Toda vida enamorada, sufriendo humillaciones, para nada, sin darme cuenta deje que un amor enfermizo, acabará con mi amor propio. hasta que mi verdadero amor me salvo.
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Te amo.
Claudia.
Alejandro me miraba con amor, era como si hubiese esperado mucho este momento, yo me sentía dicho ver ese brillo en él, es el sueño de toda mujer, ser amada y protegida es lo mejor del mundo.
- no sabes lo feliz que me haces\, eres mi sueño hecho realidad.
Luego de sus hermosas palabras se lanzó ami, y devoró mi boca con un feroz beso, beso que le correspondí sin dudarlo.
- gracias\, pequeña\, me haces el hombre más feliz.- dijo.
- gracias a ti\, por amarme y esperarme.
Luego de eso lo tome la mano y lo lleve a la pequeña choza, el atardecer había llegado, el naranja del cielo le daba un toque más romántico al lugar, cosa que complementaba la luz de las velas.
Una vez adentro nos acomodamos, él estaba feliz, lo podía ver en su mirada, tenía un brillo hermoso, mis labios se unieron a los suyo, mientras mis manos llegaron a su chamarra para quitarla, mi cuerpo se estaba llenando de calor, deseaba arrancar por completo toda su ropa, como pude le quite su camiseta.
- te amo pequeña.- me susurro.
- yo también te amo. -Le respondí esas palabras genuinamente.
Acto seguido, me recostó sobre la manta en donde se me subió encima sin dejarme de besarme, una de sus manos llegaron a mi ropa interior, en donde acaricio mi feminidad por encima de la delicada tela, podía sentir lo húmeda que estaba.
- te deseo tanto\, que no creo que pueda meterme como las otras veces.
- no lo hagas.
Haber escuchado mi aprobación, fue como sí, liberara la bestia que lleva dentro, en cuestión de segundo mi vestido desapareció, dejándome en mi lencería de color blanco.
- eres hermosa.- su voz ronca erizo cada centímetro de mi cuerpo.
Alejandro se volvió adueñar de mi boca, después dejo un camino de besos desde mi cuello, hasta mis pechos, en donde se adueñó de ellos, los cuales lamia con suavidad, sus dientes le daba pequeños mordiscos, de tal forma de que sentía una electricidad por toda mi espalda. Luego bajo a mí entre pierna en donde quitos mis bragas, para luego lamer mi feminidad, su tibia lengua subía y baja, haciendo soltar más de un gemido.
-por favor, Alejandro, me estás torturando.- le dije entre gemido.
La verdad ya no aguantaba más, deseaba que estuviera dentro de mí, poder sentir que era completamente suya.
Él me hizo caso de inmediato, de un solo tirón se quitó de pantalón y su ropa interior, quedando desnudo ante mi mirada lujuriosa, que detallaba cada unos de sus movimientos, hasta qué término de ponerse el preservativo. Una vez más se posó sobre mí, robando nuevamente mis labios, podía sentir como su miembro se adentraba en mí, de forma lenta, podía sentir la presión, pero no sentía dolor, no hasta que de un empujón entro por completo, eso si había dolido, mis ojos se cristalizaron.
- estás bien\, amor.- me pregunto algo preocupado.
- sí.- el beso todo mi rostro con ternura.
-puedo continuar.- me pregunto después de unos segundos.
Yo solo asentí y lo besé, desea que continuara, el dolor fue disminuyendo, luego de unos segundos, su cadera empezó a moverse de forma lenta, pero profunda, era algo incómodo, pero a medida que aumentaba la velocidad, un, sin número de sensaciones llagaban a mí, gemidos incontrolables salían de mi boca, su nombre reinaba entre ellos. Minutos después habíamos llegado al punto máximo. Había sido increíble, no creo que me canse de esto.
...
El amor reinaba entre Claudia y Alejandro, después de entregarse sin medida, se quedaron dormidos, ese sería su nido de amor, en donde se entregarían sin importar el que dirán.
Cerca de las 11 de la noche Alejandro se despertó, estaba algo desorientado hasta que vio a la hermosa chica que dormía entre sus brazos, en ese momento recordó todo lo que había pasado, por fin eres mía, te amo tanto pequeña, pensó, se sentía dicho.
- pequeña\, es tarde.- Alejandro repartía besos en su rostro.
Claudia abrió los ojos lentamente, mientras sus ojos se encontraba con el apuesto hombre desnudo que estaba a su lado.
- qué hora es.- pregunto Claudia\, un poco adormilada.
- las 11 de la noche.
- ¿Qué?- grito ella.- mis padres me van a matar.
Claudia trató de poner de pie, pero sus piernas fallaron, su cadera dolían y su entre pierna estaba incómodo.
- está bien\, amor.- Alejandro la sostuvo y la volvió a recostar en la manta.
- sí\, es solo que me siento algo incómoda.
- Debe ser normal. Por ahora está tranquila\, ya hable con camila\, ella le aviso a tus padres que te quedaras con ella.
- gracias.
Luego de eso, se vistieron, y recogieron el lugar, todo lo dejaron dentro de la choza.
- ahora que haremos- pregunto Claudia.
- Pues lo que más deseo en este momento\, es volver a hacerte mía\, pero no quiero lastimarte\, así que para evitar tentaciones te llevaré con camila.- su voz sonaba seductora\, él la pego a el y la beso\, su hombría estaba despierta Claudia la podía sentir en su vientre.
Claudia también deseaba que le hiciera nuevamente el amor, sentía que se estaba volviendo adicta a Alejandro, pero sabía que él tenía razón, lo que no quería era delatarse, si volver hacer el amor con Alejandro la podría dejar caminando raro. Ese pensamiento le causo risa.
...
Alejandro.
No sé qué decir, me siento el hombre más dichoso del mundo, la mujer con la que había soñado y anhelado por casi 11 años, por fin estaba a mi lado, y lo mejor de todo era que correspondía a mis sentimientos, ahora más que nunca la cuidaré y la atesoraré.
Después de hacerle el amor a mi pequeña. Sentía que algo más había surgido, y era el deseo de protegerla y no separarme de ella, se había entregado ami, me ha entregado su virtud, en esta época ese tipo de cosas han perdido importancia, pero para mí es algo que demuestra la confianza, y el amor.
Quizás suene cursi, pero son escasas las mujeres que se entregan por amor, y esta fue la muestra de amor, más pura que Claudia me pudo dar, debo estar a la altura de ella y cuidarla.