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MADHOUSE

MADHOUSE

Status: Terminada
Genre:Terror / Maltrato Emocional / Médico-paciente / Enfermizo / Romance oscuro / Completas
Popularitas:744
Nilai: 5
nombre de autor: ItZunarxy

𝙱𝚒𝚎𝚗𝚟𝚎𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚊𝚕 𝙰𝚛𝚎𝚊 𝚁𝚘𝚓𝚊, 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚕𝚘𝚌𝚞𝚛𝚊 𝚗𝚘 𝚎𝚜 𝚞𝚗 𝚍𝚒𝚊𝚐𝚗𝚘𝚜𝚝𝚒𝚌𝚘... 𝚂𝚒𝚗𝚘 𝚞𝚗𝚊 𝚜𝚒𝚗𝚏𝚘𝚗𝚒𝚊.
𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚙𝚊𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎𝚜.
𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚒𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘𝚜.
𝚄𝚗𝚊 𝚎𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚎𝚛𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜 𝚜𝚞𝚊𝚟𝚎𝚜.
𝚈 𝚞𝚗 𝚑𝚘𝚜𝚙𝚒𝚝𝚊𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚌𝚞𝚛𝚊, 𝚜𝚒𝚗𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚞𝚖𝚎.
¡𝙲𝚄𝙸𝙳𝙰𝙳𝙾!
𝙰𝚚𝚞𝚒 𝚕𝚘𝚜 𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘𝚜 𝚐𝚛𝚒𝚝𝚊𝚗 𝚎𝚗 𝚜𝚒𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘 𝚢 𝚕𝚘𝚜 𝚎𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚘𝚜 𝚋𝚎𝚜𝚊𝚗 𝚌𝚘𝚗 𝚌𝚞𝚌𝚑𝚒𝚕𝚕𝚘𝚜.
¿𝚀𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚕𝚘𝚜, 𝙺𝚊𝚗𝚐? 𝙴𝚕𝚕𝚘𝚜 𝚝𝚊𝚖𝚋𝚒é𝚗 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎𝚗 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚝𝚎... 𝙰 𝚜𝚞 𝚖𝚊𝚗𝚎𝚛𝚊.
𝙳𝚒𝚜𝚏𝚛𝚞𝚝𝚊 𝚕𝚊 𝚕𝚎𝚌𝚝𝚞𝚛𝚊... 𝙳𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚛𝚊𝚜 𝚒𝚐𝚞𝚊𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚘𝚜.

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Capítulo 18

El arte es un lenguaje silencioso

Algunos lo usan como refugio, otros como arma.

Pero en su esencia, el arte es una manera de hablar sin usar palabras, de plasmar pensamientos que la boca no se atreve a pronunciar. Hay quienes encuentran consuelo en él, en la libertad de expresarse sin temor a ser juzgados.

Otros lo usan como escudo, una máscara de tinta y colores que oculta lo que en verdad sienten y si había alguien en este hospital que entendía la importancia de ocultar lo que sentía, ese era Noah.

Desde el primer día me llamó la atención su manera de moverse en las sombras. No hablaba mucho, pero observaba todo. Estudiaba cada palabra, cada gesto, cada silencio. No era como Jay, que desafiaba abiertamente, ni como Ethan, que disfrazaba sus pensamientos detrás de bromas.

Noah era diferente.

No me enfrentaba, pero tampoco me daba acceso a su mundo. Se mantenía justo en el límite.

Por eso, esta terapia no podía ser convencional.

No podía forzarlo a hablar.

Pero sí podía darle un medio para expresarse.

Y hoy, en la sesión, quería que Noah hablara sin usar palabras.

Allí estaba él cuando entré en la sala de terapia. Sentado en el suelo, con la espalda contra la pared y la mirada vagamente perdida en el techo.

No se molestó en sentarse en la silla frente a la mesa.

No hizo ningún gesto para saludarme, pero tampoco ignoró mi presencia.

Sus ojos me siguieron en silencio cuando dejé sobre la mesa un cuaderno de dibujo, una caja de lápices de colores y un carboncillo negro.

Finalmente, habló.

—¿Dibujar?

Su tono no era desinteresado, pero tampoco mostraba un verdadero entusiasmo.

—Hoy vamos a jugar con sombras y colores.

Noah no pareció sorprendido, pero su mirada se deslizó lentamente hacia los materiales como si estuviera evaluándolos.

—No sé dibujar.

—No es una prueba de habilidad —me senté con calma — no hay reglas, solo expresión.

Noah entrecerró los ojos con ligera sospecha.

—Eso suena como una trampa.

—Depende —ladee la cabeza — ¿a qué le temes más, a la hoja en blanco o a lo que puedas descubrir en ella?

Un destello de algo cruzó su mirada.

No era miedo, pero tampoco indiferencia.

Era algo más profundo.

Sonrió de lado.

—Tienes buenas preguntas, Aerin.

Empujé el cuaderno hacia él con suavidad.

—Elige dos colores, uno para representar tu sombra y otro para representar tu luz —expliqué.

Noah tomó la caja de lápices con lentitud, deslizando los dedos sobre ellos como si no estuviera seguro de cuál elegir.

El tiempo pasó en silencio.

Hasta que, finalmente, tomó uno negro y uno rojo.

—Sombras y fuego —murmuró, casi para sí mismo.

—Interesante elección.

—No es una elección, es un hecho.

Hubo una pausa.

El aire pareció volverse más pesado por un instante, pero no lo presione.

Lo dejé procesarlo a su manera.

Y sin decir nada más, Noah comenzó a dibujar.

Al principio, sus trazos fueron cautelosos.

Parecía dudar de cada línea, como si temiera que la hoja fuera a delatarlo, pero conforme avanzaba, su mano se volvió más fluida, más segura.

No pensaba en lo que hacía, solo dejaba que saliera y lo que salió no fue una imagen clara.

Fue una sombra.

Negra, amorfa, sin forma definida.

Una mancha que parecía expandirse y devorar todo a su paso.

Luego, el rojo apareció.

Pero no como un punto de luz.

El rojo no era un escape.

No era un alivio.

Era violencia.

Líneas irregulares, como grietas en un cristal a punto de romperse. Como algo que estaba contenido dentro de la sombra, tratando de salir a la fuerza.

Después de varios minutos, Noah se detuvo.

Aún sostenía el carboncillo en la mano tiznada, pero su mirada estaba fija en el dibujo, como si no supiera qué pensar de él.

Finalmente, exhaló y empujó el cuaderno hacia mi.

—Terminé.

No apartó la vista del dibujo, pero tampoco lo miró con la misma desconexión de antes.

—¿Quieres contarme qué ves?

Noah ladeó la cabeza con una sonrisa que no llegó a sus ojos.

—¿No es tu trabajo decirme lo que significa?

—No —respondí con suavidad — es mi trabajo ayudarte a descubrirlo por ti mismo.

Hubo un momento de silencio antes de que Noah dejara escapar un suspiro.

Y entonces, lo dijo.

—Es fácil —murmuró — la sombra soy yo.

Me quedé observando la figura oscura. La forma en que parecía crecer sin control, sin límites.

—¿Y el rojo?

—Algo que intenta salir, pero no puede.

—¿Algo... O alguien?

Noah apoyó un codo en la mesa y dejó que su sonrisa se desvaneciera lentamente.

—Aún no decido si soy yo queriendo salir... O alguien tratando de entrar.

El peso de sus palabras quedó suspendido en el aire.

No lo interrumpí.

Sabía que estaba tocando algo profundo.

Algo que tal vez ni él mismo entendía del todo, pero lo importante no era tener respuestas hoy.

Lo importante era que, por primera vez, se había permitido preguntarlas.

—Si pudieras agregar otro color al dibujo, ¿cuál sería?

Noah frunció el ceño.

—No lo sé.

—¿Y si no fuera un color? ¿Si fuera algo más?

Él bajó la mirada hacia su dibujo.

—Tal vez un agujero en el papel.

—¿Un vacío?

—Un final.

No aparté la mirada de él.

—¿Y eso es algo que quieres?

Noah no respondió de inmediato, pero finalmente, levantó la vista y me miró directamente.

—Depende.

—¿De qué?

Sonrió levemente.

—De si alguna vez logro decidir qué hay detrás de la sombra.

Me quedé en silencio por un instante antes de deslizar la caja de lápices hacia él.

—Tenemos tiempo.

Lux bajó la mirada hacia los lápices, luego de vuelta a su dibujo y después de unos segundos, tomó uno azul.

No pregunté por qué.

No era necesario.

Porque, aunque no lo dijera en voz alta, ya había decidido que su historia aún no terminaba.

Cuando la sesión acabó, Noah no se levantó enseguida.

Se quedó observando su dibujo un momento más antes de cerrarlo y empujarlo hacia mi.

—¿Puedo verlo en nuestra próxima sesión?

Él se puso de pie, guardando las manos en sus bolsillos.

—Solo si lo miras con los ojos correctos.

—¿Cuáles son los correctos?

Se inclinó levemente, su tono casi divertido.

—Los que aún pueden ver lo que hay detrás de la sombra.

Y con eso, salió de la sala.

Observé el cuaderno cerrado sobre la mesa y aunque aún no sabía con certeza qué había detrás de la sombra de Noah, sabía que hoy, por primera vez, había decidido que valía la pena averiguarlo.

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Afiq Danial Mohamad Azmir
¡Da más, no te canses!
y0urdr3amb0y
Excelente, es muy bueno.
彡 Misaki ZawaZhu-!
No puedo esperar por el próximo, darnos más, gracias
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