Frontera Roja

Klea sale de la oficina del juez para irse al hospital, quiere ver a su niño, pero en el trayecto hizo una parada en una juguetería. Ella busca un peluche de pelo corto, de todos los peluches exhibidos le gustó mucho el gato blanco con su collar azul.

Alejandro está siguiendo a Klea y con paciencia espera y reanuda su seguimiento, ahora que él está libre totalmente de la tóxica. Tiene vivas las ilusiones de que ella lo va a escuchar, será razonable y se dará la oportunidad de empezar una relación.

Klea llega al hospital, da los datos del paciente y entra, Alejandro presenta su credencial y lo dejan pasar. Él la sigue, con cuidado para asustarla, pero no entra más allá de lo que pueda ser permitido, él es paciente, aprovecha el tiempo para calmar un poco sus nervios, Kader está en su terapia con el psicólogo. La espera desespera, solo pudo esperar unos minutos y tocó la puerta.

-Adelante – contesta Klea.

- Soy yo, Alejandro – habló con voz moderada para que el niño no se asuste.

- ¿Qué hace aquí? – Klea ve con malos ojos la presencia de Alejandro.

- Necesito hablar contigo y me enteré de que aquí está el niño haciendo su terapia. Por eso vine. – su voz suena lo más calmada que pueda.

- ¿Le parece un lugar apto para hablar? – razona con él – Entre usted y yo no tenemos nada de qué hablar. – ella es cortante.

- Necesito hablar, por eso vine. – le suplica.

- Victoria está en prisión, estamos en un hospital, se equivocó de dirección. – lo está botando.

- Estoy disgustado con ella, mi relación con ella fue comercial, pero ella se lo tomó de manera personal y su conducta siempre ha generado problemas. – se sincera con ella.

- ¿Relación comercial? – ese término le suena nuevo.

- Es un decir, lo que pasa es que sus padres quieren fusionar su empresa con la de mi padre, y como los herederos fuimos creciendo, se les ocurrió de juntarnos, que hiciéramos creer a la gente que el motivo de nuestra unión era por amor, pero en realidad era una alianza económica para fortalecer los negocios.

- Con que matrimonio arreglado. Bonita historia para entablar una conversación.

- No es un cuento, acepté por respeto a mi padre, pero no pensé que ella tuviera ese comportamiento tan problemático. La empresa muy pronto pasará a mis manos y la voy a vender. No sé gestionar una empresa, yo solo voy abogado, además no tengo interés en la empresa.

- ¿Vas a vender la empresa de tu padre? – no le suena razonable esa decisión.

- Sí, si la vendo, los Burga no tendrán ninguna posibilidad de renegociación, vender la empresa me libero de todo lo que tuve que soportar por estos años.

- De modo que usted quiere liberarse de todo mal recuerdo.

- Klea, no sabes el gran peso que me has quitado al demandar a Victoria por secuestro de menores.

- Lo hice por Kader, no por hacerle un favor. – ataca  Klea con la mirada fulminante.

- Evitemos los malentendidos. Yo solo quise expresar mi alivio, que siento paz al no tener que seguir soportando a esa.

- ¿Está intentando convencerme de que todo esté tiempo fue por culpa de Victoria?

- Solo quiero ser sincero, a la vez que quiero disculparme por el mal trato que te he dado, estaba intoxicado, como se dice, tenía que seguirle la corriente mientras preparaba mi plan.

- Todo fue una escena, un largo capítulo. – concluye Klea.

- Lamento que haya tomado tanto tiempo. El trabajo seglar era bastante y con las investigaciones iba lento.

- Es verdad que se han presentado momentos muy cargados de trabajo, pero las acciones y consecuencias del pasado no se resuelven con disculpas.

- Me gustaría quedar en buenos términos contigo. – su voz suena quebrada – eres muy buena en el trabajo tanto en la oficina como en el campo.

Klea se dio cuenta del cambio de voz, sintió como la voz calmada se quebró de repente. Luego recuerda como el trato era hostil cuando Victoria hacía de las suyas cuando venía, ella era la discordia. Alejandro ha mostrado un gran cambio de personalidad. Klea ata los cabos.

-Klea ¿Me gustaría hacerte una pregunta? – rompió el silencio de Klea.

- Diga. – le habla sin interés.

- ¿Ya tienes planificado como criar a Kader?

- Me sorprende que usted muestre interés en un migrante, cuando siempre se mostró xenófobo.

- Lo siento mucho. Todo fue por la intoxicación psicológica, perdóname. – su voz se vuelve a quebrar al pedir perdón

Kader llama a su mamá, y le tiende los brazos, mamá lo carga frente a Alejandro.

-La maternidad te asienta – comenta con tristeza, pero camuflada en una sonrisa forzada.

Klea lo nota, ve sus ojos opacos, como si no tuviera vida, también nota como él quiso sonreír, pero un detalle no se le escapa, sus brazos tendidos con rigidez, ella supone que él debe estar haciendo puños y supuso bien. Alejandro siente que sus palabras no convencen a Klea. Ella no quiere ser cruel, pero también es sincera.

-Eso también dijeron mis padres, pero no les creo. Ellos hablan así porque soy su hija…

- No es verdad. – interrumpe Alejandro – te haré una fotografía y verás lo bonita que ves.

Alejandro sacó su celular del bolsillo de su saco, y Kader cambia su posición para ver mejor al hombre que habla con mamá. El flash pareció molestar a los ojos de Kader.

-El niño parece no estar acostumbrado a que le tomen fotos. – sonreír a modo de disculpas. – mira la foto. – le muestra la foto entregando su celular.

Klea se ve en la foto, pero sigue creyendo que es una exageración, Kader se da cuenta que mamá tiene algo en la mano y tiene curiosidad de saber que es, y vio la foto de mamá.

-Mama – señala la imagen de Klea.

Ella devuelve el teléfono a Alejandro.

-Es lo que la gente dice.

- Ahora que eres tutora de Kader hasta su mayoría de edad ¿Cómo harás para criarlo tu sola? Tú sabes que los niños necesitan de una madre y un padre para que tengan una orientación adecuada sobre la familia.

Klea parece entender el asunto, pero intenta ser diplomática.

-Entiendo su preocupación, por el momento me ayudan mis padres, y creo que es mejor así, mi puede ser un modelo de papá para Kader.

Para Alejandro, escuchar esas palabras son como puñaladas, su intento de poder estar cerca de ella se hizo trizas. Su dolor se hizo evidente, bajó la cabeza y se fue, para que continuar si la respuesta es un no. Kader, al ver el hombre irse, le hizo chao con su manita, pero al ser ignorado se puso triste, mamá tuvo que explicarle el por qué.