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Redención Nuestra

Redención Nuestra

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Oficina / Malentendidos / Romance de oficina / Mujer despreciada
Popularitas:384
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Rose estaba decepcionada del sentimiento llamado amor y por mucho tiempo no creyó en el ni lo buscó hasta que se involucró con él.

Silvain James es un hombre de una familia rica y poderosa pero que tenía más suciedad que el desagüe de la ciudad. Tampoco creía en el amor hasta que se involucró con ella.

Ambos terminaron casándose bajo las condiciones y amenazas del abuelo de Silvain. Juntos tienen que lidiar con la familia James y sus intrigas por la herencia de la compañía y riqueza que dejaba en vida el patriarca de la familia.

Entre sus días de casados y evitando los esquemas de esas personas, surge un secreto que podría causar grandes controversias y el fin del amor entre Rose y Silvain.

NovelToon tiene autorización de Koh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18

Silvain regresó del trabajo bastante agotado, sobre todo con la información que acaba de recibir. Se sentía molesto que al final, Julia había sido rescatada mientras la trasladaban, sin embargo, además de desconocerse su paradero, Louis parecía errático. En todo caso, si habían enviado a Julia al extranjero ya no podía localizarla, aun cuando siguiera las pistas, podría haber cambiado de nombre. La impotencia y la rabia lo tenían cansado. Cuando entró en la casa, se encontró la escena de su abuelo y esposa tomando el té, y ni sombra de los sirvientes en ningún lado.

-Hola cariño – saludó Rose con naturalidad, aunque, el tono que usó fue más suave.

-Hola – él se acercó y sin demora le depositó un beso en la frente, luego miró a su abuelo – Buenas tardes abuelo.

-Buenas tardes hijo, te ves mal, ¿no va bien las cosas de la empresa?

-No es eso – no quiso hablar del asunto por el momento – Pero dónde están los sirvientes…

-Es fin de semana – interrumpió Rose – Todos se van a su casa los fines de semana.

Silvain asintió y se disculpó un momento para cambiarse de ropa. Cuando bajó, el té se había acabado y el abuelo parecía tener prisa de retirarse.

-¿Ya te vas? ¿Por qué no te quedas a cenar?

-No, no – el anciano negó, se sentía mal de nuevo, necesitaba tomar su medicina y no quería que ellos vieran su estado lamentable – Quiero descansar temprano y no me gusta dormir en otra cama que no es la mía. Cosa de viejos.

Silvain no le creyó mucho, pero no había mucho que pudiera hacer cuando el anciano se portaba terco. Lo vio marcharse con ayuda del sirviente a su lado y se quedaron solos. Suspiró y no pudo evitar poner sus manos en la cintura de Rose.

La llevó hasta la sala, cerrando la puerta de la casa, quedándose en la comodidad de la intimidad de su casa. Acercó su rostro hasta el cuello de ella e inspiró profundamente, llenado sus pulmones de su aroma a rosas. Y no pudo evitar besar su piel tibia, además de abrazarla y acariciar su cintura y espalda. Pronto escuchó un pequeño gemido de ella y su pequeño amigo saltó feliz, listo para la acción.

Rose no lo evitó, porque ella también extrañaba el aroma y caricias de él, a pesar de que debería descansar más, por el momento solo quería ser amada por los besos de Silvain, así que sin demora, lo miró a los ojos para luego saborear los labios de él. Silvain no estaba en contra y correspondió primero con suavidad, para luego profundizar con ansias y desesperación.

Sin poderlo evitar, arrancó los botones de la blusa de Rose con un solo tirón, dejando al descubierto un sostén de color blanco de encaje, pero no fue obstáculo para bajar la ropa y dejar al descubierto los turgentes pezones, los cuales se llevó a la boca, saboreándolos con su lengua, haciendo que ella se restregara contra él por las sensaciones que le daba.

-Silvain – suspiró ella – Vamos… vamos a la habitación…

-Luego – murmuró aun con el pezón en la boca.

Silvain soltó el pecho de ella y la depositó con suavidad en el sofá ya que ella parecía deshuesada, y difícilmente podría mantenerse en pie. Teniéndola ya en el sofá, y sin nadie en la casa, no tenía por qué ser cauteloso y se quitó el suéter que tenía de un solo tirón por la cabeza.

Rose no pudo evitar mirar el cuerpo bien construido de su esposo, salpicado de pequeños vellos rubios y sin pudor, se sentó para ayudarlo a bajar el chándal de la cinturilla, dejando al descubierto al miembro ya erguido, dejándola con la boca seca. Antes de siquiera intentar tomar un bocado de la hombría de él, fue empujada y despojada de su ropa lentamente, dejando que el aire frío de la casa, erizara cada poro de su piel, aumentando la anticipación de lo que estaba por venir.

El juego previo fue un aperitivo más que bien venido, sintiendo su cuerpo desmadejarse ante el toque de la lengua de él moviéndose entre sus pliegues, además de que sus pechos eran sobados por las manos grandes de Silvain. Rose no pudo contener el or*gasmo o sus jadeos al llegar al clím*ax tan rápido. Pero él no la dejó ir, y continuó bebiendo de su intimidad como si tuviera sed, haciéndola temblar más de dos veces. Cuando sintió que apenas había sobrevivido luego de ese intenso or*gasmo, pronto sintió la invasión de Silvain en su cuerpo.

Fue lento y delicado, llenándola poco a poco, haciéndola ansiar que empezara a moverse, incluso ella se removió inquieta en el sofá.

-No quiero lastimarte – murmuró Silvain a su oído – No hace mucho saliste del hospital.

Besó su hombro desnudo mientras permanecía inmóvil en su interior, sintiendo como su suavidad lo envolvía y apretaba. El sudor perlaba su frente, pero no se movió con ímpetu, no queriendo lastimarla por su brusquedad, sin embargo, ella parecía insatisfecha por su lentitud.

-Pero te quiero ahora, quiero que te muevas – se removió y con ayuda de su brazo, alzó su cabeza y besó la manzana de adán de Silvain – Por favor… cariño…

El murmullo en su cuello lo descontroló y empujó con fuerza su cadera, arrancándole un jadeo a Rose, quien no parecía herida ni dolorosa por su ataque. Entonces aceleró, golpeando su centro una y otra vez, viendo cómo ella se dejaba llevar por la pasión, contagiándolo de ser más grosero.

Alzó las piernas de ella hasta sus hombros y arremetió sin piedad, escuchándose por toda la casa, el chapoteo de sus cuerpos al unirse. Rose sintió que iba a morir de éxtasis porque la posición le hiso llegar demasiado rápido al cielo, cuando ya lo había alcanzado al menos dos veces antes. Cuando se calmó un poco, sintió que Silvain la abrazaba y la hiso sentarse en su regazó, introduciendo de nuevo el miembro aun duro, sintiendo lo profundo que llegaba en su interior. Pero él no le dio tiempo de que se acostumbrara y empezó a moverse, agarrando con fuerza sus nalgas y saboreando sus se*nos con urgencia. Ella echó la cabeza hacia atrás ante el estímulo, dejándose llevar por la fuerza de él, hasta ver de nuevo estrellitas. Besando su boca con hambre, pronto sintió a Silvain tensarse y liberarse dentro de ella con un gruñido.

Permaneciendo lánguida encima de él, sintió los labios de Silvain pasearse por su cuello, chupando su piel, despertando de nuevo la pasión, que continuaron hasta altas horas de la noche.

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