Soy Marcela y jamás creí que algo así me sucedería a mí. fui víctima de traición entre mi novio y mi hermana, lo que me llevó a refugiarme en el alcohol y acostandome con quién menos pensé... mi vida dio un giro inesperado en menos de lo que se espera... Ven y se parte de mí historia...
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Ahora comprendo todo
Mientras estos pensamientos me abrumaban, una voz suave melódica rompió el aire, haciendo que todos volvieran la vista hacia la puerta.
—Por fin estás aqui—
Mi mirada también se fue gracias a esa voz, era una joven de belleza excepcional que entró en el salón, acompañada por un hombre de apariencia igual mente distinguida. Caminaban con suma elegancia, irradiando una majestuosidad que los delataba como miembros de la realeza o nobleza.
Mi sospecha se confirmó cuando la multitud, en un acto de respeto absoluto, inclinó la cabeza y abrieron paso para que la pareja avanzara.
Una cantidad de guardias los escoltaban, reforzando su estatus.
—¡El primer príncipe, Camilo y su prometida Ana!— anunció un sirviente en voz alta.
Todos de inmediato se inclinaron, todos excepto Leandro y yo.
Aún no comprendía del todo esta situación, Pero tenía la certeza de que Leandro, como segundo príncipe y el Lycan más poderoso de todo el reino, no estaba obligado a mostrar reverencia.
—Pueden levantarse—ordenó Camilo con una voz grave y aterciopelada, capaz de encantar a cualquiera.
La multitud obedeció, incorporándose mientras la pareja avanzaba con gracia hacia el podio. Por Los murmullos inquietos que se esparcían entre los presentes, comprendí que era poco común ver reunidos en público a los miembros de la familia real.
Mientras escuchaba los susurros a mi alrededor, mi mente comenzó a divagar en los recuerdos. Recuerdos de aquella noche. Donde los nombres de Camilo y Ana me sonaban demasiado familiares.
Entonces fue cuando todo llegó a mi mente.
La conversación que escuché en el bar de aquellas chicas, aquellas jóvenes que habían hablado sobre la familia real y el reciente compromiso que tenía el reino entero en un estado de celebración.
Ana, la prometida de Camilo.
Y ahora lo más importante, Ella. Ana, la que era la pareja predestinada de Leandro.
Toda esta revelación me golpeó con una fuerza que no puede soportar.
Entonces entiendo que Ana y Leandro estaban enamorados, pero al final, y ya se terminó casando con Camilo el hermano, y el primer príncipe.
Las piezas se encajaron perfectamente en mi mente como un rompecabezas despiadado.
Esto mismo me llegó a recordar la frialdad en el rostro de Leandro aquella noche, y las veces que él me llamó Ana.
Mi estómago se encogió y sentí unas náuseas desagradables.
Entonces ¿Leandro sigue enamorado de Ana?
Miles de goleadas de emociones me envolvieron.
Sentí una mezcla de miedo, inseguridad y angustia. Mi corazón la tía con fuerza descontrolada mientras luchaba por mantenerme firme.
Por un momento pensé, cristiana ya estaba comprometida con Camilo, eso podría significar que Leandro ya la había superado.
Ahogándome en mis pensamientos, sentí como Leandro pasaba una mano por mi cintura rodeándome y atrayéndome a él con fuerza.
Lo sentí más como si me estuviera protegiendo de un gesto inesperado. Y se sintió Como aquella noche.
Levanté la vista y me encontré con sus ojos. Sentí que algo en ellos cambiaron. Siempre lo vi mantener el control absoluto sobre sus emociones, su expresión siempre fue impenetrable, pero ahora…
Podía ver la ira, y no una descontrolada, sino una contenida, que ardía en sus ojos con una intensidad aterradora, y su agarré en mi cintura me lo comprobaba.
Su agarre en mí se intensificó al sentir cada vez más cerca de nosotros a Ana y Carlos.
Tanto que por un momento gemi de dolor.
—Lo lamento— me susurró, aflojando su agarre de mí antes de volver su atención hacia la pareja frente a nosotros.
Me quedé observando la actitud de Leandro, preguntándome por qué dejó perder su auto un control de esta manera.
Y no tardé tanto en encontrar la respuesta, solo me bastó con mirarlo y observar que él miraba fijamente a Ana. Y que ella le sostenía la mirada con la misma intensidad.
Pude notar la conexión entre ambos, lo que me hizo sentir una punzada en el pecho.
Nuevamente, estaba sumergida en un gran dilema, y esta vez se trataba de mi esposo.
Y aunque no quería aceptarlo mi corazón me decía, que esto iba a ser un amor no correspondido, y que no me esforzara en quererlo.
—Hola hermano— saludo Leandro a Camilo con una sonrisa antes de pasar sus ojos nuevamente en Ana. —¿Ahora eres mi cuñada, ¿No?—
De alguna manera, mi Leandro recomponerse antes de que alguien notara su agitación, pero yo sí me di cuenta. Fui la única en ver el fugaz destello de furia en sus ojos al observar a Ana junto a Carlos. Ese detalle me aterrorizó y me entristeció al mismo tiempo.
—Bienvenido hermano— responde Camilo devolviéndole La sonrisa. —Me alegra volver a verte—
—Ya nos estabas preocupando, creíamos que no regresarías— comenta Ana. —La única manera que tuvimos que llamar tu atención, fue poniendo la joya de tu madre en subasta. Espero que eso no te haya molestado—
—Aprecio tu preocupación, pero estuve ocupado— dice al tiempo que me mira. —Esta hermosa mujer aquí presente fue esa causa—
Sentí mis mejillas arder, Pero no eran de emoción, sino porque sabía que él lo decía solo por ella.
—¿Y quién es la bella dama presente?—pregunta Camilo viéndome con curiosidad.
—Su nombre es Marcela—
Sentí con Camilo me estudió un momento antes de reír.
—Así qué encontraste a una dama como yo— bromeo antes de acercarse a mí. —Ven cuñada, dame un abrazo—
Ana parecía genuinamente emocionada de conocerme, no supe cómo corresponder a su entusiasmo, solo pude mostrar una leve sonrisa.
La presencia de Ana y la reacción de Leandro pesan demasiado en mi mente, sofocando cualquier emoción positiva que pude haber sentido al ser presentada como su esposa.
Uno de los acomodadores se acerca a mí y me guían a un salón aparte, mientras Leandro se dirige a realizar el pago del anillo.
—Aquí tiene, señora— dijo una de las acomodadoras con una brillante sonrisa en su rostro, mientras me hacía entrega de una pequeña caja aterciopelada. —El Benedid Venueth—
No supe qué hacer ni qué decir, solo tomé la caja con manos temblorosas y miré a la mujer.
—Gracias— hablé casi en un susurro, puesto que aún me encontraba en shock.
Necesita un poco más de tiempo y aire, para asimilar todo esto.
Y lo más importante de todo.
En lo que se convertiría mi vida de ahora en adelante siendo la esposa del segundo príncipe y el lycan más poderoso del reino.
Leandro.
Las acomodadoras salieron rápidamente, dejándome sola en la sala. Con mis manos aun temblorosas abrí la caja con cautela, observando el anillo que descansaba con elegancia sobre el terciopelo acolchado. Era aún más impresionante de cerca, con sus piedras preciosas raras unidas en un diseño impecable. Es algo único y especial.
Al sacar el anillo para examinarlo mejor, un pequeño trozo de papel doblado llamó mi atención.
Fruncí el ceño tomando el sobre con curiosidad lo desplegué lentamente.
Al leer la nota mi corazón se detuvo por un momento.
...Para mí eterno amor...
Esas letras escritas a mano eran claras e inconfundible.
...Leandro....
y si tiene que luchar para ser feliz qué haci sea ..excelente historia felicidades escritora
ella quiere tener un amor que sea para ella que la quieran a ella ..no le importo el dinero del príncipe ella solo quería una familia que estuviera ahí y darle un buen ejemplo a su hijo que trae en sj vientre ..
y si tienes razón ya no te dejes humillar por nadie quiere a ti misma y sal de ese infierno que estas viviendo ..
excelente historia..que destino le traerá la diosa de la luna ..
Aún está inconclusa, a ver cuándo la termina la escritora.
Éxito.
porque ella es la qur se cuesta con tu novio que ya no lo es ..
mujer abre los ojos por una vez en tu vida no seas tan ingenua...
excelente historia