prueba de paternidad por que yo lo quisiera o porque dude sobre si son mis hijos; yo solo quiero tener una prueba científica, porque se va a llegar el momento donde yo vaya por ella y mis hijos; estoy seguro de que ella me los va a negar, me va a echar en cara que no son mis hijos, para eso ocupo este documento, para hacer las cosas más fáciles con ella.

Sahara va a tener que estar a mi lado, quiera o no, desde el momento que decide tener mis hijos, en ese momento ella decidió que su cuerpo era mío; ya que todo está claro, Carlos mañana antes que Sahara se vaya a su departamento, que el director se presente, quiero que mañana él hable con ella, para que inicie su examen de titulación.

Penny sonríe con ironía y con su voz burlesca dice.

• Nil, eres un maldito, quieres dejar a esa pobre mujer sin armas para defenderse de ti, después de todo lo que ha pasado; ella casi muere en el parto, su vida ha sido del asco y a hora para rematar su mala suerte, llegas tú a acorralarla.

Nil pone su mano en el hombro de Penny, tenía una enorme sonrisa y con una voz tranquila, llena de felicidad, exclama.

• Penny, no te preocupes por Sahara, su vida va a cambiar para bien, va a tener una familia completa, un buen hombre a su lado, nuestros hijos y sobre todo, va a poder cumplir sus sueños, solo va a tener que pedir lo que quiere, para que yo se lo dé.

Penny se empezó a reír, negaba con la cabeza, en ese momento burlonamente dice.

• Nil, eres un maldito y yo creo que gran parte de lo que dijiste estaba, menos la parte donde tu entras en su ecuación; pero me parece bien, mi sobrina y sobrino crecerán a nuestro lado, es lo mejor de todo esto.

Carlos ve con el nuevo director, has lo que se te ordeno, traten de dejar todo en orden, también quiero que lleves a Sahara con los niños; termina todo antes de que ella salga, si puedes pasar el día con ella y los niños hazlo, trata de preguntarle y saber cómo esta ella.

Carlos no dijo nada, solo salió de la oficina, hacer lo que se le ordenó, pero a pesar de todo estaba emocionado, él si miro el resultado, sabía muy bien que Nil era el padre de los pequeños y eso lo tenía feliz; Carlos estuvo ayudando a que el nuevo director se pusiera al corriente de lo más básico, como también empezaron a despedir a todos aquellos que hablaron mal o que trataron mal a Sahara, el hospital se quedó con bastantes bacantes, las nuevas contrataciones empezarían ese día.

Para las 8 am ya estaba preparado, Carlos lo presento ante todos los trabajadores del hospital, cuando termino con su discurso, paso a recepción, entrego una lista que era de las personas que no estaban trabajando en la noche, pero que también serían despedidas, por lo que le hicieron a Sahara, después paso al consultorio de Sahara.

Al entrar la encontró ya recogiendo sus cosas, le pidió que se sentara para poder hablar con ella; Sahara, algo insegura, se sentó, ya había escuchado que había despedido a varias personas en el trascurso de la madrugada, lo escucho de su jefe directa que estaba en la noche, que había sido despedida.

Sahara al tenerlo enfrente se empezó a sentir nerviosa, estaba pensando en lo peor y solo pensaba en como mantendría a sus pequeños si era despedida, se iba a quedar si nada; ella insegura le dice.

• director, disculpe, ¿yo he hecho algo malo?

El director se sentó atrás del despacho y le indico que se sentara enfrente de él, empezó a hablar tranquilamente con ella, empezó diciéndole las maravillas que los pacientes mayores hablaban de ella, de su buen trabajo en el hospital, al final termino diciendo, que el hospital la ayudaría con los gastos de su examen de titulación y de su título; que sus horas de trabajo cambiarían a la mañana que sería de las 7 am a 3 pm, se le darían 30 minutos para que llevara a sus hijos a la primaria y 30 minutos por la tarde para que los recogiera, por último le dijo que su salario iba a aumentar en cuanto entregara su título, se convertiría en una médico general, donde ella tendría su propio consultorio y algunos pasantes a su cargo.

Sahara se sintió algo extraña, el director le decía tantas cosas buenas, que no se lo podía creer y sin pensarlo mucho, algo insegura exclamo.

• Director, creo que usted se equivoca conmigo, yo sé que en el hospital se dicen muchas cosas desagradables de mí; pero yo no soy así, no soy una mujer que se mete con ningún hombre solo por obtener un veneficio, si todo esto me lo está dando porque quiere algo más, desde este momento le digo que no va a pasar, a mí se me respeta y sé que lo que voy a decirle es demasiado atrevido de mi parte, pero no voy a dejar que me despida, si lo hace lo are público, porque yo soy una buena trabajadora, no voy a dejar que nadie me intimide o se meta conmigo. Señor, estas palabras se las digo con respeto y discúlpeme si lo ofendí.

El director más que ofendido se sintió triste por ella, porque en ese momento él le daba buenas noticias y ella solo pensaba en los peores escenarios, no quería imaginarse en lo que había tenido que pasar, para que en ese momento que pasaba por algo bueno, ella pensara así; tuvo que calmarle y decirle que todo eso era por su gran trabajo, que solo se le estaba reconociendo, qué médicos como ella era lo que necesitaban ahí.

Después de su larga conversación los dos salieron del consultorio, ella se despidió y salió del hospital, en el momento que sale, Carlos se le acerca, con una alegría le dice.-

• Sahara, qué feliz me siento de poder conocerte, yo soy Carlos, el amigo de Mariela, ven vamos a su departamento, yo te llevo, sé que vas por los pequeños; yo anoche, los conocí, son encantadores tus hijos.

Sahara se le queda viendo con algo de desconfianza, ella había escuchado hablar de él, pero no sabía cómo era, ni quien era; pero ese hombre frente a ella tenía el pelo rubio, sus ojos de color verde eran grandes, güero, era alto de 1.80, era un hombre muy apuesto, su rostro era tan varonil. Ella pensó que era un hombre demasiado guapo, pero se sintió con desconfianza y en ese momento inseguro le dice.

• Señor, discúlpeme, pero yo no lo conozco, no puedo ir con usted, si realmente es Carlos, lo miraré en el departamento de Mariela; ahora si me disculpa con permiso, tengo que ir por mis pequeños.

Carlo, al ver que Sahara empieza a caminar para irse, se mete en su u camino sin tocarla, saca su celular, marca un número y en ese momento Sahara escucha la voz de Mariela que dice.

• ¿Qué quieres Carlos?, tú sí que tienes valor para marcarme, anoche solo te fuiste sin decir nada, pensé que te ibas a quedar conmigo, quería que conocieras a mi amiga Sahara.

Carlos le sonríe a Sahara, le mostraba que si era él y con una voz dulce dice.-

• Mariela, estoy en el hospital, aquí tengo enfrente a tu amiga Sahara, dile que me deje llevarla contigo, quiero invitarlas a desayunar, junto con mis sobrinos.

Sahara se le quedó viendo, se sintió un poco avergonzada y en ese momento escucho la voz de Mariela que él dice.

• Sahara, hermosa, vente al departamento con él, te prometo que no te hará nada, aunque lo mires con cara de pervertido, es un buen hombre.

Sahara sonríe al escucharla, era divertido escuchar la forma en que le hablaba, suspira profundamente y al final acepta ir con él; los dos subieron al carro, ella, en el asiento del copiloto, puso el carro en marcha. Iban en camino cuando Carlos le empezó hacer plática, empezó diciéndole lo bien que sala paso con los pequeños, las maravillas que miro en cada uno de ellos y poco a poco empezó haciendo preguntas más personales, primero empezó con preguntarle ¿Cómo fue el parto? ¿Cómo le hacía para mantenerse de pie después de su larga jornada de trabajo? ¿Si tenía novio? ¿Si salía con alguien? ¿Si le gustaba alguien?, pero lo más incómodo hará ella fue cuando paso a las preguntas del padre de los pequeños, empezó preguntando ¿Cómo es el papá de los pequeños? ¿Por qué no está contigo? ¿Dónde está el papá de los pequeños? ¿Él sabe sobre los pequeños? ¿No te gustaría estar con el papá de tus hijos?

Sahara escuchó pregunta, tras pregunta, no contesto ninguna de ellas, solo le hablo de los pequeños; para ella fue un camino muy incómodo, solo quería llevar y escapar de todas sus preguntas, sobre todo de las preguntas del padre de sus hijos.

Ella tenía mucho que no pensaba en él y esas preguntas se lo trajeron a la mente, el recuerdo de ese día que lo conoció, ese momento cuando fue de él, desde el momento del dolor, hasta llegar al placer, como en esa noche su desgracia empezó; pero también pensaba en algo, que tal vez ese día no empezó su desgracia, sino que ese día pudo ver lo que su familia era, tal vez ese hombre no fue su desgracia, sino su salvación de un destino mucho peor, porque algo era seguro su madre y su hermano la hubieran vendido a cualquiera que les diera dinero, que les diera la posición económica que habían perdido.

Sahara se dio cuenta de que no pensaba detenerse con sus preguntas y de manera inquieta, molesta, le dice.

• Carlos, tú eres demasiado pregunto, pero supongo que tengo que decirte lo que pasa; Mariela me ha dicho que tú la proteges mucho y si me preguntas todo esto es para mantenerla a salvo. Carlos, mi vida no ha sido fácil, yo me entregué al papá de mis hijos, para salvar la vida de mi hermana y aunque suena como algo horrible, en realidad no lo fue; ese hombre se portó bien conmigo, me trato con un poco de respeto, me dio algo de dignidad.

No te voy a negar que por un momento yo creí que estar con él, había sido mi desgracia; pero a hora pienso que él me salvo, ese día él me abrió los ojos, me hizo ver lo que mi familia preparaba para mi futuro. Ellos querían venderme al mejor postor, al hombre que les regresara su fortuna, su gloria en la sociedad; yo creo que, a pesar de todo, prefiero mil veces estar así, porque tengo a mis dos pequeños, a mis dos amigas y yo vivo tranquila, sin tener que pasar mis noches con un hombre al que no amo.

Carlos sonríe al escucharla, que ella pensara así, era algo bueno para su jefe y discretamente le marco a Nil, en ese momento pregunto.

• Sahara, perdón que sea tan preguntón, pero tú sabes que es por Mariela, me preocupo por ella, necesito saber ¿Qué piensas de papá de tus hijos?

Sahara se sorprendió con su pregunta, pero le encontró logia, para asegurar a Mariela, suspira profundamente y dice.

• Yo solo lo mire esa noche, sé que es un hombre poderoso y que seguro tiene mal genio, pero por lo que pase con él, creo que también tiene su lado bueno, aunque yo no logre tratarlo mucho, él me abrió los ojos con respeto a mi familia y eso es algo que agradezco.

Carlos sonríe al escuchar eso, pensó que Nil también estaba disfrutando de escucharla y en ese momento de manera ansiosa le dice.

• Sahara, hablas como si ese hombre te hubiera cautivado con su belleza, acaso ¿era guapo?

Sahara, avergonzada con la pregunta, agacha la cabeza, sus mejillas se pusieron roja y nerviosamente dice.

• Si era un hombre muy atractivo, puedo decirte que mis hijos sacaron su belleza, se parecen mucho a él.

Carlos pone más grande su sonrisa y sin poder controlar sus preguntas, dice.

• Eso quiere decir ¿qué tú quieres al papá de tus hijos?

Sahara al escucharlo voltea a verlo, ella no había dicho eso y de manera nerviosa dice.

• Como puedes pensar en eso, yo no me atrevería, eso sería imposible.

Carlos pudo ver lo nerviosa que se puso y no quería que se sintiera incómoda, quería poder seguir hablando con ella, saber más de lo que pensaba; él no deja que siga hablando, no quería que se alterara más, en ese momento él le dice.

• Sahara, tranquila, recuerda que en los sentimientos no se manda, pero bueno, eso es algo tuyo, mejor respóndeme, ¿tú le dijiste a ese hombre sobre sus hijos?

Sahara sintió la boca amarga y con una amargura en su voz dice.

• No le he dicho sobre sus hijos.

Carlos con su voz seria le dice.

• Sahara, dime ¿Por qué no le has dicho nada?, digo él es el padre, tiene derecho a saber sobre sus hijos, independientemente de lo que ustedes dos pasaron, tanto él como sus hijos tienen derecho de conocerse, es algo cruel no saber de qué ellos existen.

Nil escuchaba la conversación en silencio, desde el momento que escucho su voz su corazón se alteró y escuchar su hermosa voz le agrado, quería ser él quien le preguntara todo eso; pero por el momento se conformaría con eso, saber que ella no pensaba tan mal, que pensaba que era guapo y que tal vez podía poder surgir un sentimiento ahí, lo emociono, tenía una sonrisa de oreja a oreja, se sentía feliz de escucharla hablar así, hasta esa última pregunta.

se puso ansioso, quería escucharla, quería saber ¿por qué no le había dicho nada?, sostenía el teléfono con fuerza, esperando su respuesta, si hubiera podido hubiera cruzado por el celular para estar ahí frente a ella.